La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó recientemente la primera vacuna que hay en mundo contra el chikungunya, una amenaza creciente para la salud pública.
A raíz de esto, la experta Doris Nyamwaya, señala que “las enfermedades infecciosas emergentes son un gran desafío para la salud mundial debido a la falta de medidas establecidas de prevención y control. La aprobación de la primera vacuna contra el chikungunya proporciona una solución importante para controlar la propagación y reducir la carga de la enfermedad, especialmente en las regiones endémicas”.
La científica, que investiga el chikungunya en Uganda, explica que esta nueva vacuna, llamada Ixchiq, “es una vacuna viva atenuada de dosis única que se diseña eliminando una parte del genoma del virus chikungunya. Esta vacuna beneficiaría a los habitantes de regiones endémicas, especialmente en los países de ingresos bajos y medios, que soportan la mayor carga de la enfermedad. Además, se puede proteger a los viajeros que lleguen a las regiones afectadas”.
Sin embargo, señala que la nueva vacuna es sólo para adultos y destaca la necesidad de realizar más investigaciones sobre la duración de la protección y las formas específicas en que el virus afecta a personas en diferentes partes del mundo como, por ejemplo, en África.
En este sentido, apunta que estudios realizados en el continente africano han informado de la aparición de reinfecciones, pero con cepas genéticamente distintas del virus chikungunya. "Es importante realizar ensayos de eficacia de la vacuna en diferentes ubicaciones geográficas, especialmente en África, donde está confinada la cepa de África occidental”. Asimismo, alerta que, “teniendo en cuenta el sistema inmunológico menos desarrollado de los niños pequeños”, es necesario realizar una estrategia de protección para esta población.
Por su parte, Hyolim Kang, estudiante que está evaluando el impacto de la vacuna contra el chikungunya para su doctorado, comenta que “desde 1952, se han informado brotes de chikungunya en más de 110 países, que afectan predominantemente a las regiones tropicales y subtropicales”. Históricamente, África y Asia han experimentado numerosos brotes, “con un aumento notable en la región del Océano Índico durante 2005-2006”, manifiesta
“Desde 2013, la fiebre chikungunya se ha extendido rápidamente en las Américas, y los países de América Central y del Sur enfrentarán una carga de enfermedad significativa a partir de 2023. Los países que reportaron el mayor número de casos de chikungunya en 2023 incluyen Brasil, Paraguay, Argentina y Bolivia”, asegura.
Por otra parte, la creciente idoneidad climática para los mosquitos Aedes contribuye a su mejor reproducción y expansión de su hábitat, lo que podría introducir el chikungunya en regiones donde no se había informado anteriormente, tal y como ha declarado. “Desde principios del siglo XXI, el chikungunya se ha convertido cada vez más en una preocupación para los viajeros, como lo demuestra la importación del virus a zonas no endémicas como Europa y América del Norte”.
Además, Kang ha explicado el proceso de propagación del virus, “que se transmite principalmente a los humanos a través de las picaduras de mosquitos infectados Aedes aegypti y Aedes albopictus, que sirven como vectores”.
“La transmisión del chikungunya implica una interacción compleja entre el vector, los huéspedes y el medio ambiente. En los ciclos urbanos, la transmisión a los humanos se amplifica a través de las picaduras de las hembras de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. En los ciclos enzoóticos o selváticos, los primates no humanos, así como ratas o aves, actúan como reservorios de virus. Esto permite la posibilidad de contagio a los humanos después de períodos de inactividad”, ha subrayado antes de anotar que “países como Uganda y Senegal han establecido ciclos selváticos que involucran a primates no humanos y mosquitos que habitan en los bosques. Sin embargo, actualmente no hay evidencia concreta de que chikungunya exista en ciclos selváticos en Asia o América”.