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Revisan el manejo de la pancreatitis en perro: nutrición temprana, y evitar AINES y antibióticos
EDICIÓN

Revisan el manejo de la pancreatitis en perro: nutrición temprana, y evitar AINES y antibióticos

Los autores han recopilado las últimas novedades en el manejo de la pancreatitis aguda en perros, explicando la eficacia del nuevo fármaco y el uso de “terapias controvertidas”
Perro vete
La pancreatitis aguda se asocia con un inicio agudo y un empeoramiento de los signos clínicos.

La pancreatitis es común en perros y puede ser aguda o crónica, y algunos casos muestran evidencia de ambos patrones de enfermedad, que probablemente representa una enfermedad aguda o crónica. La pancreatitis aguda se asocia histológicamente con infiltración neutrofílica y, en casos graves, necrosis pancreática. La pancreatitis aguda es potencialmente reversible.


Por el contrario, la pancreatitis crónica se asocia con infiltración plasmocítica linfocítica y cambios irreversibles con atrofia acinar y fibrosis. Se ha informado que casi dos tercios de los casos de pancreatitis son crónicos. Clínicamente, la diferenciación entre pancreatitis aguda y crónica no es posible, pero los casos crónicos suelen ser subclínicos o leves y a menudo permanecen sin diagnosticar.


La pancreatitis aguda se asocia con un inicio agudo y un empeoramiento de los signos clínicos y, si es grave, con complicaciones sistémicas y una morbilidad y mortalidad significativas. La diferenciación clínica entre pancreatitis aguda y crónica es difícil y requiere confirmación histopatológica. La designación preferida es la denominación pancreatitis de inicio agudo (PA), que se refiere a casos en los que los signos clínicos aparecen repentinamente.


El diagnóstico de pancreatitis es un desafío, pero existe un acuerdo general en que el diagnóstico óptimo se logra integrando los hallazgos clínicos, de imagen y clínico-patológicos. Se ha informado que la medición de la concentración de lipasa pancreática en suero representa el parámetro clínico-patológico más sensible y específico para el diagnóstico de PA en el perro.


Hasta hace poco, el tratamiento de la PA era principalmente sintomático y de apoyo, incluida la identificación y el tratamiento de la causa de la enfermedad, la fluidoterapia, el reconocimiento y el tratamiento de las complicaciones, los antieméticos, los analgésicos, el apoyo nutricional y los estimulantes del apetito.


Al mismo tiempo, los antibióticos, los agentes antiinflamatorios, los supresores del ácido gástrico, el plasma fresco congelado y la cirugía pancreática no se consideran en general como tratamiento estándar de la PA en perros o personas. Estas últimas terapias tienen indicaciones específicas para su uso.


Recientemente, el primer agente terapéutico específico, fuzapladib sódico, está disponible para el tratamiento de la PA en perros.


Con el objetivo de mejorar el manejo de la pancreatitis aguda en perros, un equipo de investigadores ha realizado una revisión donde han recopilado las últimas novedades en el tratamiento de la enfermedad.


Esta revisión narrativa fue preparada por un grupo internacional de expertos en el campo sobre la base de evidencia científica. También han incluido hallazgos de otras especies, reconociendo al mismo tiempo que existen diferencias específicas de cada especie que pueden impedir la transferencia directa de datos de otras especies a los perros.


FACTORES DE RIESGO Y POSIBLES COMPLICACIONES


Si bien la mayoría de los casos de PA en perros se consideran idiopáticos, se han identificado varios factores de riesgo de PA, incluidos factores dietéticos, fármacos/toxinas, endocrinopatías, trastornos lipídicos, factores diversos y diversas predisposiciones raciales o factores hereditarios.


En cuanto a los fármacos, por ejemplo, los autores comentan que “se debe obtener un historial farmacológico cuidadoso y, si el perro está tomando algún medicamento que se considere una causa potencial de pancreatitis aguda, se deben considerar opciones alternativas”.


Respecto a las posibles complicaciones, comentan que la pancreatitis de aparición aguda en perros puede variar desde una enfermedad leve y autolimitada hasta una enfermedad grave con complicaciones locales y/o sistémicas. Las complicaciones locales observadas con AP en personas y perros incluyen “necrosis pancreática, acumulaciones de líquido pancreático, obstrucción del conducto biliar extrahepático asociada a pancreatitis, enfermedad tromboembólica regional y dismotilidad gastrointestinal”, mientras que las complicaciones sistémicas incluyen neumonitis/neumonía por aspiración, coagulación intravascular diseminada, lesión renal aguda o lesión cardíaca.


