La rabia es una enfermedad causada por virus neurotrópicos del género Lyssavirus de la familia Rhabdoviridae, es transmisible a todos los mamíferos y es casi uniformemente mortal.
La transmisión entre especies ocurre cuando una variante del virus de la rabia infecta a especies no reservorio, lo que provoca la enfermedad. La frecuencia de los eventos de transmisión resulta de una compleja interacción de factores ecoepidemiológicos, genéticos y evolutivos que condicionan la relación específica virus-huésped. La transmisión está impulsada principalmente por la tasa de contacto físico entre especies en lugar de su parentesco. Esta tasa de contacto puede verse afectada por cambios en los patrones de migración de la vida silvestre y el aumento resultante de la abundancia en nuevas regiones, lo que, a su vez, altera las interacciones interespecíficas.
Si bien todos los reservorios de la rabia también son vectores del virus, no todos los vectores funcionan como reservorios. Los gatos, ya sean domésticos, callejeros o asilvestrados, pueden transmitir eficazmente el virus de la rabia (RABV). Sin embargo, no existe una perpetuación de la transmisión de la rabia de gato a gato. En comparación, los perros infectados suelen actuar como el reservorio predominante. Además, no se ha documentado ninguna variante única del virus de la rabia felina.
Aunque la rabia humana transmitida por gatos es poco frecuente, el potencial de trasmisión de mamíferos silvestres a poblaciones de gatos domésticos aumenta el riesgo de transmisión a humanos. Este riesgo se acentúa debido a las conexiones multidimensionales entre humanos y animales dentro de las sociedades.
Según la base de datos SIRVERA (Sistema Regional de Información para la Vigilancia Epidemiológica de la Rabia), en los últimos cinco años, hubo 60 casos de rabia humana en la región de las Américas.
20 % DE VACUNAS DE LA RABIA A GATOS
En este sentido, a pesar de que la Secretaría de Salud en México administra alrededor de 18 millones de dosis de vacuna antirrábica anualmente, 80 % asignadas a caninos y 20 % a gatos, se han reportado tres casos de rabia humana transmitida por gatos en los últimos años: uno en el estado de Quintana Roo en 2004 (RVV3), uno en Nayarit en 2022, y el más reciente en Quintana Roo en 2024 (se detectó RVV5 relacionado con el murciélago vampiro común Desmodus rotundus).
Según el censo de 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la población de mascotas en México ascendió a 80 millones, de los cuales 50 % son perros, 20 % gatos y 30 % otras especies. Esto se traduce en cuatro perros y un gato por cada diez habitantes. Cabe destacar que el estado de Yucatán tiene la tercera población de mascotas más grande a nivel nacional, con 2.074.423 mascotas. De estas, 44 % son perros, 23% son gatos y 33% pertenecen a otras especies.
IMPACTO DEL FACTOR HUMANO
Se cree que las perturbaciones ambientales, como el crecimiento de los asentamientos humanos, la expansión agrícola y la fragmentación del hábitat, influyen en los comportamientos alimentarios y las tasas de infección de las especies de vida silvestre. En la Península de Yucatán, las actividades antropogénicas que provocan la fragmentación del paisaje desempeñan un papel crucial en la restauración ecológica y la preservación de la biodiversidad.
La creciente población de la región ha impulsado la actividad humana a profundizar en la Selva Maya, lo que ha provocado la pérdida de 266.613 hectáreas en las últimas dos décadas a una tasa media anual de deforestación de 12.696 hectáreas. Además, la conversión de tierras forestales en asentamientos humanos de 2001 a 2021 resultó en una tasa media de deforestación de 362 hectáreas al año.
Estos cambios pueden facilitar el movimiento y la introducción de animales a nuevas áreas, lo que, junto con la introducción de posibles huéspedes y patógenos, contribuye significativamente a la aparición de enfermedades infecciosas.
Para abordar los impactos de la fragmentación del paisaje y las actividades humanas en la salud humana y animal, es necesario implementar un enfoque de Una Salud. Por ello, un trabajo realizado por Aurea Mariana Salgado, Irma López Martínez, Nidia Aréchiga Ceballos, José Ignacio Olave-Leyva, Ivonne Morales y Álvaro Aguilar-Setién, ha realizado la caracterización antigénica y genética del RABV aislado de gatos en el estado de Yucatán entre 2003 y 2022. Además, presentaron la distribución espacial y las características del entorno circundante de estos casos.
