Rebeca Carmona se licenció en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid en 2009. Tiene 37 años y lleva quince trabajando en la zona de Tarragona como veterinaria clínica, además de que forma parte de la junta directiva del Colegio de Veterinarios de Tarragona.
En una entrevista para el Consejo de Colegios Veterinarios de Cataluña, Carmona define a la veterinaria clínica como un sector “muy feminizado”, quizás “por el rol de cuidadoras” que siempre se ha asignado a las mujeres. A este respecto, la veterinaria, que además es madre de un niño, ha hablado sobre los retos de conciliar la vida familiar y la profesional de los veterinarios clínicos.
“Hasta que fui madre hacía jornada partida. Trabajaba muchas horas y estaba todo el día fuera de casa, pero cuando me quedé embarazada, pedí realizar jornada intensiva para poder conciliar. El horario de clínica es un horario comercial y lo hace difícil”, afirma la veterinaria, que tuvo que establecer un horario que la permitiera llevar al niño al colegio.
En estos momentos, Carmona trabaja de 9.30 a 17.30 horas. “Y si trabajo los sábados por la mañana, entre semana hago de 9:30 a 16:30. Además, hago guardias algunos fines de semana y algunas noches”, recuerda. Preguntada sobre cómo es compaginar el trabajo con la maternidad, la veterinaria explica que hace lo que puede junto a su marido: “Sólo tenemos un niño y, probablemente, no tendremos más porque no nos lo podemos plantear. No quiero reducir mis horas de trabajo y no quiero sacarme una parte por otra, no me compensa”, explica.
Asimismo, Carmona señala que los hombres todavía lo tienen algo más sencillo: “Damos por sentado que la mujer se encargará más del tema familiar. Saber la talla de la ropa del niño, si necesita zapatos nuevos…, es una carga que soportamos las mujeres. Es cierto que, en materia de conciliación y corresponsabilidad, las cosas están cambiando, pero todavía queda mucho campo por recorrer”.
Por otra parte, tampoco se plantea la alternativa de montar su propia clínica, ya que, además de la carga mental, “la carga fiscal y salarial y todo lo que comporta gestionar una clínica sería demasiado”. En este sentido, explica que, “de por sí, las mujeres solemos llevar más carga familiar. Por todo ello, nunca me lo he planteado”.
Sin embargo, un cambio en los horarios podría ayudar en la conciliación familiar. “En otros países, las clínicas cierran a las cinco o a las seis, pero aquí estamos acostumbrados a cerrar muy tarde e ir a última hora a todas partes. Faltan muchos años para que podamos realizar horarios que nos permitan compatibilizar el trabajo con la familia”, remata esta veterinaria.
CONCILIACIÓN LABORAL, UNA DEUDA PENDIENTE
A pesar de la feminización del sector, diversos estudios recientes han demostrado que siguen existiendo diferencias entre hombres y mujeres, algo que se agrava por la dificultad que sufren las mujeres para poder conciliar su vida personal con su carrera laboral.
Sin embargo, hay que recordar que, en 2023, las mujeres constituyen ya el 77,50 % de las personas matriculadas en Veterinaria en España, conformando, además, según datos del año precedente recogidos por CEVE, el 77,54 % de personas egresadas y el 69,70 % de profesionales colegiados menores de 45 años.
Respecto a las diferencias salariales, el informe de la FVE resalta que las desigualdades son evidentes entre géneros hablando de tiempo completo. “El salario medio para un veterinario hombre es de 55.360 € y de 46.400 € para una mujer. El 35 % de los veterinarios ganan más de 70.000 €, frente al 22 % de las veterinarias. Del mismo modo, hay más mujeres que ganan 40.000 euros o menos que los varones: 41 % frente a 34 %”.
La catedrática de Genética de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza y del Instituto Agroalimentario de Aragón IA2, Inma Martín Burriel, declaraba que hay una brecha importante en el periodo postdoctoral. "Estás cerca de los 30 años y tienes que dejar familia o pareja para continuar tu carrera investigadora. He visto investigadores hombres que han pasado etapas llevando consigo a sus parejas (investigadoras o no), pero no conozco el caso de ninguna mujer, aunque espero que las haya. Se están haciendo avances teniendo en cuenta los periodos de baja maternal o excedencia para que no sean contabilizados en la producción científica, pero la maternidad es mucho más que eso. Se necesita una igualdad total en hombres y mujeres, tanto en lo profesional como en lo familiar, para que podamos romper el famoso techo de cristal”.
EL ESTRÉS EN LA PROFESIÓN VETERINARIA
Recientemente, Boehringer Ingelheim presentó, junto a la UNED, los resultados del estudio sobre los factores estresores de la profesión veterinaria en España. Todo ello con el afán de poner sobre la mesa la salud mental del veterinario para visibilizar, sensibilizar, fomentar el autocuidado e incitar cambios en el ecosistema.
Durante la presentación, Lorena Millán, psicóloga y veterinaria responsable del Departamento de Diagnóstico por Imagen del Hospital Clínico de la Facultad de Veterinaria de la ULE, advirtió que “esta profesión es de un alto grado de estrés”. Por un lado, además de muchas horas de trabajo, no hay tiempo para recuperarte emocionalmente ante ciertos casos.
Por otro, está el tema de la disponibilidad fuera del trabajo y las horas de urgencia; la falta de comprensión de algunos clientes; o el hecho de “trabajar solo”, que sucede en muchas clínicas veterinarias, y “al final llegas a casa con una carga muy importante”, recalcaba Millán.