El calentamiento global antropogénico está causando perturbaciones en los ecosistemas acuáticos de agua dulce terrestres y continentales y en las zonas costeras de todas las regiones climáticas de Europa. Una de las consecuencias de estas perturbaciones es el aumento del riesgo de transmisión de enfermedades transmitidas por vectores que afectan tanto a las poblaciones animales como a las humanas. Los cambios en los regímenes de agua y temperatura influyen directamente en el desarrollo de los vectores y pueden aumentar su rango de distribución y alargar los períodos anuales durante los cuales están activos.
Entre estas enfermedades se encuentra la dirofilariosis, una enfermedad zoonótica transmitida por vectores causada por diferentes especies del género Dirofilaria spp. de los cuales D. immitis y D. repens son los más importantes. Los cánidos y félidos, tanto domésticos como silvestres, actúan como huéspedes definitivos, con mosquitos culícidos de los géneros Culex spp., Aedes spp. y Anopheles spp. como vectores. Además, los humanos también pueden infectarse, en las mismas áreas donde existen reservorios microfilarémicos, lo que resulta en dirofilariosis humana.
Es una enfermedad cosmopolita, localizada principalmente en regiones tropicales y semitropicales a nivel mundial, áreas particularmente sensibles a los cambios climáticos, donde se están observando cambios en su patrón de distribución. En Europa, su presencia se está expandiendo constantemente, y ahora es endémica en los países del sur y del centro-norte. Su distribución está directamente ligada a la presencia de vectores, cuyo ciclo de vida está a su vez muy asociado a la existencia de cuerpos de agua dulce (ríos, regadíos y zonas de aguas estancadas) y factores climáticos (humedad y temperatura), ya que el período de muda de las larvas en el vector se acorta cuando la temperatura ambiente aumenta.
En España y Portugal se considera una enfermedad endémica donde la prevalencia no es uniforme en todo el territorio. En España, la prevalencia de D. immitis en perros es del 6,47 %, y la seroprevalencia en gatos es del 9,4 %. En el caso de Portugal, los estudios publicados en perros aportan valores de prevalencia que oscilan entre el 0,9 % y el 27,3 %, siendo mayor en el sur.
El objetivo de un estudio realizado en España ha sido realizar una propuesta cuantitativa del riesgo de infección por Dirofilaria spp., utilizando como variables clave la distribución potencial de hábitats aptos para Culex pipiens calculada mediante un modelo de nicho ecológico (ENM) y el número potencial de Dirofilaria spp..
Además, se estimó el impacto de posibles condiciones climáticas futuras para los períodos de las décadas de 2040, 2060 y 2080. El modelo resultante se validó con la prevalencia y geolocalización de perros infectados por D. immitis de todas las provincias y distritos. El riesgo de Dirofilaria spp. fue elevada en toda la península y Baleares, a excepción de las zonas de mayor altitud.
Los autores del estudio, Iván Rodríguez, Ricardo E. Hernández, José Ángel Sánchez, Manuel Collado, Patricia Pérez y Rodrigo Morchón, todos ellos pertenecientes a la Universidad de Salamanca, explican que “estos resultados indicaron que, para la Península Ibérica y las Islas Baleares en su conjunto, existía la posibilidad de riesgo de infección”.
PROYECCIONES PARA EL 2040, 2060 Y 2080
Los autores encontraron una relación robusta y positiva entre el riesgo de dirofilariosis y la prevalencia de perros infestados observada en el área de estudio, de forma que la mayoría de los positivos (registros georreferenciados de perros infectados por D. immitis) en la Península Ibérica y Baleares estaban ubicadas en áreas de alto/medio riesgo de infección.
Modelo de nicho ecológico para Cx. pipens en el área geográfica de la Península Ibérica y Baleares que representan un hábitat adecuado.
El resultado de “nuestras proyecciones futuras bajo escenarios de cambio climático reveló un desplazamiento del rango actual de Cx. pipiens a nuevos territorios. Para 2040, la ganancia porcentual de territorio de este vector en la península no será inferior al 27,87 %, y las ganancias serán del 44,53 % y 49,98 % para las proyecciones de 2060 y 2080, respectivamente”.
Esto supondrá, explican, un fuerte aumento de su área potencial, principalmente hacia el noroeste peninsular, lo que redundará en un mayor riesgo de infección por Dirofilaria spp. en las mismas áreas.