"La historia de la gallina criolla colombiana se remonta a siglos de tradición y adaptación en las comunidades rurales de Suramérica. Estas aves han formado parte integral de la vida en el campo, proporcionando no solo huevos y carne sino también siendo símbolo de la biodiversidad cultural", destacan desde la Universidad Nacional de Colombia.
Sin embargo, desde hace más de un siglo, las razas mejoradas y líneas comerciales que ingresaron al país desde la década de 1960 han desencadenado la pérdida de la diversidad genética y la amenaza de cruces que podrían eliminar por completo sus cualidades distintivas.
A raíz de estas preocupaciones, dos estudiantes de Zootecnia del Semillero de Investigación Gallina Criolla Colombiana: Rescate y Recuperación, de la UNAL Sede Palmira, analizaron más de 200 huevos recolectados en el Resguardo Indígena de Chiles, en el municipio de Cumbal (Nariño), y en la comunidad de campesinos de San Sebastián (Cauca), para estudiar la diversidad racial y proponer soluciones para conservar las razas avícolas autóctonas.
Junto con el profesor Néstor Fabio Valencia Llano, quien desde hace más de una década identificó las 12 razas existentes en el territorio nacional y las dio a conocer en el libro La gallina criolla colombiana, propusieron 5 indicadores fundamentales para evaluar en el Laboratorio Agropecuario Granja Mario González Aranda de la Sede Palmira, en donde los huevos se incubaron artificialmente hasta su posterior nacimiento y estudio.
El primer indicador tuvo por objetivo evaluar la conservación racial; el segundo, de diversidad interracial, midió el número de ejemplares que conservan características específicas de cada raza; el tercero consideró variedades no especificadas que se generan por cruces dentro de las comunidades; el cuarto unificó la diversidad racial y las variedades no especificadas para obtener una visión global de la diversidad genética; y el quinto, “intromisión de aves no criollas”, detectó la presencia de aves comerciales que se han cruzado con las criollas.
El análisis reveló preocupantes niveles de intromisión genética, que se refieren a cuando los genes de una raza diferente se introducen en la población original alterando sus características distintivas. De los 115 huevos recolectados en el Resguardo, 16 (14 %) de las aves no eran criollas, mientras que de los 103 huevos de Cauca, este porcentaje alcanzó el 22 % (23 gallinas), lo que evidencia la urgencia de adoptar medidas de conservación.
Además encontraron diferencias en la diversidad racial entre las diferentes comunidades, destacando la necesidad de aplicar estrategias de preservación adaptadas a cada contexto específico. Uno de los hallazgos más preocupantes fue la baja presencia de ciertas razas menos comunes, lo que sugiere su posible extinción.
“El hecho de que por cada 100 gallinas, 14 o 23 no sean criollas, ya es delicado, porque al cruzarse van diluyendo la genética. Lo otro es que el indicador de diversidad interracial y variedades no especificadas debe ser 100 y en el Resguardo Indígena nos dio 86,7 y en Cauca 77,9, resultados que alertan sobre la necesidad de trabajar el aspecto sociocultural ya que posiblemente los conocimientos ancestrales se han ido perdiendo”, explica el profesor Valencia.
A partir de los resultados, las estudiantes Joselín Chiles y Deisy Joaqui proponen involucrar a las comunidades rurales en el proceso de conservación a través de programas de educación y capacitación. También recomiendan mantener las aves comerciales en corrales separados para evitar la pérdida de pureza genética.
Estudio alerta sobre el riesgo de extinción de las gallinas criollas. Fotos: profesor Néstor Valencia.