Actualmente, Estados Unidos está experimentando un aumento en el número de inmigrantes de habla hispana con dominio limitado del inglés. En este marco, los hispanos, que actualmente representan el 18,5 % de la población de EE UU (más de 60 millones de personas), son el grupo minoritario más grande del país. De estos, alrededor de 17,2 millones (43 %) de los hispanos son hablantes monolingües de español. Además, las proyecciones sugieren que este grupo representará el 30 % de la población de EE.UU. en 2050.
En particular, el número de trabajadores agrícolas hispanos en los EE UU ha aumentado a un ritmo más rápido que la población general. Esta tendencia puede atribuirse a la naturaleza físicamente exigente del trabajo agrícola, que requiere habilidades y conocimientos especializados. Muchos trabajadores hispanos tienen experiencia previa y han adquirido sus habilidades agrícolas en sus países de origen, donde los salarios suelen ser más bajos que en los EE UU. Un estudio realizado por el Centro Nacional para la Salud de los Trabajadores Agrícolas reveló que la mayoría (62 %) de los trabajadores agrícolas informaron que se sentían más cómodos conversando en español. Además, el 29 % comentó que no podía hablar inglés “en absoluto” y el 39 % señaló que podía hablar “algo/un poquito” de inglés.
Un trabajo recientemente publicado tuvo como objetivo identificar la brecha en la comunicación entre los profesionales relacionados con los animales y los trabajadores de habla hispana, con el propósito específico de utilizar los hallazgos para desarrollar e implementar cursos de español que se desarrollarán para estudiantes de zootecnia y medicina veterinaria.
Otro punto fue analizar y comprender las necesidades de comunicación que tienen los profesionales no bilingües durante su interacción laboral con cuidadores de animales hispanohablantes.
Para ello, se administró una encuesta a un público objetivo de profesionales de animales bilingües, y que no hablan español, para identificar brechas de comunicación al interactuar con cuidadores de animales hispanos/españoles. En cuanto a profesión/ocupación, la muestra fue diversa con las siguientes proporciones: veterinarios-zootecnistas (16), propietarios de granjas (2) y administradores de granjas (3), mientras que 18 de ellos identificaron tener otras profesiones u ocupaciones como nutricionistas animales o consultores.
Los resultados mostraron que los profesionales de habla inglesa tuvieron dificultades con la comunicación oral y escrita, lo que difería en comparación con los profesionales bilingües. Además, las respuestas de las profesionales femeninas variaron con respecto a los aspectos del español necesarios para interactuar con cuidadores de animales hispanos o de habla hispana, así como los temas que probablemente se abordarán cuando los profesionales agrícolas se comuniquen con los cuidadores de animales.
Las dificultades de comunicación en el medio oral, tanto para las habilidades orales receptivas (escuchar) como para las habilidades orales productivas (hablar), se informaron como las principales barreras que los profesionales relacionados con los animales deben superar en su intento de comunicarse con los trabajadores de habla hispana en entornos agrícolas.
Este hallazgo enfatiza “la necesidad de abordar las barreras de la comunicación oral y, en menor grado, el desarrollo de las habilidades de lectura y escritura”.
Los temas relacionados con signos clínicos típicos de la enfermedad, eutanasia, tratamiento con medicamentos e identificación de animales enfermos o heridos fueron identificados como los más probables de abordar durante las interacciones en la granja.
Por lo tanto, los resultados del trabajo “indican que existen brechas en la comunicación que deben superarse para mejorar la comunicación con los cuidadores de animales hispanos/hispanohablantes en la granja y, en consecuencia, contribuir a mejorar la salud, el bienestar y la producción animal”.
Asimismo, consideran que las implicaciones de estos datos para los programas de capacitación y educación son evidentes. Así, “adaptar los cursos de idiomas para centrarse en las habilidades de comunicación oral y proporcionar vocabulario especializado relevante para las actividades ganaderas permitirá a los profesionales de los animales comunicarse de manera más competente con los cuidadores de animales hispanos/españoles, lo que en última instancia contribuirá a mejorar la colaboración y la comunicación en el panorama diverso y multicultural de la ganadería”.