Este año, un grupo de estudiantes de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid pudo viajar a tierras sudafricanas y vivir una experiencia única en torno a la cultura del país y la profesión en la que se están formando. Algunos de los alumnos que participaron en este intercambio con la Universidad de Pretoria, organizado por la Asociación IVSA Madrid, han compartido su experiencia con Diario Veterinario.
Es el caso de Ana Langreo, participante del programa y miembro de la junta IVSA Madrid. “IVSA es una asociación universitaria global que existe en muchas facultades de Veterinaria del mundo, cuyo principal propósito es el de llevar a cabo intercambios culturales”, explica la estudiante de 3º de Veterinaria, quien no duda en recalcar el tremendo aprendizaje cultural que ha adquirido a lo largo de esta vivencia sobre “Sudáfrica, su gente, sus costumbres, su vida y la veterinaria”.
FORMACIÓN PRÁCTICA EN LA NATURALEZA
Una de las riquezas de este intercambio radica en la posibilidad de aprender la profesión fuera de las aulas. Tal y como cuenta Carlota Hernández, estudiante de 4º curso de Veterinaria, una de las actividades programadas consistía en el traslado de unos búfalos de una granja a otra. “Para ello, había que dormirlos y, una vez dormidos, nos acercábamos y nos asegurábamos de que estuvieran bien colocados para evitar que se asfixiaran. Entonces los subíamos a la camioneta mientras les sujetábamos la cabeza y, al final, los metíamos en el remolque y los liberábamos en otra granja. Aprovechamos que estaban dormidos para desparasitarlos también”, narra la participante del programa.
Entre las otras muchas actividades que realizaron, ambas estudiantes recalcan que tuvieron la oportunidad de liberar unas lechuzas, visitar un santuario de guepardos y otro de aves rapaces, conocer un centro veterinario especializado en la rehabilitación de animales salvajes de menor tamaño -como tortugas o camaleones-, ir varias veces de safari y pasear a los perros de una protectora en el día de Nelson Mandela.
Diego Pau Bonel, estudiante de 5º de Veterinaria, recuerda especialmente el momento en que tuvieron que colocar los localizadores en un elefante y en un rinoceronte. “Estábamos en mitad de la sabana y tuvimos la oportunidad de estar en contacto directo con estos animales tan exóticos para nosotros”, rememora.
Además, destaca lo impactante que es poder circular por los parques sudafricanos y disfrutar de los animales y de la naturaleza. “Todo el mundo respeta la naturaleza y no se sale de los caminos para no afectar el hábitat ni molestar a los animales”, resalta.
EL PAPEL DEL VETERINARIO EN SUDÁFRICA
Los entrevistados coinciden en destacar la importancia de la fauna salvaje en la formación veterinaria de Sudáfrica, además de en lo exigente que es el sistema de estudios. Sobre esto último, Langreo explica sorprendida el hecho de que los alumnos sudafricanos no pudieran pasar de curso sin aprobar todas las asignaturas, “lo cual hace que puedan tardar más en terminar la carrera o tener años de carrera con una o dos asignaturas únicamente”. Por no hablar, recalca, de que “si suspendían una materia más de una vez, eran expulsados de la carrera”.
Otro dato interesante sobre la formación de esta profesión en Sudáfrica es que “la Facultad de Veterinaria de Pretoria es la única facultad de Veterinaria del país, por lo que el acceso a la universidad es complicado”, declara Hernández. Además, Pau Bonel explica que, para acceder a estos estudios, “los alumnos deben obtener muy buenas calificaciones en sus exámenes finales de bachillerato, pero también deben hacer prácticas en clínicas de pequeños animales, mataderos y clínicas de caballos y animales salvajes”.
Si bien es cierto que estos inconvenientes tienen una recompensa, ya que, como señalan los estudiantes, la escasez de veterinarios provoca que haya mucho trabajo y muy bien pagado. Sin embargo, recalcan que es mucho más difícil conseguir empleo en el ámbito de los animales salvajes, ya que es el más demandado.
Langreo coincide con sus compañeros de viaje sobre las salidas profesionales de la Veterinaria. “Nos dieron a entender que allí los veterinarios están muy bien valorados, y no solo eso, sino que el propio país no quiere que se marchen a otros países, por lo que tienen muchas ofertas de trabajo con sueldos elevados (incluso recién salidos de la carrera) para impulsar que se queden en Sudáfrica”, apunta.
UNA EXPERIENCIA COMPARTIDA
Realizar un intercambio a otro país supone conocer a otros jóvenes con los que compartir una gran pasión: la veterinaria. Además de las actividades relacionadas con esta ciencia, también tuvieron la oportunidad de aprender mucho de la cultura local al visitar museos y realizar juegos formativos con los compañeros sudafricanos. “Al pasar tanto tiempo juntos, pudimos hablar mucho con ellos para que nos explicaran todo sobre su país”, explican.
Estar en otro país con personas del lugar siempre es un aprendizaje, ya que tuvieron la ocasión de conocer “muchos lugares nuevos a través de sus ojos”. Y sin olvidar que la amistad es siempre un valor añadido de estos programas de intercambio, “lo mejor ha sido la gente”.
Para finalizar, desmienten la creencia de que una amplia mayoría de animales vivan libres en la sabana, pues el grave problema de la caza furtiva lo impide, por lo que “prefieren que los animales se mantengan en reservas o terrenos controlados”, señalan. Aun así, estas medidas no son suficientes para terminar con el problema y los cazadores acceden igualmente a dichos terrenos. Sin embargo, enfatizan en que “poco a poco, mediante sistemas de rastreo y el extensivo control de los terrenos, se intenta reducir el número de incidencias”.