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Entrevista a Luis Alberto Calvo, presidente de OCV, quien analiza toda la actualidad del sector veterinario
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Entrevista a Luis Alberto Calvo, presidente de OCV, quien analiza toda la actualidad del sector veterinario

Diario Veterinario ha entrevistado al presidente de la Organización Colegial Veterinaria, Luis Alberto Calvo, para tratar la actualidad que rodea al sector veterinario
Luis alberto calvo ocv
Luis Alberto Calvo, presidente de la Organización Colegial Veterinaria (OCV).

1. Recientemente se ha celebrado el II Congreso de Sanidad y Bienestar Animal organizado por la OCV en Córdoba. ¿Qué valoración hace de él?


El Congreso ha sido un éxito sin duda, como lo fue el anterior, celebrado en León, a juzgar por el resultado de la encuesta respondida por los profesionales inscritos y por el seguimiento y atención que han prestado los congresistas en las ponencias, impartidas por ponentes de máxima calidad científica y siempre con un enfoque “One Health-Una Sola Salud” y “OneWelfare-Un Solo Bienestar”. La OCV trata así de responder a la creciente conciencia ciudadana sobre bienestar de los animales de compañía y de producción, elaborando documentos con base científica sobre esta área, y de promover el liderazgo de la profesión veterinaria en este ámbito impulsando el compromiso ético de los veterinarios en la mejora de las condiciones de vida de ganado y mascotas, así como en la lucha contra el maltrato.


2. Ya ha cumplido más de la mitad de su mandato al frente de la OCV, ¿está satisfecho de todo lo realizado en estos años? ¿Qué es lo que más orgullo le produce?


A nadie se le escapa que ha sido un periodo de especial dificultad, regido por una insidiosa pandemia vírica de origen animal. Al ritmo que vamos, vivir en el mundo va siendo cada vez más complicado. Ese hábitat paradisíaco del que teníamos referencias va desapareciendo a una velocidad dañina para la supervivencia humana.


Estoy satisfecho porque hemos trabajado mucho y muy duro para cumplir, sin prisa pero sin pausa, todos los objetivos que nos marcamos al comenzar la legislatura: hemos instaurado un buen sistema de comunicación, hemos iniciado una transformación digital que nos permitirá modernizar la profesión, hemos potenciado la formación e iniciado el desarrollo de las especialidades veterinarias... Todo ello está dando ya sus resultados previstos y, francamente, es una alegría ver como se está transformando la Organización para bien.


Lo que más satisfacción me produce como presidente es, sin ninguna duda, el comportamiento, en momentos de dificultad, de los profesionales veterinarios y veterinarias, verdaderos garantes de esos valores y principios que nos han convertido en la institución que somos, y lo más importante, de la que seremos, ya que representar a la profesión a nivel nacional e internacional, aparte de un inmenso orgullo, también significa una enorme responsabilidad.


3. Muchos presidentes de diferentes colegios han manifestado en muchas ocasiones que la profesión sigue sin tener el peso que debería. ¿Qué consideración tiene el sector veterinario para las administraciones? ¿Tienen en cuenta la opinión de los veterinarios para tomar decisiones?


Nuestra profesión tiene una labor de primerísima magnitud y se está desarrollando por magníficos profesionales, como comprobamos a diario. Otra cosa distinta es que haya estado silenciada durante decenas de años, con muy escasa visibilidad y, como consecuencia, resulte una gran desconocida para la sociedad y para los políticos. En ese proceso estamos en constante y fluido contacto con las distintas administraciones, para seguir demostrando que somos una profesión insustituible en salud pública, en diagnóstico, en investigación, en sanidad y bienestar animal, aspectos fundamentales para permitir la evolución económica y social del país.


4. Uno de estos ejemplos ha sido la reciente aprobación de la Ley de Bienestar animal, donde desde diferentes sectores han denunciado que no se ha tenido en cuenta la opinión de los veterinarios. ¿Qué valoración hace de ella?