El número total de casos registrados en gatos del 2003 al 2022 fue de 9, y cada muestra contenía el cerebro y el tronco encefálico de cada individuo.
La caracterización antigénica reveló tres variantes del virus. La muestra más antigua, que data de 2003, correspondió a la variante del virus de la rabia (RVV) 1, la variante canina que circulaba en perros. Entre las muestras positivas obtenidas entre 2017 y 2021, siete (77%) correspondieron al reservorio desconocido de vida silvestre RVV atípico. Además, la muestra más reciente de 2021 correspondió a RVV3, que está relacionado con el murciélago vampiro común (Desmodus rotundus).
GATOS EN LAS PROXIMIDADES DE LAS CARRETERAS
Para obtener información sobre la distribución espacial de los casos de rabia felina, se graficaron a nivel municipal. De los nueve casos, cuatro ocurrieron en Muna, cuatro en Mérida y uno en el municipio de Cuncunul. Tanto Muna como Mérida son áreas predominantemente urbanas, con poblaciones de aproximadamente 12,336 y 995,129 individuos, respectivamente. En contraste, Cuncunul es rural, con una población de alrededor de 1714 individuos.
En este estudio, la mayoría de los gatos infectados se encontraron en las proximidades de las carreteras y fueron rescatados por los residentes, lo que indica que pueden considerarse como gatos que vagan libremente. En cuanto al caso de Cuncunul en 202, los residentes informaron que esta gata tuvo gatitos y había establecido su refugio dentro de las instalaciones de una escuela, donde también buscó refugio junto a otros gatos. En general, “los gatos presentaron síntomas de agresividad, incapacidad para ingerir agua o comida y descoordinación”. Además, en tres casos, hubo informes de ataques a personas y a un perro mascota. Aunque los casos ocurrieron en un contexto urbano, “no se sabe con certeza dónde se infectaron”. Los autores explican que es plausible que el punto de infección haya sido en un entorno más salvaje. Dado que la mayoría de los gatos fueron rescatados, “los casos se detectaron en una localidad urbanizada diferente a su origen, con excepción de los gatos de Muna”.
Por otro lado, un factor importante descubierto y que contribuye a que los gatos se conviertan en vectores potenciales del virus de la rabia es que ninguno de los casos se refería a animales vacunados previamente. Esto se debe “probablemente a su corta edad (entre dos y cuatro meses de media) y a su condición de animales callejeros en el caso de los adultos”.
DIFICULTADES DE VACUNAR A LOS GATOS
En este sentido, explican que vacunar a los gatos es a menudo más desafiante que vacunar a los perros, “debido a las dificultades asociadas con su captura y manejo, que se agravan por su anatomía y temperamento”.
En México, particularmente en ciudades y pueblos provinciales como los de Yucatán, pocos gatos viven confinados en departamentos con contacto regular con sus dueños. La mayoría de los gatos, incluso si son alimentados por sus dueños, “deambulan libremente en jardines o áreas naturales”. A diferencia de los perros, la mayoría de los gatos no toleran collares o arneses, y pocos están acostumbrados a ser transportados en transportadores. Manipularlos con la mano plantea un riesgo de mordeduras y rasguños, y capturarlos al aire libre es a menudo difícil, debido a su capacidad de esconderse en lugares inaccesibles.
Por ello, comprender los mecanismos de adaptación del hospedador y la transmisión interespecies del virus de la rabia sigue siendo una parte importante del objetivo permanente de reducir y eliminar la enfermedad. “Es fundamental adoptar un enfoque de Una Salud para la prevención de la rabia animal. Este debe ser un enfoque interdisciplinario que tenga en cuenta los factores hospedadores, patógenos y ambientales”, indican.
En resumen, “nuestro estudio arroja luz sobre el papel emergente de los gatos como fuente de transmisión del virus de la rabia a los humanos en el estado de Yucatán”. También destacan la importancia fundamental de comprender la dinámica de la transmisión del virus de la rabia e identificar los factores clave con mayor precisión. “Obtener estos conocimientos podría allanar el camino para intervenciones más específicas”.