Un experimento exitoso a largo plazo con cerdos vivos indica que los científicos de Nebraska pueden estar un paso más cerca de lograr una vacuna segura, duradera y potencialmente universal contra la gripe porcina.
Los resultados no solo son importantes para la industria porcina, sino que tienen implicaciones significativas para la salud humana. Esto se debe a que los cerdos actúan como "recipientes de mezcla", donde varias cepas de influenza porcina y aviar pueden reconfigurarse y volverse transmisibles a los humanos.
De hecho, la pandemia de gripe porcina de 2009, que involucró una variante de la cepa H1N1, surgió por primera vez en los cerdos antes de infectar a aproximadamente una cuarta parte de la población mundial en su primer año, causando casi 12.500 muertes en los Estados Unidos y quizás hasta 575.000 en todo el mundo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
"Teniendo en cuenta el importante papel que juegan los cerdos en la evolución y transmisión de posibles cepas pandémicas de influenza y el impacto económico sustancial de los virus de la gripe porcina, es imperativo que se realicen esfuerzos para desarrollar estrategias de vacunación más efectivas en poblaciones de cerdos vulnerables", apunta Erika Petro-Turnquist, estudiante de doctorado y autora principal del estudio publicado recientemente en Frontiers in Immunology.
Petro-Turnquist cuenta con el asesoramiento de Eric Weaver, profesor asociado y director del Centro de Virología de Nebraska. El laboratorio de Weaver encabeza un esfuerzo que utiliza Epigraph, una técnica informática basada en datos desarrollada conjuntamente por Bette Korber y James Theiler del Laboratorio Nacional de Los Alamos, para crear una vacuna más amplia contra la influenza, que es notoriamente difícil de prevenir porque muta rápidamente.
Actualmente, los productores de carne de cerdo intentan controlar la gripe porcina mediante el uso de vacunas disponibles comercialmente derivadas de virus inactivados completos y virus vivos debilitados. A partir de 2008, aproximadamente la mitad de las vacunas en uso en los Estados Unidos se hicieron a medida para rebaños específicos, una estrategia costosa, lenta y poco efectiva debido a la rapidez con la que evoluciona la influenza porcina.
El algoritmo Epigraph permite a los científicos analizar innumerables secuencias de aminoácidos entre cientos de variantes del virus de la gripe para crear un "cóctel" de vacuna de los tres epítopos más comunes: los fragmentos de proteína viral que desencadenan la respuesta del sistema inmunitario. Podría ser un camino hacia una vacuna universal contra la gripe, que los Institutos Nacionales de la Salud definen como una vacuna que tiene al menos un 75 % de eficacia, protege contra varios tipos de virus de la gripe durante al menos un año y es adecuada para todos los grupos de edad.
"El primer epítopo parece un gen normal de la vacuna contra la influenza, el segundo se ve un poco raro y el tercero es más raro", cuenta Weaver. "Estamos revirtiendo la evolución y volviendo a juntar estas secuencias que el sistema inmunitario reconoce como patógenos. Las estamos volviendo a vincular computacionalmente y de ahí proviene el poder de esta vacuna, que brinda tan buenas protecciones contra tal amplia gama de virus".
En otra estrategia para aumentar la eficacia, la vacuna se administra a través de adenovirus, un virus común que causa síntomas similares a los del resfriado. Su uso como vector desencadena una respuesta inmunitaria adicional al imitar una infección viral natural.
Hace dos años, el equipo de Weaver publicó los resultados iniciales en la revista Nature Communications, basados en pruebas en ratones y cerdos. Esos hallazgos indicaron que la vacuna desarrollada por Epigraph produjo firmas de respuesta inmunitaria y protección fisiológica contra una variedad mucho más amplia de cepas que una vacuna comercial ampliamente utilizada y cepas de gripe de tipo salvaje.
INVESTIGACIÓN
El estudio de seguimiento es aparentemente el primer estudio longitudinal que compara el inicio y la duración de una vacuna vectorizada con adenovirus con la de una vacuna de virus inactivo completo. Los investigadores observaron 15 hembras de cerdos durante un período de unos seis meses, la vida típica de un cerdo de mercado.
Un grupo de cinco recibió la vacuna Epigraph, un segundo grupo de cinco recibió una vacuna comercial de virus inactivo completo y un tercer grupo de cinco recibió una solución salina para que sirviera como grupo de control. Los cerdos recibieron su vacunación inicial a las tres semanas de edad y una inyección de refuerzo tres semanas después. Sus niveles de anticuerpos y respuestas de células T se midieron semanalmente durante el primer mes y cada 30 días a partir de entonces. A los seis meses de edad, fueron expuestos a una cepa de gripe porcina diferente de las representadas directamente en la vacuna.
Los cerdos que recibieron la vacuna Epigraph mostraron respuestas más rápidas y duraderas de anticuerpos y células T a las vacunas. Después de la exposición al virus de la gripe porcina, los cerdos vacunados con Epigraph mostraron una protección significativamente mejor contra la enfermedad: menos diseminación viral, menos síntomas de infección y respuestas más fuertes del sistema inmunológico.
"Esos cerdos pesaban alrededor de cinco libras cuando los vacunamos y al final del estudio, seis meses después, pesaban más de 400 libras", asegura Weaver. "Es sorprendente que esta vacuna se mantuviera por encima de esa tasa de crecimiento. Continúa expandiéndose a medida que crece el animal".
El equipo de Weaver continúa con la investigación, y los próximos pasos incluyen estudios más amplios y posiblemente una asociación comercial para llevar la vacuna al mercado.
"Cuantas más veces hagamos estos estudios, más seguros estaremos de que esta vacuna tendrá éxito en el campo", señala Weaver.