Los autores han aclarado varios puntos sobre este tema, comentando por ejemplo que “si bien la miocarditis en perros con pancreatitis grave no puede tratarse específicamente, las arritmias cardíacas deben tratarse a medida que ocurren”. En cuanto a la coagulación intravascular diseminada, añaden que “es importante que el veterinario reconozca los signos de este problema y considere iniciar una terapia antitrombótica”.


ANTIEMÉTICOS, ANALGÉSICOS Y SOPORTE NUTRICIONAL


La revisión ha recopilado las distintas modalidades terapéuticas frente a la pancreatitis aguda en perros. El primer matiz explicado es que “el vómito es el signo clínico más común de PA en perros”. Por tanto, “el control de los vómitos mejora la calidad de vida, previene una mayor deshidratación por la pérdida de líquidos a través de los vómitos y permite un retorno temprano al soporte nutricional enteral que se considera crucial para el resultado en pacientes con enfermedad grave”. Repasando las opciones farmacológicas, indican que “la metoclopramida sólo tiene propiedades antieméticas mínimas y no se recomienda como antiemético en perros con PA”.


En lo referente al manejo del dolor, los opioides generalmente se utilizan como agentes de primera línea y los “AINE se suelen evitar debido a la preocupación por sus efectos adversos gastrointestinales y la frecuencia de hipovolemia/deshidratación y el riesgo asociado de daño renal agudo”.


Por otro lado, celebran el papel de la nutrición en la pancreatitis ha avanzado significativamente en los últimos años. Los autores recomiendan la nutrición enteral temprana en perros con pancreatitis. Se puede fomentar la ingesta de alimentos por vía oral proporcionando analgesia y antieméticos adecuados, utilizando múltiples texturas de alimentos y calentando los alimentos para aumentar la aceptación. “Si los animales no comen en un plazo de 3 días (incluido el período prehospitalario), se debe realizar una nutrición enteral asistida”. Como alternativa, proponen intentar una prueba breve con un estimulante del apetito, como capromorelina o mirtazapina, aunque “el éxito con este enfoque es mínimo”.


TERAPIA ANTIINFLAMATORIA, UN NUEVO FÁRMACO


Se ha establecido que la progresión de la pancreatitis está directamente relacionada con la inflamación y los agentes antiinflamatorios pueden tener efectos beneficiosos en perros con PA. Los autores recuerdan que, en los perros, “los AINE pueden causar úlceras gástricas y provocar toxicidad renal aguda en pacientes deshidratados e hipovolémicos”. Por lo tanto, los “AINE no deben administrarse de forma rutinaria a pacientes caninos con pancreatitis”.


La revisión también habla del nuevo fármaco aprobado para tratar la enfermedad. Fuzapladib sódico es un inhibidor del antígeno tipo 1 asociado a la función leucocitaria que previene la extravasación de neutrófilos de los lechos capilares. Se ha demostrado que tiene una expectativa razonable de eficacia en un estudio piloto en perros con AP.


Los investigadores se hacen eco de un reciente ensayo clínico, controlado con placebo, en el cual fuzapladib sódico administrado en una dosis de 0,4 mg/kg IV durante 3 días consecutivos produjo una mejoría clínica significativamente mayor durante el período de tratamiento de 3 días que el tratamiento con un placebo.


Otro aspecto tratado en la revisión ha sido las denominadas “terapias controvertidas”, como la administración de supresores de ácido gástrico o inhibidores de la proteasa, o el uso de antibióticos.


Sobre esto, comentan que “no se recomienda la terapia con antibióticos de rutina y no discriminada a menos que exista una alta sospecha o documentación de una infección bacteriana”.


En resumen, comentan que se necesitan más ensayos clínicos aleatorios multicéntricos sobre el tratamiento de la PA en perros, “pero son un desafío debido a la gran variabilidad de las presentaciones clínicas y la rápida progresión en muchos pacientes”.


Más específicamente, demandan estudios para determinar el contenido ideal de grasa y potencialmente otros factores nutricionales de las dietas administradas a perros con la enfermedad. “También se necesitan trabajos que evalúen la utilidad clínica de los corticosteroides, y la eficacia clínica de fuzapladib en perros con PA debe confirmarse en estudios adicionales”, sentencian.

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