Publican las guías de fluidoterapia en pequeños animales

La fluidoterapia es un pilar de la clínica veterinaria, desde la prescripción de líquidos subcutáneos para el paciente con enfermedad renal felina, hasta el apoyo al cachorro deshidratado con parvovirus, el tratamiento del perro con enfermedad de Addison en crisis o la administración de líquidos durante la anestesia. Determinar qué tipo de líquidos seleccionar, cuánto administrar y durante cuánto tiempo en ocasiones puede ser un desafío.

Recientemente, la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales ha publicado las pautas para la terapia con fluidos en perros y gatos de 2024.

Estas pautas, según indica la organización, no solo brindan un repaso detallado de los principios básicos de la fluidoterapia, sino que también guían al veterinario a través de una variedad de escenarios comunes en los que se utilizan fluidos, desde la anestesia hasta la reanimación y el tratamiento del paciente enfermo.

Existen muchas opciones de fluidoterapia y las pautas de fluidoterapia pueden ayudar al veterinario a seleccionar la mejor para cada paciente en particular. Pero decidirse por un enfoque terapéutico es solo el primer paso. “Es necesario un control constante para evitar complicaciones y garantizar los resultados terapéuticos deseados”, agregan.

TRES CONCLUSIONES
 

La guía explica que cada compartimento de líquido corporal (intracelular, intersticial e intravascular) puede requerir una prescripción de líquido diferente adaptada a las necesidades individuales de cada paciente.

Asimismo, añade que no existe una única dosis de líquidos que sirva para todos. “El uso de una dosis de líquidos uniforme (como “el doble de la dosis de mantenimiento”) para todos los pacientes, independientemente de su afección, puede provocar efectos secundarios perjudiciales”.

Igualmente, instan a que “no se sobrecargue”. La sobrecarga de líquidos es una complicación potencialmente mortal y suele deberse a la administración excesiva de líquidos. “No existe un tratamiento que garantice su eficacia, por lo que prevenir la sobrecarga de líquidos salva vidas”.

DOS ACCIONES

Respecto a las acciones concretas, resumen la importancia de evaluar el equilibrio de líquidos del paciente a intervalos regulares. A medida que el estado clínico del paciente progrese, “ajuste la prescripción de líquidos en función de las necesidades actuales, la respuesta al tratamiento y la evolución de la enfermedad”.

Del mismo modo, animan a que se elija una vía de administración de líquidos según la gravedad del déficit de líquidos y la capacidad del paciente para tomar líquidos por vía oral o mediante una sonda de alimentación. “La hipovolemia siempre requiere la administración de líquido por vía intravenosa o intraósea”, matizan. No obstante, la deshidratación se puede corregir mediante la administración de líquidos por vía intravenosa, subcutánea o enteral, o una combinación de estas vías.

UNA COSA QUE NUNCA SE DEBE OLVIDAR

Por último, aclaran que los líquidos son medicamentos que se prescriben a los pacientes y, como cualquier medicamento, “deben utilizarse de forma que se logren los objetivos terapéuticos y se minimicen las complicaciones”.