El síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS) es una enfermedad viral que ha generado una considerable preocupación en la industria mundial porcina debido a su impacto en la productividad. Esta afecta a los cerdos y a los jabalíes, y se caracteriza por un periodo de incubación de cuatro a siete días, durante el cual los animales presentan síntomas como anorexia y fiebre.
Los efectos en las granjas porcinas son diversos y van desde un aumento en las repeticiones de celo en las hembras hasta abortos tardíos, disminución de la fertilidad y un incremento en el número de cerdos momificados, nacidos muertos y débiles, por lo que la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) la considera como una enfermedad de declaración obligatoria.
El virus se transmite de diversas formas, incluyendo el contacto directo entre animales infectados, la transmisión por semen e incluso por aerosoles en el ambiente. Además su presentación clínica es variable, lo que dificulta su diagnóstico y tratamiento. En granjas infectadas se pueden observar cuadros clínicos que van desde casos graves de mortalidad hasta síntomas leves.
Esta situación ha llevado a los porcicultores a enfrentar grandes pérdidas económicas y a establecer que es urgente encontrar soluciones efectivas para controlar la incidencia de la enfermedad, ya que la erradicación total conllevaría medidas extremas que incluyen la interrupción completa del sistema productivo y una prolongada cuarentena, lo cual resulta inviable.
A partir de esta problemática, el zootecnista Daniel Felipe Bejarano García, candidato a magíster en Administración de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, propone una serie de estrategias para mitigar el impacto del PRRS. “Las estadísticas dan cuenta de una prevalencia de la enfermedad de 85 % en algunas regiones del país, pese a los esfuerzos por reforzar medidas de bioseguridad, ya que el virus se sigue propagando fácilmente”, afirma.
Para comprobar la eficacia de su iniciativa, en 2020 trabajó con dos granjas porcinas del Valle del Cauca con similitudes en cuanto al ambiente y la cantidad de hembras. Primero realizó un estudio cuantitativo-comparativo de los resultados obtenidos, mediante el cual evidenció una afectación considerable de una granja con respecto a la otra.
Con la aplicación de las estrategias se alcanzó una reducción del 2 % en la mortalidad y una mejora de 3,5 % en el precio de los animales, además de un aumento del 15 % en la productividad general de las granjas.
¿CÓMO LO HIZO?
La propuesta del candidato a magíster incluye medidas preventivas y terapéuticas, entre ellas la implementación de técnicas de aspersión del medicamento para reducir la carga bacteriana en el ambiente. Se trata de un método innovador y pionero ya que el PRRS compromete el sistema inmunológico de los animales y los hace más susceptibles a otras patologías.
“Reduciendo la presencia de agentes patógenos en el entorno se busca no solo minimizar la incidencia de enfermedades adicionales, sino también mejorar la salud general de los cerdos, y en consecuencia su rendimiento productivo”, explicó el zootecnista Bejarano.
Además implementó el uso de broncodilatadores para mejorar la función pulmonar de los cerdos afectados por el PRRS, ya que esta enfermedad conlleva problemas respiratorios significativos. El tratamiento dirigido a ampliar las vías respiratorias y facilitar la respiración puede tener un impacto positivo en la salud y el bienestar de los animales, como una mayor ingesta de alimentos, un comportamiento más activo y un mejor rendimiento en los partos.
El aumento continuo en la demanda de carne de cerdo y el crecimiento del sector porcino en Colombia son factores clave para abordar estos desafíos de manera efectiva para garantizar la sostenibilidad de la industria a largo plazo.
El profesor Elban Ramírez, de la Facultad de Ingeniería y Administración, dirigió el desarrollo del proyecto de investigación.