El virus del Nilo Occidental (VNO) es una enfermedad zoonótica transmitida por vectores que generalmente se transmite entre aves y mosquitos. Es un virus de la familia Flaviviridae, del género Flavivirus.
Los seres humanos, los caballos y otros mamíferos pueden infectarse, pero no pueden transmitir el virus ni a los mosquitos ni a otros organismos. Las infecciones en los seres humanos pueden ser graves y provocar enfermedades neurológicas y la muerte. Hasta hace poco, la enfermedad solo se notificaba en Europa de forma ocasional. Se creía que el virus entró en Europa a través de aves migratorias infectadas en el África subsahariana. Sin embargo, la proliferación supone en la actualidad una preocupación de salud pública.
La tasa de transmisión del virus del Nilo Occidental está determinada por la interacción entre los reservorios del virus y los vectores, que pueden maximizarse en entornos agrícolas.
Actualmente, según cuenta la experta Flavia Riccardo, especialista en enfermedades infecciosas e investigadora sénior en el Departamento de Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Salud de Italia en Roma, “las infecciones por VNO son endémicas en el sur de Europa y sus países vecinos, y cada año ocurren varios casos en humanos. En los últimos años, los brotes recurrentes han provocado un fuerte aumento en el número de infecciones observadas, incluidos casos graves y muertes”.
En el caso de España, entre 2020 y 2021 se reportaron varios casos de personas ingresadas con meningoencefalitis debido a la transmisión por mosquitos portadores del Virus del Nilo Occidental.
Riccardo explica que la intensidad de la transmisión del VNO es el resultado de la compleja interacción entre el medio ambiente, los mosquitos vectores y las aves reservorio. “Los estudios sugieren que se espera que el cambio climático fortalezca aún más esta tendencia creciente en los próximos años”, advierte.
Por ello, aboga por “trabajar juntos como equipo en todos los sectores e implementar el enfoque One Health. Esto incluye: control de vectores, monitoreo de la resistencia a los insecticidas, vigilancia entomológica humana-animal integrada, comunicación de riesgos sobre la enfermedad y su prevención, desarrollo de los sistemas de diagnóstico de laboratorio, medidas de seguridad para transfusiones y trasplantes, la realización de revisiones posteriores a las medidas tomadas, y ejercicios de simulación. Todos estos son elementos que pueden mejorar nuestra preparación”.
Sin embargo, subraya que muchos aspectos de la enfermedad "aún no se conocen por completo", y los brotes recurrentes "nos muestran que la epidemiología puede ser muy diferente. Cuanto más comprendamos los factores implicados, mejor podremos reconocer y responder a futuras epidemias”.
A pesar de que el virus del Nilo Occidental es una amenaza común para los Estados miembros de la UE y sus países vecinos, “la percepción general de los riesgos relacionados con las picaduras de mosquitos es todavía muy baja”.