Con motivo de la publicación de la nueva Ley 7/2023, de 28 de marzo, de protección de los derechos y el bienestar de los animales, primera ley a nivel nacional de la historia, se ha celebrado una mesa redonda en la Facultad de Veterinaria de Lugo para conocer los diferentes aspectos que afectan a los profesionales veterinarios.
Luis Eusebio Fidalgo, profesor de Clínica Médica Veterinaria en la Universidad de Santiago de Compostela (USC); Adriana Méndez, veterinaria del Hospital Veterinario Acea de Olga; y Susana Muñiz, residente del European College of Animal Welfare and Behavioural Medicine, han compartido diferentes detalles. La charla ha sido moderada por Francisco Javier Diéguez, profesor de Producción Animal en la USC y residente del European College of Animal Welfare and Behavioural Medicine.
Diéguez detalló en qué consiste la ley y ha enumerado los puntos más polémicos, como la exclusión de los perros de caza de su ámbito, la obligación para los propietarios de realizar un curso para tener un perro o la situación de los animales exóticos como animales de compañía en función de un futuro listado positivo.
Tras la presentación, Fidalgo, como presidente de la Federación Gallega de Caza, ha recordado que, aunque se ha puesto el foco en los perros de caza, también “están excluidos los perros guías, los perros de las fuerzas de seguridad, los animales de trabajo y los animales de producción”. Así, ha incidido en que “no se puede convertir un animal de trabajo, defensa o caza en un animal de peluche”. Ante esto, Muñiz ha argumentado que “actualmente es obvio que algo no va bien, porque en la perrera la mayoría de los perros que hay son de caza”, pero Luis Eusebio comentó que agradecería que si los animales abandonados no están identificados “se supusiese la presunción de inocencia a los cazadores también”.
Por su parte, Méndez ha recalcado que, “aunque es cierto que está ley está más dirigida al animal de compañía”, sería conveniente que “existiese una ley para los perros de caza”. “El Seprona revisa los microchips de los perros de caza que van al monte, pero esos son los que llevan microchip. El problema son los que se quedan en casa, que no todos lo llevan”, ha agregado. Además, lamenta que “esta ley no está enfocada a este tipo de animales”.
En cuanto a los perros de guarda, Muñiz ha argumentado que “una de las grandes ventajas de esta ley es la trazabilidad de todos los perros”. Considera esta medida “fundamental, porque así sabemos quién los abandona”. Ha señalado que es una norma que “afecta positivamente a todos los perros”.
IDENTIFICACIÓN DE TODOS LOS ANIMALES
Otro punto destacado de la ley es la identificación de los animales en todo el territorio nacional. Adriana Méndez ha resaltado que “en la clínica diaria todos podemos ver las ventajas de esto”, porque “era una locura tener un perro identificado en Galicia y no poder leer el chip si te vas de viaje a Asturias”. Afirma que “a esto no se le puede dar un lado negativo”.
Susana Muñiz ha señalado que un apartado importante es el que hace referencia al comportamiento animal y su adiestramiento. Además de prohibir el uso de collares eléctricos, de impulsos y de ahogo, “hay un registro de adiestradores, que permitirá perseguir a aquellos que maltraten psicológicamente a los animales”. Sin embargo, ha incidido Méndez, la ley recoge que los profesionales de comportamiento animal podrán ser, además de veterinarios formados en comportamiento animal y etólogos, cualquier persona que posea “como mínimo el Certificado de Profesionalidad de Adiestramiento de base y educación canina”. A pesar de esto, Muñiz cree que “aún está todo abierto, pero de momento la promesa es bonita. Falta ver quién hace qué”.
Una de las medidas más polémicas de la Ley de Bienestar Animal es el curso obligatorio para tener perros. Susana Muñiz admite que “para gente que ya tenga perro y sepa lo que supone es una tontería, pero para quien no lo tenga puede resultar útil”. Añade que “ojalá se deba superar una formación para cada especie” antes de tener mascota. Ha especificado que esa prueba “debería incluir algo de etología de cada especie, lenguaje de cada animal, comportamiento en la naturaleza, necesidades…”, pero lamenta que “posiblemente sea algo más light”.
Los ponentes han detallado la nueva reglamentación en el caso de las colonias felinas, han comentado la situación de los animales exóticos, que “siguen a la espera de la creación de un listado positivo que indique las especies permitidas como mascota”, y han recordado que, “a partir de ahora, cuando muera un animal de compañía se deberá incinerar o enterrar con una empresa autorizada”.
Para finalizar el coloquio, Adriana Méndez ha señalado que “esta ley me parece buena en general”, pero una debilidad importante es que “como se señala en ella, menos del 30 % de los perros y el 4 % de los gatos que llegan a centros de acogida están identificados con microchip”. Por esta razón, “sería esencial que primero empezáramos por el principio y que pusiéramos las herramientas para que todos los animales de compañía estén identificados”. Hasta que esto no ocurra, “las leyes están muy bien, pero no se pueden llevar a la realidad”, ha concluido.