Manuel Zumbado Peña acaba de dejar la coordinación de la Comisión Deontológica del Colegio de Veterinarios de Las Palmas después de quince años al frente de ella. Zumbado es profesor de veterinaria legal y deontología en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, puesto en el que lleva 30 años, por lo que ha dado clases a 30 promociones de alumnos.
El veterinario entró cuando era presidente Manuel Morales Doreste y, actualmente, se va con Alejandro Suárez tras haber también trabajado con Enrique Rodríguez, a los cuales les agradece la confianza depositada y la ayuda, al igual que a las juntas directivas y a sus compañeros en la comisión deontológica.
Conviene recordar que Zumbado empezó en 2008 al frente de esta comisión de seis colegiados por su conocimiento profesional y universitario. De hecho, solo una compañera ha estado los mismos años que él, mientras que el resto ha ido saliendo y entrando en los últimos años. La mayoría de los casos que se trata es de clínica diaria de pequeños animales, aunque también se trata otras ramas de la profesión, según comenta el propio Colegio de Veterinarios. Asimismo, hay una Comisión Nacional para posibles recursos y reclamaciones, pero cada colegio tiene que tener su comisión provincial.
“La gestión de estos quince años la valoro bastante bien porque he podido aportar mi experiencia a la profesión, además de recoger y aprender cómo se ve la profesión desde fuera. Desde aquí se ven las bondades y en algunos casos las miserias de la profesión. Una cosa es teorizar sobre el código deontológico y otra aplicarlo día a día de manera correcta y dándote cuenta que detrás son personas las que hay. Lo que se juzga aquí son las actitudes de las personas en la profesión", afirma Zumbado.
El doctor añade que "el asunto más complicado es el tema burocrático de documentación, que muchas veces no se les tiene en cuenta porque se piensa que eso forma parte del que trabaja en la Administración. Por desconocimiento no se trata a veces unos temas de manera adecuada”.
Además, señala que las quejas y las reclamaciones suelen venir por entender que no se ha cuidado ni tratado bien al animal por parte del profesional, pero las críticas son subjetivas y no siempre tienen razón. “La veterinaria no es una cosa matemática y a veces lo intentas todos pero no puedes salvar al animal. Sin embargo, los dueños se quejan por la relación que tienen con su mascota y culpan a veces al profesional, aunque no siempre con fundamento”.
Zumbado Peña lleva como profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria desde 1993, pues en octubre cumplió las tres décadas. "La asignatura de deontología profesional me ha servido mucho durante los 15 años que he estado al frente de la Comisión en el colegio y para darle a los alumnos una serie de recomendaciones de cómo deben actuar para en muchos casos evitarse problemas y reclamaciones".
En este sentido, muchas veces las mascotas forman parte de la familia y en un momento determinado las reacciones son algo exacerbadas porque hay una relación muy cercana con el paciente, como ocurre en las clínicas de humanos. “Los veterinarios son personas que sufren igual y es una profesión que está considerada de alto riesgo porque hay más suicidios y trastornos mentales donde está el síndrome del quemado o el síndrome de fatiga por compasión”.