Trinidad Sáenz Reyes, investigador de Plantaciones y Sistemas Agroforestales en el Campo Experimental Uruapan perteneciente al Centro de Investigación Regional Pacífico Centro (CIRPAC), del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), menciona que el forraje que se produce en los sistemas silvopastoriles es una alternativa importante para la alimentación de ganado, principalmente de ovinos, que son un sistema productivo de mucha importancia económica para la producción de carne en lugares de clima templado, tropical y en zonas áridas.
Señaló que la cría tradicional de ovinos se realiza en pastoreo y la principal fuente de alimento son los agostaderos y pastizales, por ser la forma más económica; sin embargo, estas formas de alimentarlos no cubren en forma suficiente la cantidad de nutrientes. En muchos casos, los ovinos consumen plantas forrajeras nativas muy maduras que contienen bajo contenido de energía y de proteína, que varían con la época del año, el estado de madurez y tipo de planta forrajera, lo que influye en el bajo peso de los animales y el nacimiento de un menor número de borregos.
Sáenz Reyes destacó que, ante la problemática anterior, la alternativa para la alimentación de borregos es la producción y utilización del forraje que se produce a partir de la veza de invierno o del ebo (canamargo o janamargo), ya que aumenta el contenido de proteína. La paja de avena contiene 80 gramos de proteína por kilo de forraje seco, mientras que, combinada con paja de veza de invierno o ebo, se aumenta el contenido de proteína a 118 gramos por kilo de forraje seco. Menciona que para que una producción de borregos sea rentable, deben considerarse tiempos de engorda entre 75 y 90 días con animales que al inicio pesen entre 18 y 20 kilogramos de peso vivo y con ganancias diarias de peso igual o mayores de 200 a 300 gramos por cordero.
Asimismo, subrayó que esta investigación se realizó en el marco de la problemática del cambio de uso de suelo y la deforestación, que aquejan al sector forestal de Michoacán, por lo que se requiere la implementación de actividades enfocadas para la restauración, protección y reconversión de suelos; además, debido a la escasez de forraje para la alimentación de ganado.
Para producir carne de ovino o ganado bovino, se ha incrementado hasta el doble la necesidad de pasto y forraje para su alimentación debido a su escasez en cantidad y calidad, los cuales se necesitan más en la época seca, que en la región va de los seis a siete meses. Lo anterior, provoca el sobrepastoreo de las áreas de agostadero, que son preferentemente de uso forestal, lo que provoca problemas graves de erosión del suelo y una baja productividad de los diferentes sistemas de producción pecuaria.
Dentro de este contexto, Sáenz Reyes enfatizó la importancia del sistema silvopastoril, y señaló que se clasifica dentro de la Agroforestería, de acuerdo a sus componentes que lo conforman, donde se asocian árboles forestales con cultivos forrajeros anuales o pastos en terrenos de laderas, sea en bosques o con plantación forestal bajo el diseño de cultivos en callejones, con la finalidad de recuperar suelos con vocación forestal, así como la disminución de la pérdida de suelo y agua, mantenimiento o recuperación de la fertilidad del suelo y la producción de forraje para la alimentación de ganado.
En esta investigación también participó Jorge Jiménez Ochoa, quien reiteró la importancia de implementar el sistema silvopastoril, ya que en la producción ganadera los costos de alimentación representan más del 70 % de los costos de producción, por lo que, al usar especies de leguminosas en la alimentación del ganado, es posible reducir hasta en un 30 % los costos de alimentación al evitar la compra de forraje a mayor precio.
También expuso que, tanto en los cultivos agrícolas como forrajeros, se utilizan grandes cantidades de fertilizantes químicos que generan contaminación ambiental y altos costos de producción, por lo que ante esta problemática, se propone a los productores como alternativa la aplicación de abonos orgánicos como las compostas, lombricomposta y biofertilizantes líquidos; además del uso de microorganismos benéficos que contribuyen al crecimiento, desarrollo y producción de las plantas, principalmente por la fijación de nutrientes en el suelo.
Destacó que, como parte del proceso de investigación, la producción de veza de invierno y ebo en sistemas silvopastoriles, se utilizó en alimentación de borregos a base de una dieta, por lo que en un corral de engorda, primero se adaptaron los borregos a la ración o dieta durante 15 días y posteriormente se proporcionó el alimento en forma gradual, incrementado paulatinamente la cantidad conforme aumentaron de peso.
Se utilizaron borregos criollos cruzados con Dorper, los cuales previamente se vacunaron y desparasitaron, se alimentaron durante 90 días de los cuales 15 fueron de adaptación y 75 se les proporcionó una dieta integral a base de forraje de avena más forraje de veza de invierno o ebo, en una proporción de 70:30.