Investigadores de la Universidad de Florida, en colaboración con múltiples agencias, han publicado el caso de un delfín mular de Florida al que se le ha encontrado el virus de la gripe aviar altamente patógena (HPAIV).
El informe de este descubrimiento, que supone el primer hallazgo de HPAIV en un cetáceo en América del Norte, se documenta desde la respuesta inicial por parte del equipo de rescate de animales marinos de la universidad ante el hallazgo, en el año 2022, de un delfín angustiado en el condado de Dixie (Florida) hasta la posterior identificación del virus a través de muestras cerebrales y tejido obtenidos en un examen post mortem.
Los análisis realizados inicialmente en el laboratorio de diagnóstico de medicina zoológica de la universidad descartaron la presencia de otros agentes potenciales involucrados en la enfermedad del delfín, mientras que el Laboratorio de Diagnóstico de Enfermedades Animales Bronson del estado en Kissimmee, Florida, verificó la presencia del virus HPAI tanto en el pulmón como en el cerebro.
Estos resultados fueron confirmados por el Laboratorio Nacional de Servicios Veterinarios en Ames, Iowa, que caracterizó el subtipo del virus y el patotipo. Se confirmó asimismo que el virus era el virus HPAI A (H5N1) del clado HA 2.3.4.4b. El análisis de tejido posterior se realizó en el laboratorio mejorado de Nivel de Bioseguridad 3 del Hospital de Investigación Infantil St. Jude en Memphis.
Allison Murawski, D.V.M., una antigua pasante del programa de medicina de animales acuáticos de la Universidad de Florida, fue la primera autora del estudio y desarrolló un informe de caso sobre el delfín como parte de su proyecto de investigación. Viajó a Memphis y trabajó estrechamente con Richard Webby, Ph.D., quien dirige el Centro Colaborativo de Estudios sobre la Ecología de la Influenza en Animales y Aves en St. Judas y quien fue el autor correspondiente del artículo.
El laboratorio de Webby investiga casos de influenza aviar en muchas especies y fue clave para determinar dónde pudo haberse originado el virus, qué características o mutaciones únicas del ARN estaban presentes que podrían sugerir su capacidad para infectar a otros mamíferos y cómo se podría rastrear el virus desde esta fuente.
Para ello, los investigadores secuenciaron genomas de aves locales y analizaron virus aislados de poblaciones de focas del noreste. “Todavía no sabemos de dónde sacó el delfín el virus y hay que investigar más”, advirtió Webby.
“Esta investigación fue un paso importante en la comprensión de este virus y es un gran ejemplo donde la casualidad se une a la curiosidad, teniendo que responder al por qué y luego ver cómo los múltiples grupos y experiencia llevaron esto a una fantástica representación de la excelencia colaborativa”, comentó Mike Walsh, D.V.M., profesor asociado de salud de los animales acuáticos, quien se desempeñó como mentor docente de Murawski.