La neoplasia de la glándula mamaria representa uno de los diagnósticos de cáncer más comunes en ginecología de perras, y la mitad de ellos son malignos en perras intactas. La extirpación quirúrgica del bulto y los tejidos asociados representa la terapia de referencia para este tipo de neoplasia en perros y se considera la única intervención capaz de controlar el cáncer local, aparte del carcinoma inflamatorio o la presencia de metástasis a distancia. Como otro procedimiento quirúrgico, la mastectomía no está exenta de complicaciones. Las complicaciones posquirúrgicas pueden incluir formación de seroma, dehiscencia e infección de la herida, necrosis de la piel, automutilación, edema de las extremidades posteriores y recurrencia del tumor.
La migración de la flora microbiana cutánea normal es la ruta más común de infección del sitio quirúrgico (ISQ) para muchas cirugías, incluidas las relacionadas con las glándulas mamarias. En este sentido, las técnicas de preparación, limpieza y desinfección de la piel tienen como objetivo reducir o eliminar el riesgo de transmigración de la flora bacteriana residente y transitoria en el sitio de la herida, reduciendo así las tasas de ISQ y el consumo relacionado de medicamentos antimicrobianos.
Por otra parte, cortar el cabello y frotar la piel son prácticas que se consideran obligatorias para reducir el riesgo de que entren bacterias en el sitio quirúrgico y prevenir la infección del sitio quirúrgico.
El riesgo de desarrollar una ISQ depende en gran medida del grado de contaminación de la herida con bacterias exógenas. La preparación preoperatoria eficiente de la piel del paciente y la técnica quirúrgica utilizada pueden reducir el número de contaminantes de la herida. Sin embargo, debe reconocerse que los signos clínicos de infección pueden desarrollarse hasta 14 días después de la operación. En este punto, los pacientes a menudo ya han sido dados de alta y, por lo tanto, los clientes deben poder realizar el tratamiento posoperatorio en casa.
En las últimas décadas, diferentes grupos de investigación han comenzado a explorar modalidades no farmacológicas para apoyar el cuidado de heridas, proporcionando evidencia científica específica.
MECANISMOS DE LA FOTOBIOMODULACIÓN
Una intervención no farmacológica está representada por la fotobiomodulación (PBM), que consiste en la administración de láser o fototerapia a nivel no térmico para ejercer determinadas funciones biológicas.
PBM se usa ampliamente en humanos debido a sus beneficios en la regeneración de tejidos, la reducción del dolor y el control de la inflamación. La fotobiomodulación consiste en el uso de luz visible-infrarroja para estimular funciones biológicas basadas en la presencia de fotoreceptores endógenos, que actúan como cromóforos y se expresan ampliamente en diferentes tipos de células, incluidas las de la piel. Asimismo, PBM afecta los procesos biológicos, incluida la inflamación, la angiogénesis y las vías de transducción de señales que reclutan factores de transcripción que activan varios genes involucrados en múltiples aspectos de la biología celular.
La energía de luz fluorescente (FLE) es una modalidad de PBM que utiliza cromóforos para producir fluorescencia y estimula la curación de diferentes enfermedades, incluidas heridas quirúrgicas, no complicadas y ortopédicas.
En este sentido, el objetivo de un estudio realizado en Italia fue evaluar el efecto de mejora de FLE en la cicatrización de heridas después de una cirugía de mastectomía en perras. El estudio fue diseñado para evaluar si la combinación de FLE con atención estándar es capaz de mejorar la calidad del proceso de curación, evaluado mediante sistemas de puntuación específicos, en ausencia de administración antimicrobiana preoperatoria.
MEDIA HERIDA TRATADA CON FLE, Y MEDIA SIN TRATAR
Se realizó la investigación sobre nueve perras que fueron sometidas a mastectomía unilateral o bilateral, y la mitad de la herida se trató con FLE (un dispositivo LED azul que ilumina una capa de aproximadamente 2 mm de gel que produce fluorescencia), mientras que la parte restante de la herida no recibió FLE. El dispositivo FLE utilizado por los autores fue Phovia, de Vetoquinol.
La iluminación se repitió dos veces en la misma sesión (con un minuto de diferencia) y con cinco días de diferencia. No se administraron antimicrobianos ni otros medicamentos a los perros.
Los autores comprobaron que todas las porciones de heridas tratadas con fotobiomodulación fluorescente mostraron una calidad notablemente mejor de curación de la herida en términos de tener menos bordes escalonados, irregularidades de contorno insignificantes y ausencia de distorsión de la cicatriz. Además, al tener en cuenta índices inflamatorios como eritema, edema y secreción serosa, estos se registraron como significativamente más bajos para aquellas porciones de herida iluminadas con fotobiomodulación fluorescente.
Los resultados de este estudio preliminar “subrayan el impacto positivo de la fotobiomodulación fluorescente en la curación de heridas post-mastectomía en perras, con la posibilidad de reemplazar potencialmente ciertos tratamientos tópicos y mejorar el cumplimiento general de los propietarios”.
En conclusión, las conclusiones de este ensayo destacan el valor de esta técnica como complemento importante de la atención postoperatoria convencional en medicina veterinaria, ya que ofrece el doble beneficio de reducir los riesgos potenciales de infección y disminuir la carga de atención domiciliaria para los dueños de mascotas. “La aplicación de FLE podría potencialmente reemplazar ciertos tratamientos tópicos y mejorar el cumplimiento general al simplificar la administración de terapias caseras, liberando así a los dueños de mascotas de algunas responsabilidades asociadas con el cuidado postoperatorio”, apuntan.