El carcinoma de células transicionales (CCT), también conocido como carcinoma urotelial, surge como la forma más prevalente de cáncer de vejiga urinaria en perros y afecta a decenas de miles de animales en todo el mundo cada año.
El CCT canino, potencialmente invasivo, plantea desafíos importantes, incluida la obstrucción del tracto urinario, metástasis a distancia que ocurren en más del 50 % de los casos y signos clínicos que generan preocupación para los perros y sus dueños. En este sentido, varios factores de riesgo, como la exposición a antiguos productos para el control de pulgas, productos químicos para el césped, obesidad, sexo femenino y asociación con razas específicas, contribuyen a la incidencia del carcinoma de células transicionales.
La clasificación del carcinoma urotelial canino incluye tumores superficiales de bajo grado y tumores invasivos de alto grado. En particular, los tumores transicionales invasivos caninos son más prevalentes que los humanos y afectan a más de 50.000 perros anualmente en los EE. UU.
Sin embargo, el diagnóstico de carcinoma de células transicionales en perros presenta desafíos debido a signos clínicos inespecíficos, lo que lleva a una detección tardía. De hecho, más del 10 % de los casos presentan enfermedad metastásica en el momento del diagnóstico, lo que contribuye a un pronóstico clínico desfavorable.
En humanos, aproximadamente el 20 % de los cánceres de vejiga se diagnostican como CCT invasivo de alto grado. En perros, más del 90 % de los casos son tumores de grado intermedio a alto. Por otra parte, el carcinoma urotelial en perros podría considerarse como un modelo relevante para estudios en humanos, especialmente en tumores más agresivos, ya que comparte similitudes en factores de riesgo ambientales, presentación clínica, características fisiopatológicas, regulación genética y epigenética, comportamiento metastásico y respuesta a las terapias.
El carcinoma de células transicionales suele ocurrir en perros mayores, con edades medias y medianas reportadas en el momento del diagnóstico que oscilan entre 9 y 11 años, aunque la enfermedad puede manifestarse antes en una minoría de perros.
AMBIENTE TUMORAL
El microambiente tumoral (TME) está formado por células inmunitarias, fibroblastos, células endoteliales y células cancerosas, y desempeña un papel crucial en la progresión del cáncer y la formación de metástasis. Cada célula inmune, ya sea innata o adaptativa, se infiltra en el TME para modular el crecimiento del tumor, lo que produce diferentes resultados.
Los monocitos y macrófagos circulantes se reclutan en los tumores durante la progresión del tumor, lo que es crucial para modificar el microambiente del tumor y acelerar la progresión del mismo. Los macrófagos ajustan sus fenotipos funcionales en respuesta a diversas señales microambientales de células tumorales y estromales.
Según su heterogeneidad morfológica, fenotípica y funcional, los macrófagos se clasifican en dos subtipos principales: M1 y M2. Los macrófagos M1 desempeñan un papel esencial en la respuesta inmune antitumoral, mediando principalmente procesos proinflamatorios en el microambiente tumoral. Por el contrario, los macrófagos M2 exhiben características protumorales, promoviendo el crecimiento tumoral y la diseminación metastásica. Cuando coexisten con una pequeña población de macrófagos M1, los macrófagos M2 forman "macrófagos asociados a tumores" (TAM), que desempeñan un papel crucial en el microambiente tumoral e influyen en el crecimiento del tumor. La infiltración de macrófagos asociados a tumores en el microambiente tumoral se asocia con resultados clínicos desfavorables en varios tipos de cáncer, lo que reduce la eficacia de los tratamientos convencionales. En este sentido, la modulación de TAM se ha convertido en un área de investigación prometedora para terapias innovadoras.
Por otro lado, en cuanto a los eosinófilos, desempeñan funciones esenciales en actividades antibacterianas, antivirales, antiparasitarias y antitumorales. Además, la unión de los receptores de eosinófilos a las células tumorales y el TME altera los resultados del cáncer.
En este sentido, un estudio realizado en Portugal investigó la presencia de eosinofilia tisular asociada a tumores (TATE) y macrófagos asociados a tumores, con el objetivo de analizar la potencial asociación de estos elementos con la agresividad tumoral y evaluar si existe correlación entre TATE y TAM.
Para ello, se utilizó tinción con rojo Congo para identificar eosinofilia tisular asociada a tumores y se realizó inmunohistoquímica para detectar macrófagos asociados a tumores en 34 casos de carcinoma canino de células transicionales de carcinomas de vejiga.
RELACIÓN ENTRE CÉLULAS INMUNES Y MALIGNIDAD DEL CÁNCER
Los tumores se dividieron en dos grupos según su agresividad (de bajo y alto grado). Se descubrió que los cánceres menos graves tenían más eosinófilos, mientras que los más graves tenían más macrófagos.
Esto sugiere que “la presencia de estas células inmunes está relacionada con la agresividad del cáncer”. Por lo tanto, los autores proponen que “atacar estas células podría ser una nueva forma de tratar este tipo de cáncer en perros, lo que también podría proporcionar información sobre el tratamiento del cáncer en humanos”.
La exploración de la dinámica de estas células inmunitarias, consideran, revela marcadores prometedores para la evaluación del pronóstico en tumores de vejiga caninos. Estos resultados podrían contribuir “al creciente conocimiento sobre el papel del microambiente inmunológico en la progresión del cáncer”.
En resumen, “nuestros hallazgos sugieren la importancia de la eosinofilia tisular asociada a tumores y los macrófagos asociados a tumores en la agresividad del carcinoma de células transicionales canino y proponen su uso potencial como objetivos terapéuticos”.