La peste porcina africana (PPA) es una enfermedad infecciosa contagiosa de los cerdos domésticos y jabalíes con un alto impacto en el bienestar animal y en la industria porcina. Los animales infectados pueden presentar una amplia gama de síndromes clínicos según la virulencia de la cepa viral y las características del huésped.
En términos clínicos, se pueden diferenciar varias formas: una forma aguda de la enfermedad, que se correlaciona con fiebre hemorrágica y síntomas típicos de PPA con altas tasas de mortalidad (hasta 95-100 %); una forma subaguda, que presenta signos similares, aunque menos graves, a los observados en las formas agudas y presenta tasas de mortalidad del 30-70 %; y una forma crónica de la enfermedad, con síntomas inespecíficos que duran meses y no se asemejan al cuadro típico de la PPA.
La peste porcina africana es causada por la infección con el virus de la peste porcina africana (ASFV). Se sabe que el VPPA tiene una estructura compleja compuesta por varias cápsidas y membranas lipídicas; sin embargo, todavía se necesita un conocimiento detallado de la estructura del virión.
A pesar de los recursos implementados durante décadas, aún no está disponible una vacuna comercial segura para el control del virus de la peste porcina africana, a pesar de los ensayos de vacunas en granjas en Vietnam. Por lo tanto, el control de la peste porcina africana todavía se basa en el diagnóstico precoz y en la aplicación de estrictas medidas sanitarias.
Por ello, el acceso a pruebas diagnósticas de alta sensibilidad es crucial para el control de la enfermedad. La combinación de la detección directa de antígenos junto con la detección de métodos de anticuerpos específicos es especialmente relevante para el seguimiento de la PPA. La detección de virus se puede realizar a través del aislamiento del virus, pruebas de anticuerpos fluorescentes, PCR o ELISA.
Todos los métodos descritos anteriormente necesitan personal capacitado y deben realizarse en un laboratorio. Por el contrario, los denominados ensayos de flujo lateral (LFA) son fáciles de usar, de bajo coste, brindan resultados rápidos y exhiben estabilidad a largo plazo en una amplia gama de climas.
A pesar de estas ventajas, los LFA aún carecen de la sensibilidad suficiente para cumplir con el rendimiento de los ensayos de laboratorio de referencia, y se recomiendan solo como método de investigación de brotes y para las pruebas de rutina de animales enfermos. Para mejorar la implementación de LFA, se han desarrollado nuevas etiquetas fluorescentes para aumentar la sensibilidad general.
Por ello, un equipo de científicos españoles compuesto por Cristina Aira, Alejandro Monedero,Sonia Hernández-Antón, Juan Martínez-Cano, Ana Camuñas, Nadia Casado, Raquel Nieto, Carmina Gallardo, Marga García-Durán, Paloma Rueda y Alba Fresco-Taboada, ha realizado un trabajo para describir la optimización de la detección del virus de la peste porcina africana mediante la implementación de pruebas rápidas fluorescentes de alta sensibilidad que emplean nanopartículas marcadas para la detección directa del virus y para la vigilancia de la peste porcina africana mediante la detección de anticuerpos específicos.
Para la detección de antígenos (Ag) en la sangre, se desarrolló un ensayo de flujo lateral fluorescente en sándwich con doble anticuerpo. Para complementar el diagnóstico, se desarrolló un LFA fluorescente de doble reconocimiento para la detección de anticuerpos específicos (Ab) en suero o sangre.
IMPORTANTES MEJORAS EN LA SENSIBILIDAD
Para la detección directa de ASFV en muestras de sangre, “el nuevo ensayo fluorescente mejoró la detección temprana de los animales infectados, detectando un 87 % de muestras positivas”, comentan los autores.
"El ensayo fluorescente mejoró estadísticamente la detección viral de ASFV en muestras de sangre”, agregan.
Asimismo, el uso de partículas fluorescentes “mejoró dieciséis veces la sensibilidad analítica del ensayo colorimétrico para la detección de anticuerpos”. Esta mejora de la sensibilidad permitió la detección más temprana de anticuerpos en muestras experimentales, detectando un 47 % de muestras positivas.
De la observación de los resultados, se puede concluir que “la combinación de los ensayos de anticuerpos y antígenos facilitaría la identificación de animales infectados, independientemente del tiempo posterior a la infección”, celebran los autores.
“La combinación de detección de antígenos y anticuerpos permitiría detectar cerca del 100% de los animales que están o han estado afectados por el virus de la peste porcina africana, lo cual es de especial interés ya que no solo los animales infectados de forma aguda, sino también los cerdos portadores y los persistentemente infectados jabalíes, requieren una consideración especial en el control de la enfermedad”, exponen.