El acierto fundamental radica en que es una ley necesaria y voluntariosa, pero entendemos que no en los términos en que se ha publicado y aprobado. Es una ley sin el consenso deseable, redactada con prisas, sin dotación presupuestaria específica, sin consultar a los veterinarios que tienen mucho y muy bueno que aportar por razones obvias... Por tanto, podemos asegurar que estamos ante una ley manifiestamente mejorable.


5. No obstante, recientemente la OCV trasladó una propuesta sobre cómo debería desarrollarse el certificado de eutanasia que ha sido aceptado. ¿En qué aspectos han tenido en cuenta la opinión de los veterinarios y en cuáles han echado en falta su aportación?


Una vez que la ley se aprobó, hemos tenido contacto con la Dirección General de Derechos de los Animales, y en estas reuniones hemos aportado nuestro punto de vista en determinados aspectos que consideramos necesarios en el desarrollo reglamentario de la norma. Nos parece del máximo interés la implantación de un sistema de control y gestión integral de las colonias felinas, acorde con el bienestar animal y con la salud pública, pero nos preocupa que se encargue a las corporaciones municipales asumir una serie de competencias que, en una gran mayoría, no pueden prestar por falta de medios veterinarios. También nos inquieta el correcto desarrollo y gestión de la identificación de los animales, algo en que los Colegios de Veterinarios vienen trabajando de manera eficiente desde hace ya bastante tiempo, por constituir un herramienta básica para prevenir el abandono y el maltrato.


6. ¿Llevará a cabo la OCV formaciones o cursos para explicar adecuadamente la ley a los colegios veterinarios y sus colegiados?


Desde la Organización Colegial Veterinaria hemos abordado los aspectos que nos afectan de la ley desde antes de su aprobación, y seguimos haciéndolo. Un buen ejemplo es su abordaje en el reciente Congreso de Córdoba. A la vista del desarrollo normativo de la ley, continuaremos realizando las aportaciones precisas y por supuesto, como siempre se hace, informando inmediatamente a los colegios y a los colegiados. La explicación adecuada de la ley y sus contenidos debe recaer sobre quien la desarrolla, único organismo que tiene las respuestas y la información necesaria.


7. Otro de los temas que más preocupan ahora es la enfermedad hemorrágica epizoótica. Recientemente, Luciano Díez, presidente del Colegio de Veterinarios de León, reclamaba más ayudas y más esfuerzos por parte de las administraciones, y usted solicitaba una mayor participación de veterinarios en consejerías y ministerios como el de Medio Ambiente. ¿Se está abordando adecuadamente esta enfermedad?


La EHE supone una prueba más de lo que venimos diciendo los veterinarios desde hace tiempo. Es una enfermedad muy probablemente vinculada al cambio climático, que no hace más que evidenciar algo que ya sabemos: que la salud es el lazo que nos une a las personas, animales, plantas y medio ambiente en que nos desenvolvemos.


La enfermedad hemorrágica epizoótica es una enfermedad vírica no contagiosa, que se transmite por vectores mosquitos y que afecta a ciervos, corzos y gamos, pero que también ha demostrado ser capaz de afectar a bovinos, ovejas -aunque apenas manifiestan sintomatología- y a cabras, que en principio parecen más resistentes al contagio. Se trata de una enfermedad no transmisible a las personas ni por contacto directo ni por picadura del culicoides, ni por el consumo de alimentos de origen animal.


Los veterinarios tienen un papel fundamental en la detección temprana de las enfermedades que afectan a los animales, comenzando en la explotación ganadera, aunque reclamamos una mayor presencia en el campo y en la naturaleza, para actuar de centinelas de las distintas patologías susceptibles de transmitirse a los animales domésticos y a las personas.


El control de la enfermedad es muy complicado, sobre todo al tener una alta morbilidad y una incubación de casi tres meses. Los ganaderos sufren grandes pérdidas económicas por los gastos en medicamentos, infertilidad, mortalidad y por la incidencia de animales crónicos. Hay vacunas, pero ha de valorarse su posible uso para que sea una forma eficaz de control de la enfermedad, pero no olvidemos que han de ser rentables para los laboratorios que las desarrollan, lo cual viene a complicar aún más el problema de la EHE.


