Un nuevo informe ha revelado que los incidentes de caza furtiva y tráfico en 18 países hispanoamericanos están aumentando, lo que pone de relieve una amenaza importante para la biodiversidad de la región.
El informe, Delitos contra la fauna silvestre en Hispanoamérica: un análisis de decomisos y casos de caza furtiva (2017-2022), documenta 1,945 decomisos y casos de caza furtiva reportados en los medios durante este periodo, que involucraron a más de 100,000 animales. Desde el inicio hasta el final del periodo de estudio, se puede observar un marcado aumento, de 257 casos en 2017 a 431 casos en 2022.
Este recuento fue encargado por el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, por sus siglas en inglés), y analizó las tendencias en el tráfico ilegal de vida silvestre en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
México, Colombia, Argentina, Perú y Bolivia reportaron las tasas más altas de delitos contra la vida silvestre; solo México representó el 27,9 % de todos los incidentes y el 45 % del total de animales incautados o cazados furtivamente.
Las incautaciones y los incidentes de caza furtiva afectaron al menos a 690 especies diferentes, como tortugas de agua dulce, caimanes, ranas venenosas, periquitos, guacamayos, jaguares, pumas, monos aulladores y monos araña. A pesar de que el comercio de derivados de la vida silvestre es una preocupación importante, los investigadores se sorprendieron de que el 92,5 % de las incautaciones involucraban animales vivos, destinados principalmente al comercio de mascotas que ha ganado popularidad, notablemente a través de las redes sociales. Los reptiles fueron los más comúnmente registrados con el 59 % de los incidentes, seguidos por el 27,5 % de aves, el 9,5 % de anfibios, y el 4 % de mamíferos respectivamente.
Los delitos contra la vida silvestre representan un delito lucrativo, de bajo riesgo y alta recompensa en Hispanoamérica, y los esfuerzos de aplicación de la ley se limitan principalmente a intervenciones reactivas en lugar de proactivas.
El informe también concluyó que, si bien la mayor parte del comercio era oportunista, los traficantes europeos parecían estar apuntando a especies no incluidas en la CITES, ya que las sanciones débiles en la UE para el contrabando de esos animales eran un factor probable. También se identificó el contrabando transfronterizo en la región, mediante el cual los traficantes se aprovechan de las leyes más débiles en los países vecinos.
Las fuentes también identificaron que los grupos del crimen organizado en la región, dedicados principalmente al tráfico de drogas, personas y armas de fuego, se han diversificado en el comercio ilícito de vida silvestre para diversificar sus ingresos. Por ejemplo, las bandas criminales mexicanas supuestamente están vendiendo productos de vida silvestre a comerciantes chinos a cambio de fentanilo y metanfetamina, que los grupos criminales envían al extranjero. También se han observado casos en los que los delincuentes han comprado animales salvajes exóticos y costosos con dinero ilícito, y los han vendido para blanquear dinero.
“Este estudio presenta un panorama alarmante para la vida silvestre en la región. Aunque se registraron 1,945 incidentes, estos fueron los incidentes que se evitaron y sobre los que se informó en los medios de comunicación, por lo que esto solo representa la punta del iceberg. Está claro que la explotación ilegal de estos animales salvajes está muy extendida y existe una necesidad urgente de una acción coordinada para salvaguardar la rica biodiversidad de la región”, explica Polen Cisneros, gerente del Programa de Delitos contra la Vida Silvestre del IFAW.
Si bien la mayor parte de la fauna silvestre objeto de tráfico se mantiene en los mercados nacionales y regionales, el 2,6 % de las incautaciones estaban claramente destinadas a los Estados Unidos, Europa y Asia. Estos envíos incluían con frecuencia especies raras y endémicas, lo que planteaba importantes amenazas a la fauna silvestre vulnerable. Muchas especies que se encuentran en el comercio ilegal están catalogadas como En Peligro o En Peligro Crítico por la UICN, lo que significa que enfrentan un riesgo extremadamente alto de extinción en la naturaleza. Sin embargo, es raro que los artículos detallen toda la cadena de origen, tránsito y destino, lo que sugiere que el verdadero volumen de fauna silvestre objeto de tráfico en el extranjero puede ser mayor que el informado, ya que a menudo no se informa sobre los eslabones críticos de la red de tráfico.
“El aparente aumento de los delitos contra la vida silvestre en la región es una gran preocupación, ya que sugiere una probable escalada de la caza furtiva y el tráfico. Esto no solo significa un inmenso sufrimiento para los animales junto con altas tasas de mortalidad. También corre el riesgo de una propagación de enfermedades zoonóticas, que podrían tener consecuencias devastadoras que se propagarían por todas partes, como hemos visto en los últimos años con COVID-19, SARS, MERS, zika y ébola”, agregó Cisneros.
“Los hallazgos subrayan la importancia de abordar las causas nacionales e internacionales de los delitos contra la vida silvestre, lo que ofrece oportunidades fundamentales para una aplicación más eficaz de la ley y esfuerzos integrales de conservación”, compartió Cisneros.
El informe viene acompañado de un panel de control interactivo en línea, el primero de su tipo, en el que los usuarios podrán interactuar con todos los datos recopilados a través de esta investigación.
Entre sus recomendaciones, el IFAW pide intensificar las acciones para combatir la caza furtiva y el tráfico de fauna silvestre, en consonancia con la Declaración de Lima sobre el Comercio Ilícito de Fauna Silvestre. Esto incluye reconocer la caza furtiva y el tráfico de fauna silvestre como delitos graves, y abordar los delitos contra la fauna silvestre en línea con sanciones y penalizaciones efectivas.