El conejo de monte europeo y la liebre ibérica son consideradas especies clave para la ecología y diversidad de los ecosistemas mediterráneos ibéricos. Ambos lagomorfos están considerados entre las especies de caza menor más importantes en la caza deportiva en España, consumiéndose generalmente sin inspección sanitaria.
Se ha sugerido que los lagomorfos silvestres podrían representar una amenaza potencial para la salud pública y animal, ya que muestran una amplia distribución debido a su adaptabilidad a diferentes condiciones ecológicas y su relación sinantrópica con otras especies silvestres y domésticas, incluido el ser humano. Los lagomorfos salvajes pueden actuar como reservorios de una serie de patógenos zoonóticos transmitidos por vectores, como Francisella tularensis, Coxiella burnetii o Leishmania infantum.
Del mismo modo, algunas investigaciones también han sugerido que podrían desempeñar un papel en el ciclo selvático de algunos patógenos zoonóticos como el virus de la hepatitis E, Toxoplasma gondii y algunas Rickettsia y Ehrlichia spp., entre otros.
PATÓGENOS TRANSMITIDOS POR GARRAPATAS
Durante las últimas décadas, la incidencia de patógenos transmitidos por garrapatas ha aumentado a nivel mundial y se han realizado una gran cantidad de estudios en vida silvestre para determinar su papel en el mantenimiento y transmisión de estos patógenos.
Entre la amplia variedad de patógenos transmitidos por garrapatas detectados en la vida silvestre, los pertenecientes a la familia Anaplasmataceae, y especialmente al género Anaplasma, tienen especial interés por su potencial zoonótico y distribución mundial. Varias especies pertenecientes a este género como Anaplasma phagocytophilum, Anaplasma ovis, Anaplasma capra, Anaplasma platys, Anaplasma marginale, Anaplasma centrale y Anaplasma bovis se consideran patógenas tanto para animales domésticos como salvajes. Entre ellas, sólo tres especies (A. phagocytophilum, A. ovis y A. capra) son también zoonóticas.
Los ungulados salvajes pueden actuar como reservorios naturales de algunas especies de Anaplasma. Aunque esta bacteria ha sido detectada en otras especies silvestres incluyendo carnívoros, aves, roedores y lagomorfos, entre otros, el papel de estos en el ciclo selvático de Anaplasma spp. no se ha desentrañado del todo.
9,4 % DE LOS CONEJOS FUERON POSITIVOS A ANAPLASMA BOVIS
En este sentido, el número de estudios que evalúan la presencia de Anaplasma spp. en lagomorfos salvajes de Europa todavía es escaso. Por lo tanto, para rellenar ese vacío, el objetivo de un reciente estudio fue brindar información sobre la presencia de Anaplasma spp. en poblaciones de conejo silvestre y liebre ibérica del sur de España y caracterizar molecularmente las especies detectadas para evaluar el papel de ambos lagomorfos en la epidemiología de estos patógenos.
Se incluyeron en el estudio un total de 394 conejos silvestres y 145 liebres ibéricas cazados legalmente en 39 y 74 zonas de caza, respectivamente. Los animales se clasificaron según su sexo y edad, siempre que fue posible.
Los autores descubrieron que el 9,4 % de los conejos fueron positivos a Anaplasma bovis, pero todas las liebres resultaron negativas. No se encontraron diferencias significativas en Anaplasma spp. prevalencia según edad o sexo.
“Este es el primer informe de A. bovis en lagomorfos de Europa, siendo la única especie de Anaplasma detectada infectando a conejos salvajes en el sur de España”, aseguran los científicos. A su vez, el análisis filogenético de A. bovis confirmó la existencia de diferentes clusters sugiriendo la existencia de varios linajes.
Asimismo, “se observó una alta divergencia en la identidad de nucleótidos dentro del linaje 4, lo que podría resultar en la subdetección de algunas cepas al utilizar PCR específica de A. bovis, dificultando su hallazgo y caracterización”.
Dado que este análisis se basa en un número limitado de bases y secuencias de nucleótidos, “se necesitan más estudios para caracterizar aún más a A. bovis, así como su relación con otras Anaplasma spp”, concluyen.