Si bien en México la penalización del maltrato contra los animales es una tendencia en crecimiento, puesto que en todas las entidades del país, salvo Chiapas y Oaxaca, ya se han hecho reformas y adiciones a sus respectivos códigos penales para dar mayor protección desde el ámbito legal a los animales estableciendo multas y penas punitivas, todavía falta abarcar desde un enfoque integral ámbitos como el educativo, cultural, de salud, entre otros, de acuerdo con la senadora Rocío Adriana Abreu Artiñano.
Por tal motivo, la congresista del Grupo Parlamentario Morena, ha propuesto expedir una Ley General de Bienestar Animal para establecer los principios, bases generales y procedimientos que garanticen la protección y bienestar animal en las relaciones humano-animal y en el aspecto de explotación y aprovechamiento.
Esta iniciativa contempla las obligaciones de los tutores de los animales de compañía y de los criaderos que manejen animales. Además, determina los casos en los que se configurará el maltrato animal y crueldad animal, así como las sanciones correspondientes.
"Cada vez que no tomamos en consideración el maltrato a los animales, somos partícipes de una actitud moralmente injusta y perdemos una oportunidad de identificar un comportamiento que podría ser un precursor de violencia contra los humanos", advierte Abreu Artiñano en su exposición de motivos. "Se ha demostrado que existe una relación importante del maltrato animal con la reproducción de conductas violentas en nuestra sociedad".
La senadora expone que un tema poco tratado, y "del cual se habla poco o nada", es el de los animales utilizados para la experimentación educativa. "Varios problemas éticos y pedagógicos surgen de la utilización actual de los experimentos con animales en educación. El primer problema es el matar a un animal bajo el precepto de la educación. Esto representa un incoveniente debido a que todos los objetivos que plantean estas prácticas, "sensibilización", destreza manual, ubicación de órganos o práctica quirúrgica, pueden alcanzarse por otros medios", explica. Mientras que un segundo problema son las condiciones en que se crían los animales utilizados para las disecciones y otros experimentos didácticos.
En México no existe un registro fidedigno del número de animales utilizados en la experimentación educativa, ni de su procedencia, "la mayor parte de los animales utilizados son animales de compañía y/o de consumo, toda vez que no se cuenta con una Noma Oficial Mexicana que regule su uso, ya que la NOM-062-Z00-1999, Especificaciones técnicas para la producción, cuidado y uso de los animales de laboratorio, centra su contenido y regulación en los animales utilizados en experimentos para fines científicos", detalla.
Mientras que del lado de los animales de explotación, no existen datos estadísticos claros y "los utilizados para el transporte y carga, como caballos, burros, mulas y otros equinos, además de camellos, elefantes o bueyes, han sido tradicionalmente empleados como ''bestias de carga", obligados a transportar sobre sus lomos pesados fardos o a tirar de carros con cargamentos de cientos de kilos, muchas veces rebasando su fuerza natural y no contando con atención veterinaria, descanso y alimento suficientes, causando que su bienestar se vea seriamente comprometido", destaca la senadora.
"Fomentar acciones que promocionen el trato digno hacia los animales es directamente proporcional a fomentar acciones que promuevan un desarrollo armónico de la sociedad", indica la congresista. Asimismo, Abreu Artiñano concluye que "hablar de condiciones jurídicas para el reconocimiento, defensa y promoción de derechos a favor de los animales, es retornar esfuerzos históricos a nivel mundial".