La Listeria monocytogenes es una bacteria de gran interés en la industria alimentaria y puede suponer un problema para la población, al ser la causante de la listeriosis, sobre todo en productos listos para el consumo que no son sometidos a ningún proceso de cocinado previo, como queso o embutido.
Recientemente, un trabajo realizado por investigadores de EE UU identificó una estrategia previamente desconocida que la bacteria transmitida por los alimentos utiliza para invadir e infectar a humanos y animales.
Después de que se consumen alimentos contaminados, la bacteria causa listeriosis al pasar por el estómago y el intestino, y luego se propaga al hígado, el bazo e incluso al cerebro, y las investigaciones previas realizadas por los investigadores ha demostrado que la proteína de adhesión de Listeria (LAP) juega un papel importante para ayudar a L. monocytogenes a atravesar la barrera intestinal.
No obstante, existían incógnitas sobre cómo después de que el patógeno secreta la LAP, la proteína permanece en la superficie de la bacteria. “Cómo lo hace sigue siendo un misterio. LAP debe permanecer adherido a la superficie bacteriana para que Listeria cause infección”, comentan.
“Si la bacteria no tiene forma de mantener esa proteína en la superficie, literalmente no tiene ninguna función, no está ayudando a la bacteria a interactuar con las células intestinales”, añaden.
Ahora, recientemente, han descubierto como el patógeno utiliza una proteína llamada internalina B para anclar LAP a las superficies bacterianas.
Una mejor comprensión de Listeria podría conducir a una prevención más eficaz. Las proteínas causantes de virulencia son moléculas distintivas que se encuentran más comúnmente en una ubicación especial en el cromosoma de Listeria llamada "la isla patógena".
Todas las proteínas de virulencia de esa región “llevan una etiqueta de secuencia de aminoácidos única que se puede utilizar para predecir su comportamiento y mecanismos virulentos, incluida la forma en que se secreta y cómo se ancla en la superficie bacteriana”.
Es posible, explican, que LAP haya pasado desapercibido en la listeriosis hasta ahora porque no pertenece a esa región cromosómica, y existen un conocimiento limitado sobre cómo LAP permanece adherido a la superficie bacteriana para causar la infección del huésped.
No obstante, el trabajo ha descubierto que la internalina B convierte a LAP en un factor patógeno al unirlo a la superficie de Listeria. “La cooperación de cada proteína es esencial para la patogénesis”, indican.
DESARROLLO DE COMPLEMENTOS PARA EVITAR LA INFECCIÓN
Comprender esta estrategia plantea la posibilidad de prevenir futuros brotes de listeriosis. La investigación adicional podría revelar cómo crear condiciones que impidan que la bacteria o la proteína permanezcan en la superficie.
Esta no es una situación única para Listeria, ya que las proteínas secretadas y mostradas en la superficie como LAP “también se encuentran en otras bacterias patógenas, como Streptococcus pyogenes y Mycobacterium tuberculosis”.
“Los patógenos suelen secretar grandes cantidades de estas enzimas durante la infección, lo que está directamente relacionado con la virulencia bacteriana. Estas proteínas o sus correspondientes anticuerpos en el huésped serían un gran marcador de diagnóstico y pronóstico de enfermedades infecciosas”, matizan.
El nuevo hallazgo podría ayudar, celebran los autores, a “desarrollar un suplemento de anticuerpos o una vacuna para prevenir la listeriosis en poblaciones susceptibles, especialmente en mujeres embarazadas”. Los investigadores ya han patentado un probiótico basado en bioingeniería, que “potencialmente podría prevenir infecciones”.