Trichinella spp. es un nematodo helminto que puede infestar a una amplia variedad de mamíferos, incluido el ser humano, y es el agente causal de la enfermedad parasitaria conocida como triquinelosis. El cerdo doméstico y el jabalí se considera la principal fuente de infección, aunque el parásito también puede encontrarse en otros animales que pueden actuar como hospedadores accidentales. En los animales, la enfermedad suele ser asintomática, pero en los humanos puede causar dolor gastrointestinal, fiebre o dolores musculares, entre otros síntomas. La transmisión humana se produce a través del consumo de carne cruda o poco cocinada que contiene larvas L1 infectivas.
En España, se han descrito los ciclos de vida silvestre y doméstico de Trichinella spp., con cerdos ibéricos y principalmente jabalíes involucrados como reservorios principales en cada ciclo de vida. Sin embargo, debe considerarse que otros mamíferos pueden desempeñar un papel importante en la transmisión, como roedores o animales salvajes.
0.3 % DE JABALÍES POSITIVOS EN ESPAÑA
En la actualidad, este parásito sigue suponiendo una grave amenaza para la salud pública. Según la Unión Europea (UE), en 2022 se documentaron 41 casos humanos. En España, los casos humanos se asocian habitualmente a la ingestión de carne de jabalí cazado. En 2022, 643 de los 212.873 jabalíes analizados (0,3 %) en España dieron positivo durante la inspección de carne, mientras que 2 de los 54.507.190 cerdos de engorde y 0 de los 812.710 cerdos de cría de condiciones de alojamiento no controladas dieron positivo durante la inspección de carne en España. Además, un estudio reciente realizado en jabalíes del sur de España detectó una seroprevalencia media del 6,8 % durante un período de 5 años, con un rango de entre el 3,6 % y el 11,4 %.
La importancia de esta zoonosis hace que sea considerada Enfermedad de Declaración Obligatoria y de Urgencia, tal y como establece la normativa estatal y la normativa autonómica de la Comunidad Autónoma de Andalucía (sur de España). Además, tiene la consideración de Alerta de Salud Pública. Estas consideraciones obligan a que los casos de Triquinelosis en humanos sean notificados.
La detección de larvas de Trichinella spp. es una determinación analítica que debe aportar validez y fiabilidad en su resultado. La exigencia normativa de funcionamiento de los laboratorios de ensayo conforme a la norma UNE/EN ISO 17025 sobre Requisitos generales de la competencia de los laboratorios de ensayo y calibración y su posterior acreditación por un organismo nacional de acreditación (en España, la Entidad Nacional de Acreditación, ENAC) se aborda en el Reglamento (UE) 2017/625 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo. Este reglamento se ocupa de la designación de laboratorios oficiales, estableciendo que las autoridades competentes solo podrán designar un laboratorio oficial que funcione conforme a la norma UNE/EN ISO 17025 y esté acreditado en consecuencia por un organismo nacional de acreditación. Por tanto, la acreditación es un requisito para la inspección de Trichinella spp. No obstante, los laboratorios cuya única actividad consista en la detección de Trichinella spp. en carne podrán estar exentos de acreditación si están bajo la supervisión de la autoridad competente. Así, las actividades realizadas en los laboratorios internos de los establecimientos donde se realiza la detección de Trichinella spp., que requieren de análisis y evaluación continua por parte de la autoridad competente, los eximen de la acreditación.
La implementación de prácticas de aseguramiento de la calidad en los laboratorios que realizan investigaciones sobre Trichinella spp. es un tema clave para su control. En 2019, la Comisión Internacional de Triquinelosis recomendó la implementación de prácticas en todo el sistema para asegurar la calidad. Sin embargo, cada estado miembro de la UE es responsable de implementar los estándares mínimos requeridos en términos de aseguramiento de la calidad, considerando los requisitos de la normativa. La evaluación de un sistema de gestión de la calidad (SGC) incluye diversos aspectos como la capacitación del personal, los procedimientos de diagnóstico, el control de equipos y materiales y el mantenimiento de registros de documentos, entre otros. Además, para la efectividad de la detección de Trichinella spp. en carne, es esencial el monitoreo continuo de cada punto crítico de control.
