Este domingo 11 de junio se celebra el Día Mundial del Cáncer de Próstata, uno de los cánceres que más se diagnostica en España. Esta es una enfermedad que no solo afecta a humanos, sino que los perros no castrados son también muy propensos a padecerla.
Según indica la Asociación Española Contra el Cáncer, cada año más de 1.270.000 personas de todo el mundo reciben un diagnóstico de cáncer de próstata y un diagnóstico temprano es clave para una correcta prevención.
En lo que respecta a la población canina, en un estudio epidemiológico reciente, se analizó retrospectivamente las evaluaciones ecográficas de rutina en 1.003 perros. Independientemente del motivo de la consulta veterinaria, el 47,5 % de los perros mostró al menos un hallazgo prostático anormal. Además, la prevalencia es mayor en perros con una esperanza de vida larga que en sujetos con una esperanza de vida corta, calculada en función de su raza.
Entre las anomalías prostáticas más habituales, la hiperplasia prostática benigna (HPB), es la más frecuentemente representada, con una prevalencia entre el 46 % y el 55,3 % de los pacientes. Le sigue la prostatitis aguda y crónica, con una prevalencia del 28 % al 38,5 %. La neoplasia prostática es más inusual (2,6 % -3,5 %), pero con frecuencia es maligna y generalmente mortal.
Aunque en muchas ocasiones es un proceso con curso asintomático, “el aumento prostático puede resultar bastante molesto en algunos animales ya que va a presionar los órganos que la rodean. Además, pueden darse complicaciones posteriores como la prostatitis o infección de la próstata y la presencia de quistes prostáticos o paraprostáticos”, explicó Empar García Roselló, profesora del Dpto. Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera.
Por lo tanto, la especialista considera que es recomendable una revisión anual de la próstata en perros no castrados de más de 5 años.
La mayoría de los diagnósticos se basan en la clínica descrita por el propietario, y el veterinario casi nunca diagnostica la enfermedad en sus primeras etapas, sino en etapas avanzadas. El hecho de no tratarla a tiempo puede tener graves consecuencias clínicas.
HERRAMIENTAS PARA COMBATIR LA HPB
Para abordar este problema, Virbac es la única compañía farmacéutica que ofrece soluciones para el diagnóstico y el tratamiento precoz de la HPB.
Entre las pruebas de diagnóstico, la esterasa prostática específica canina (CPSE) en suero ha sido reconocida como un biomarcador válido y específico para los trastornos prostáticos caninos, debido a que su contenido es mayor en el suero de perros afectados por diferentes alteraciones prostáticas como la hiperplasia prostática benigna y la prostatitis bacteriana.
En condiciones fisiológicas, el CPSE se secreta en la luz de los conductos prostáticos y permanece principalmente en la glándula prostática. Por el contrario, cuando se altera la glándula prostática, se pueden encontrar en la sangre proteínas de origen prostático, como CPSE.
Speed™ CPSE es un test rápido cuantitativo de Virbac que permite el análisis de CPSE circulante mediante el análisis de la fluorescencia inducida por láser.
En cuanto al tratamiento de la hiperplasia, existen dos opciones posibles: la castración quirúrgica y la opción de utilizar un tratamiento médico no invasivo, recomendado en animales reproductores o propietarios que no quieren castrar a su perro.
Para este segundo caso, Virbac ofrece Ypozane®, cuyo principio activo es el acetato de osaterona, un antagonista de los andrógenos a sus receptores prostáticos y bloqueador del transporte de testosterona a la próstata, es un medicamento eficaz para tratar la enfermedad, administrándose vía oral una vez al día durante una semana, durando su efecto hasta 6 meses. Además de su excelente tolerancia en perros de edad avanzada, preserva la capacidad reproductora. Ypozane® también puede utilizarse como tratamiento complementario a la castración quirúrgica para una resolución más rápida de los síntomas.
También existe Suprelorin®, un implante que contiene el principio activo acetato de deslorelina, que se puede utilizar para tratar la hiperplasia benigna de la próstata en perros debido a la reducción de los niveles testosterona que provoca.