Pneumocystis es un hongo oportunista, parecido a una levadura. En perros, Pneumocystis carinii se ha identificado recientemente mediante PCR cuantitativa y secuenciación genética. La neumonía por Pneumocystis en el perro parece ser similar a la de los humanos, donde un bajo número de organismos, supuestamente comensales en individuos sanos inmunocompetentes, proliferan en individuos inmunocomprometidos y causan neumonía grave.
Aproximadamente 50 casos de neumonía por Pneumocystis han sido reportados en la literatura veterinaria, la mayoría de los casos en teckels con inmunodeficiencia de células, y en perros Cavalier King Charles en los que también se sospechan déficits inmunes. Estos animales presentaban procesos neumónicos derivados de la presencia del patógeno, y rara vez se ha documentado neumocistosis diseminada en perros.
No obstante, un grupo de investigadores de EEUU ha presentado un insólito caso en dos hermanos chihuahuas con neumocistosis sistémica y una sintomatología clínica no habitual.
PRIMER SÍNTOMA, TAQUIPNEA
Los dos chihuahuas hermanos de 7 meses de edad fueron llevados a su veterinario local para realizar una castración de rutina, que se realizó sin complicaciones. Cinco semanas más tarde, ambos perros regresaron para una evaluación por un proceso de taquipnea. A ambos perros se les prescribió doxiciclina y fenbendazol. La taquipnea persistió y se prescribió prednisona.
El propietario no informó ninguna respuesta clínica. Seis meses después, las radiografías de uno de los perros identificaron un patrón intersticial desestructurado difuso moderado con prominencia de la arteria pulmonar principal. El ecocardiograma mostró diversas alteraciones cardiacas.
Posteriormente, los animales fueron remitidos a un hospital veterinario de referencia donde se sometieron a exhaustivos exámenes. Se auscultaron ruidos respiratorios ásperos bilateralmente, peor sobre el hemitórax derecho que sobre el izquierdo.
El examen oftalmológico del animal más afectado mostró un segmento anterior normal bilateralmente. Algunas lesiones estaban rodeadas por un borde estrecho de hiperreflectividad tapetal. La cabeza del nervio óptico, la vasculatura retiniana y coroidea y la reflectividad general del tapete estaban dentro de los límites normales.
EVALUACION CITOLOGIA Y HALLAZGO DE PNEUMOCYSTIS
El diagnóstico oftálmico fue de coriorretinitis crónico-activa multifocal, localizada. Estas lesiones parecían granulomatosas y se consideraron compatibles con coriorretinitis fúngica o protozoaria. El perro se colocó en una jaula suplementada con oxígeno (40%-60%), lo que no condujo a una mejora notable en la frecuencia respiratoria o el esfuerzo.
Se tomaron muestras para estudios serológicos y se aspiraron los ganglios linfáticos hepáticos, el hígado y el bazo. La evaluación citológica mediante la tinción de Wright-Giemsa identificó numerosos organismos en todas las muestras, cada uno de aproximadamente 5 a 8 μm de diámetro y que contenían de 4 a 8 núcleos, en consonancia con Pneumocystis. El perro fue tratado con trimetoprima-sulfametoxazol y dado de alta.
Organismos libres de Pneumocystis (flechas negras) están presentes junto con macrófagos que contienen organismos intracitoplasmáticos (puntas de flecha negras).
En la reevaluación, 12 días después de iniciar el tratamiento, el propietario informó que el perro tenía una frecuencia respiratoria normal. En esta reevaluación, el propietario también presentó al otro perro hermano para evaluación de la taquipnea.
En esta ocasión, el animal presentaba síntomas similares a los de su hermano, pero la respuesta al tratamiento no fue la adecuada. Tras varios días de terapia, el examen físico reveló una inclinación de la cabeza hacia la izquierda, anisocoria con miosis y disminución de los reflejos pupilares directos y consensuados a la luz. Los hallazgos fueron consistentes con hemorragia intracraneal y los propietarios optaron por la eutanasia. Durante la necropsia, los investigadores observaron hemorragia subaracnoidea y enfermedad pulmonar grave compatible con neumonía intersticial granulomatosa. La evaluación del hígado indicó necrosis hepática grave y aguda.
HEPATOTOXICIDAD DEL TRATAMIENTO
Ante este curioso caso, los autores presentaban varias conclusiones. En cuanto al tratamiento, “cuatro semanas de terapia con trimetoprima-sulfametoxazol dieron como resultado una buena resolución clínica en el primer perro, pero potencialmente resultó en una necrosis hepática fatal en el hermano”. También es posible, sugieren, que la neumocistosis diseminada o la administración de prednisona hayan contribuido a la hepatopatía.
La hepatotoxicidad es una complicación conocida de trimetoprima-sulfametoxazol, y se ha informado con una variedad de dosis de medicamentos y duraciones de tratamiento.
Respecto a los problemas respiratorios, “no está claro si la neumocistosis fue la causa de la taquipnea observada inicialmente en los perros descritos aquí o si el organismo se diseminó después de la administración crónica de corticosteroides”.
Asimismo, “aunque la enfermedad multisistémica se ha observado rara vez en perros, está bien establecida en pacientes humanos inmunodeprimidos. También es posible que la infección en estos perros hermanos se desarrollara como consecuencia de una disfunción inmunitaria innata”, comentan.
Por otra parte, según el conocimiento de los autores, “este informe representa la primera descripción de la presunta neumocistosis coriorretiniana en perros”.
En conclusión, el informe “indica que los signos clínicos de neumocistosis sistémica pueden mejorar rápidamente con la administración de trimetoprima-sulfametoxazol, pero es esencial monitorear la evidencia de hepatotoxicidad”.