Para promover prácticas excelentes encaminadas a garantizar la seguridad alimentaria, en 2011, las autoridades competentes de la Comunidad Autónoma de Andalucía desarrollaron un SGC basado en la norma EN ISO/IEC 17025 y lo aplicaron a algunos laboratorios de mataderos y establecimientos de manipulación de carne de caza donde se realizaban ensayos para Trichinella spp.
ANÁLISIS DE DISTINTAS VARIABLES DE RIESGO
El objetivo de un estudio elaborado por José Villegas Pérez, Francisco Javier Navas González, Salud Serrano y Leandro Buffoni de la Universidad de Córdoba, y Fernando García Viejo de la Junta de Andalucía, fue realizar un análisis retrospectivo de la implantación del SGC aplicado a mataderos y establecimientos de manipulación de carne de caza del sur de España, para determinar cómo las desviaciones de los procedimientos estándar influyen en el nivel de riesgo y evaluar el riesgo potencial que estas prácticas pueden conllevar.
Los datos se recopilaron durante las auditorías oficiales de mataderos y establecimientos de manipulación de caza en 18 empresas ubicadas en las provincias de Córdoba y Sevilla durante un período de 6 años. Analizaron diferentes tipos de variables que no cumplían con los procedimientos estándar requeridos. Estas variables se definieron como “desviaciones” y abordaron todos los aspectos realizados durante el diagnóstico de Trichinella dentro del alcance de un SGC, incluidos los requisitos técnicos y de gestión.
El análisis mostró que algunas desviaciones sí afectaron significativamente el nivel de riesgo. Por ejemplo, se observó un aumento significativo en el nivel de riesgo de procedimientos que involucraban la información técnica y de prueba. Del mismo modo, “los procedimientos que afectan a equipos, materiales y reactivos también mostraron un impacto significativo en el nivel de riesgo”.
Respecto a las desviaciones que afectan a registros, formatos y otros documentos, no se detectaron diferencias significativas, lo que indica una falta de influencia en el nivel de riesgo. No obstante, el influjo de la cualificación y formación de la persona implicada en la realización de la técnica y/o la interpretación del resultado fue notable. Por lo general, los veterinarios son los encargados de llevar a cabo el procedimiento de prueba obligatorio en los laboratorios internos. En el contexto de las prácticas de garantía de calidad incluidas en un SGC, “una actividad de formación previa de estos profesionales altamente cualificados debería permitirles cumplir los estándares mínimos requeridos. Además, el rendimiento de los laboratorios depende de la experiencia del personal”, indican los autores.
CLASIFICACIÓN DE LABORATORIOS
Los resultados de este estudio sugieren que “nuestro modelo puede utilizarse para evaluar el nivel de riesgo de los establecimientos que participan en la cadena de suministro de alimentos”. Una clasificación de los laboratorios basada en el nivel de riesgo “puede convertirse en una herramienta de toma de decisiones para la autoridad de salud pública competente en materia de gestión de la calidad de los alimentos en el contexto de las partes interesadas públicas y privadas”.
En resumen, esta investigación encontró que las desviaciones de los requisitos técnicos con respecto a la técnica y la información de los ensayos, como la realización incorrecta de pruebas o cálculos o el incumplimiento de los procedimientos técnicos, aumentaron significativamente las diferencias en los niveles de riesgo. Estos errores “comprometen la confiabilidad del resultado y pueden ser cuestionadas al realizar la prueba o los cálculos necesarios de manera incorrecta, o sin seguir las instrucciones indicadas, o al no seguir el procedimiento técnico actual de la prueba”. Concretamente, las desviaciones que comprometen el control de calidad fueron responsables de 1150 veces las diferencias en los niveles de riesgo, lo que sugiere que su detección puede ser fundamental para la determinación del riesgo. Este estudio también destaca “la importancia de implementar sistemas de gestión de calidad para aumentar la garantía de calidad en las políticas y metodologías de control”, sentencian.