En los últimos años, se ha visto incrementado el interés en la investigación de probióticos en rumiantes ya que son considerados como una alternativa al uso de antibióticos. Los probióticos han sido propuestos como suplementos que pueden incrementar la producción y mejorar la salud de los rumiantes, en general. La FAO/WHO los define como “microorganismos vivos que confieren efectos beneficiosos para la salud del hospedador, cuando son administrados en cantidades adecuadas”. Su modo de acción puede ser por exclusión de micoorganismos patógenos o perjudiciales por competición del mismo nicho o puede ser a través de la estimulación directa de las células inmunitarias a nivel de mucosas. Además, la administración de probióticos se ha propuesto como medida para incrementar la eficacia de ciertas vacunas utilizándolos en terapias combinadas.
En este contexto, en el Departamento de Sanidad Animal del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario ha llevado a cabo un estudio en el que se ha comparado el efecto de la administración de una bacteria probiótica (Dietzia) en solitario y en combinación con una vacuna inactivada de paratuberculosis, y la vacunación en solitario frente a la infección con Mycobacterium avium subsp. paratuberculosis (Map) en un modelo de infección establecido en conejos.
Así, se ha visto que la vacuna de paratuberculosis produce una fuerte respuesta humoral, un entrenamiento de los neutrófilos frente a estímulos homólogos (Map) y heterólogos (otros patógenos diferentes a Map), una estimulación de citokinas pro-inflamatorias por parte de los macrófagos de tejido linfoide asociado a intestino (GALT) y una reducción de carga de Map en GALT. Sin embargo, la administración del probiótico tras la vacunación no estimuló la actividad de los neutrófilos, incrementó la demanda metabólica y suprimió las citokinas pro-inflamatorias a pesar de mantener respuesta humoral y baja carga bacteriana, similar a la observada en los animales que únicamente recibieron la vacuna. Por último, el probiótico por sí solo no aumentó la respuesta humoral, ni la actividad de los neutrófilos y la carga de Map en GALT, mostró ser más elevada incluso que en el control de infección sin tratamiento.
Como conclusión los autores extraen que el probiótico fue capaz de modificar la respuesta inmunitaria impidiendo la eliminación de la infección y afectó a la respuesta de los neutrófilos tras la vacunación. Este estudio, por lo tanto, demuestra que la administración de un probiótico puede modular las rutas de respuesta inmunitaria activadas por la vacunación y/o infección e incluso empeorar los efectos de la infección, subrayando la importancia de verificar todas las combinaciones de tratamiento en el contexto específico de cada agente infeccioso y especie animal.