La Asociación Médica Veterinaria Estadounidense, junto a la Asociación Americana de Profesionales Equinos, han publicado una guía de cuidado equino para que los equipos veterinarios puedan desarrollar líneas de comunicación saludables y positivas y resolver así la problemática de las interacciones negativas con los propietarios de caballos.
La guía, en cuyo título se muestra el lema de “Mejor comunicación, mejor cuidado”, se enmarca en un contexto en el que 9 de cada 10 veterinarios indican que han experimentado interacciones negativas con los clientes durante el último año, según datos de la asociación veterinaria.
“Este esfuerzo de colaboración consiste, en esencia, en fomentar las relaciones entre los veterinarios, sus equipos y los dueños de caballos para garantizar el mejor cuidado posible para estos magníficos animales. A través de una comunicación abierta y respeto mutuo, esta guía empoderará tanto a los profesionales veterinarios como a los propietarios de caballos, lo que conducirá no sólo a caballos más sanos, sino también a relaciones más fuertes y positivas en nuestra vida profesional. Esto es esencial en nuestra misión de promover la salud y el bienestar de los animales y refleja nuestro compromiso continuo de apoyar a la profesión veterinaria en todos los aspectos de su invaluable trabajo”, apunta Rena Carlson, presidenta de la Asociación Médica Veterinaria Estadounidense.
PUNTOS DESTACABLES DE LA GUÍA
Entre los aspectos más reseñables de este documento, se establece que se le presentará al cliente una variedad de opciones de cuidado que abordan las necesidades del caballo. Igualmente, este propietario será libre de aceptar, rechazar o discutir las opciones recomendadas y sus riesgos y beneficios, al igual que buscar una segunda opinión. A cambio, se le pide seguir el proceso acordado lo mejor que pueda y, en caso de duda, contactar con los veterinarios.
Por otra parte, se señala que el cliente será atendido a tiempo o, en su caso, será notificado de cualquier retraso, sabiendo que las enfermedades o lesiones que pongan en riesgo la vida del animal tendrán prioridad sobre las citas de rutina. Pero, de igual forma, se le pide que esté listo a tiempo con su caballo (debidamente sujeto para su cita) o, si no, que avise con anticipación sobre cualquier retraso, modificación o cancelación de la cita.
Además, otra de las pautas que establecen es que el cliente será debidamente informado de los costes estimados de los servicios veterinarios, así como de las opciones de pago disponibles. A cambio, habrá de cumplir con las responsabilidades financieras acordadas por los servicios veterinarios, como puede ser el caso del pago al momento.
Por otro lado, se espera que el cliente sea tratado con consideración, respeto y compasión por todos los miembros del equipo veterinario en todas las comunicaciones e interacciones, de igual forma que se pide demostrar consideración y respeto hacia todos los miembros del equipo veterinario, otros clientes y pacientes. En caso de existir alguna inquietud, se insta a comunicarla para encontrar una solución.
Y, de igual forma que el propietario recibirá información de los servicios de emergencia cuando sea necesario, se espera que las llamadas fuera de horario se realicen para verdaderas emergencias. Asimismo, se recuerda que el veterinario habitual no tiene por qué estar disponible e, incluso, no tiene por qué ser quien trate al caballo.
También instan al cliente a disponer de un área de trabajo segura en la granja, además de sujeción básica. Igualmente, el veterinario acudirá con el vehículo debidamente equipado. Finalmente, se recuerda que es importante mantener registros detallados y de fácil acceso de la salud y el historial médico del caballo.
Puede consultarla en este enlace.
PROBLEMAS EN LA RELACIÓN CON LOS CLIENTES
Los problemas de comunicación entre clientes y veterinarios son mucho más comunes de lo que parece. De hecho, una investigación de la Universidad de Aberdeen reveló que la mala educación hacia el personal veterinario está relacionada con mayores niveles de ansiedad y depresión, junto con un mayor riesgo de agotamiento entre los profesionales.
Asimismo, también se producen agresiones al personal veterinario. Según comentaba el presidente de la Organización Colegial Veterinaria Española, Luis Alberto Calvo Sáez, las agresiones –sobe todo verbales- a veterinarios que ejercen la clínica de animales suponen un fenómeno creciente, “que suele plasmarse en campañas de descrédito mediante ofensas e insultos en Internet y redes sociales, sobre las que ya existen condenas penales a sus autores por parte de los tribunales. Es una intimidación inadmisible que ningún veterinario debe soportar en el desempeño diario de su labor”.