La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) ha publicado un análisis detallado sobre los siete desafíos principales que enfrenta el sector de salud animal a nivel mundial este año. En este informe se destaca cómo el sector está adaptándose rápidamente ante amenazas establecidas y emergentes que afectan tanto a animales domésticos como silvestres en todos los continentes.
El documento identifica siete áreas críticas de atención. En primer lugar, menciona la resistencia antimicrobiana, con avances notables en países como Tailandia y Noruega, que han logrado reducir significativamente el uso de antibióticos. Cabe destacar que las autoridades europeas publicaron recientemente su nuevo informe de resistencia antibacteriana en el continente, en el que se hizo hincapié en la alta resistencia a antimicrobianos de uso común para patógenos clave como Salmonella y Campylobacter.
Otra de las grandes amenazas que destaca el informe es la influenza aviar, presente en todos los continentes y responsable de la pérdida de más de 300 millones de aves desde 2005.
La OMSA también resalta la importancia de la erradicación de la rabia canina, con miras al año 2030, a través de campañas masivas de vacunación. En España, la vacunación antirrábica canina es obligatoria en todas las comunidades autónomas salvo en Galicia, donde la Organización Colegial Veterinaria viene reclamando un cambio al respecto, como se ha hecho en otras regiones. Por otra parte, cabe recordar que, en lo que va de año, Melilla ya ha detectado tres casos de rabia.
Reseñable es también la mención a la fiebre aftosa, ya que Europa está viviendo este año una expansión de la enfermedad con varios brotes en Alemania -donde ya se ha restablecido el estatus de libre de fiebre aftosa sin vacunación- y en Hungría y Eslovaquia. Desde la OMSA apuntan que esta enfermedad requiere una gestión coordinada mediante vacunas mejoradas y sistemas eficaces de vigilancia.
Asimismo, el documento recoge otras amenazas a las que se enfrentan los servicios veterinarios de todo el mundo en este 2025: la peste de los pequeños rumiantes (PPR), cuya erradicación se intensifica mediante el Programa Global con horizonte en 2030; las enfermedades transmitidas por vectores, en aumento debido al cambio climático -como el serotipo 3 del virus de la lengua azul detectado en Europa-; o la conservación de la fauna silvestre, clave para preservar la biodiversidad y reducir los riesgos de enfermedades zoonóticas.
“El mundo de la salud animal está cambiando rápidamente, y mantenerse por delante de estas tendencias es crucial para los profesionales de todo el campo”, remata la OMSA en señal de advertencia frente a estos siete desafíos.
El análisis subraya además la necesidad de una colaboración sólida entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales e instituciones científicas para abordar estos retos de forma efectiva. Asimismo, destaca la estrecha interconexión entre la salud animal, la salud humana y la resiliencia de los ecosistemas.
Finalmente, el informe señala que el aprovechamiento de tecnologías emergentes y las alianzas estratégicas serán fundamentales para construir un futuro más saludable y sostenible tanto para los animales como para las personas.