El virus del Nilo Occidental (West Nile Virus) es un flavivirus que se transmite a las personas por picaduras de mosquitos y que circula de manera activa en España tanto en mosquitos del género Culex como en aves infectadas, las cuales actúan como reservorio natural de este patógeno. Durante el 2020, se produjo el mayor brote en humanos causado por este virus en territorio español, con más de 70 casos confirmados y 7 fallecidos.
En humanos, la infección por este virus puede provocar desde casos asintomáticos hasta cuadros graves de meningitis, e incluso la muerte. En algunos casos, también pueden quedar secuelas neurológicas tras la infección.
El estudio de las alteraciones del metabolismo del hospedador durante las infecciones virales cobra cada vez más importancia debido a que puede aportar resultados muy valiosos tanto para el desarrollo de nuevos antivirales como para comprender la fisiopatología y el curso clínico de la enfermedad.
Gracias a la colaboración entre el grupo de Zoonosis Víricas (ZOOVIR) del INIA-CSIC, el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el Centro Nacional de Microbiología (ISCIII), el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) y el Instituto de Química Avanzada de Cataluña (IQAC-CSIC) se han analizado los cambios que se producen en el metabolismo lipídico tanto en ratones infectados experimentalmente como en pacientes humanos del brote de 2020.
El trabajo, publicado en la revista Emerging Microbes and Infections, ha empleado técnicas de lipidómica y biología molecular para analizar los cambios en el perfil de lípidos circulantes asociados al proceso de neuroinvasión provocado por el virus. Estos análisis han permitido identificar un aumento de los niveles de ciertos lípidos (esfingolípidos, fosfatidiletanolaminas y triacilgliceroles) en el suero de ratones infectados, resultados que coinciden con el aumento de determinados esfingolípidos circulantes como las ceramidas en plasma de pacientes infectados. El aumento de ceramidas podría jugar un papel clave en los procesos de neuroinflamación y muerte celular que se producen durante la infección viral.
Estos resultados permiten ampliar el conocimiento sobre la progresión de la infección por el virus del Nilo, contribuyendo a la identificación de nuevos biomarcadores para la monitorización clínica de la enfermedad y al desarrollo de nuevas terapias.