8. ¿Por qué se siguen sin contar con los veterinarios allá donde haga falta a pesar de hablarse mucho del enfoque One Health o haber vivido una pandemia como la COVID-19?


Esa pregunta nos la formulamos continuamente. No conozco a ningún político que no esté de acuerdo con las propuestas que les hacemos sobre la estrategia One Health, pero esto que nosotros les decimos a cada oportunidad que surge, debería serles transmitido por todos los actores que participan en el avance social: medios de comunicación, otras profesiones involucradas...


Nosotros continuaremos reivindicando la importancia capital de fijarse en la prevención de la enfermedad, para no colapsar el sistema asistencial y tener en definitiva una alta calidad sanitaria sin la sobrecarga de los profesionales. Hemos establecido un fluido sistema de comunicación e interrelación con otras profesiones sanitarias, un avance muy positivo. Es el momento de hacer realidad el paradigma Una Sola Salud que todos deseamos.


9. A nivel global, la profesión veterinaria no es considerada con el valor que tiene, ¿qué debe cambiar para que la gente tenga ese conocimiento? ¿Tienen propuestas desde la OCV para continuar divulgando la labor del veterinario y su importancia para la sociedad?


Hemos establecido, y seguiremos haciéndolo, una buena estrategia de comunicación y divulgación, que va dando sus frutos, aunque el resultado no es inmediato si queremos que sea persistente. Lo importante es hacer las cosas bien, no rápido ni de forma efímera o puntual.


Durante la pandemia hemos demostrado nuestro compromiso con la sanidad y el bienestar animal, con la seguridad alimentaria, con la prevención de las antibiorresistencias y con la lucha contra las zoonosis. La opinión pública española va percibiendo ese trabajo esencial e insustituible de los veterinarios, más aún ante la aparición de enfermedades emergentes y reemergentes que son una realidad tangible desde el punto de vista de la salud pública.


10. Por último, hay algunas demandas de la profesión veterinaria que vienen de muy lejos que no tienen respuesta, como la bajada del IVA Veterinario o la creación del Veterinario Interno Residente (VIR), ¿hay algún avance en estos temas?


El Sistema Nacional de Salud dispone de un sistema de formación y reconocimiento de especialidades sanitarias que le ha permitido alcanzar un alto nivel de excelencia, y en el que se integran médicos, farmacéuticos, biólogos, bioquímicos, químicos, psicólogos y radiofísicos. Paradójicamente, no se incluye a veterinarios, a pesar de que la profesión veterinaria está considerada por la legislación española desde hace muchos años como una profesión sanitaria y como tal asume funciones y responsabilidades en este ámbito.


Por ello, el establecimiento de la especialización veterinaria en el ámbito del Sistema Nacional de Salud constituye un obligado reconocimiento de las competencias para las que le habilita la formación adquirida en el título de licenciado o graduado veterinario y que ejerce de facto en la actualidad.


Siempre hemos pensado e insistido en que el injusto, desproporcionado y abusivo IVA sanitario veterinario debería tener un tipo impositivo reducido o superreducido, e incluso exento, puesto que supone un importante agravio comparativo con el tipo impositivo de otras profesiones sanitarias, que están exentas de este impuesto.


11. Algún otro mensaje que desee añadir.


Los gobiernos tienen la obligación de cuidar la salud de sus pueblos, por lo tanto tienen la obligación de promover y velar por el trabajo de los veterinarios. Nosotros seguimos trabajando con la misma ilusión, diligencia y empeño en reivindicar la salud pública, la garantía al consumidor de la inocuidad de los alimentos, la promoción de la producción animal, la reducción de la pobreza, la garantía de la seguridad del comercio internacional de productos de origen animal, la preservación de la biodiversidad y la defensa del bienestar animal, entre otros aspectos. Y lo vamos a seguir haciendo ante un futuro inmediato que plantea serios desafíos sanitarios.

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