“Cada vez que se va alguien del mundo rural es un desastre ambiental”

La Facultad de Veterinaria de la Universidad de Santiago de Compostela acogió un encuentro con Noelia García Santaoalla, veterinaria especialista en reproducción y socia de Seragro; Ana María Corredoira, bióloga y responsable de Ganadería A Cernada; y María Veiga Duarte, veterinaria y cofundadora de Atelier Bisqato SL, para compartir su visión sobre el trabajo de las mujeres en el mundo rural.

La encargada de comenzar el debate fue Ana María Corredoira, que se crió en una aldea gallega, y desde pequeña escuchó el “eco de que hay que buscar en la formación una salida, un futuro lejos para escapar”. Ella terminó la carrera y volvió a casa de sus padres para trabajar, pero “que una mujer joven con formación decidiese incorporarse a una granja era visto como un fracaso”, lamenta. Tras la muerte de su padre, en 2014, empezó a dirigir la ganadería familiar.

Corredoira recalcó la importancia de concebir las granjas como empresas, porque “las aldeas de Galicia están sembradas de pequeñas empresas”. Ella orientó así la actividad productiva de la ganadería y, en 2015, junto a Granxa Maruxa, formó la cooperativa As Vacas da Ulloa.

“Para emprender en lo rural necesitamos lo mismo que una persona que quiere emprender en lo urbano. Ni más ni menos”, enfatiza. Para poder empezar negocios deben ser rentables económicamente, “y eso es lo que más está fallando en este sector y lo que tenemos que cambiar”, señala.

PRODUCCIÓN DE QUESO ECOLÓGICO 

A continuación, María Veiga Duarte dedicó su exposición a explicar su trayectoria profesional. Empezó a trabajar en clínica de vacuno, pero en una empresa “me sentí muy discriminada y renuncié”. Pasó a trabajar para una empresa de medicamentos hasta que, junto a su socio y pareja, creó una quesería: “me puse a hacer queso sin saber hacer queso”.

Su empresa compra leche a ganaderías que trabajen de forma ecológica y en pastoreo, y ha destacado el trabajo del padre de Ana María Corredoira y de José Ángel Espiñeira, ganadero de Gutiriz, que “fueron pioneros en la forma de alimentar a sus animales”. Los tenían en pastoreo, e iban a Castilla y León a “buscar cereal ecológico para traerlo y dárselo a los animales cuando no hay tanto pasto”.

Veiga ha relatado cómo para aprender el proceso de la fabricación de queso fueron a muchas queserías, y “toda la gente que nos abrió la puerta de sus negocios no sólo nos enseñó, sino que nos trajeron clientes”. Ha planteado que lo más importante no es el proyecto, sino las personas que llevan a cabo el proyecto, y ha asegurado que “el mundo de la transformación de alimentos es supergeneroso”.

Por último, Noelia García Santaolla ha explicado que sus padres creyeron que la forma de que sus hijos pudiesen salir adelante en la vida era “la educación, los estudios y ver mundo”. Ha señalado que no es veterinaria de vocación, y que tenía compañeros que “no entendían la vida si no entraban en Veterinaria”, y en ocasiones se frustraban con la carrera. “Lo que sí tenía era buen feeling con el mundo rural y ganadero”, ha recordado.

Cuando era adolescente “se respiraba un clasismo brutal”. La veterinaria ha criticado que cuando era joven “había veterinarios que venían con muchas ínfulas y trataban a los ganaderos como si fuesen inútiles”, y esas situaciones “se te quedan grabadas y las guardas para el futuro”. Esta fue otra razón que le animó a formar parte del sector para intentar cambiarlo desde dentro, ha explicado García.

Cuando empezó a trabajar “en la zona de Lugo se habían acostumbrado a las mujeres veterinarias, y a nadie le daba un pasmo si te veía aparecer por la puerta”, pero en Coruña todavía no era muy común. “Hubo compañeros que no querían contratarme, y era simplemente por ser mujer”. Afirma que hoy en Seragro no “hay problemas de sexismo”. 

MUJERES EN EL MUNDO RURAL

Ana María denuncia que “lo rural no es un mundo de hombres, las mujeres somos la mitad. Lo rural es un mundo pensado por hombres”. Esto es evidente, señala, cuando tiene reuniones con hombres y le dicen que “las mujeres no quieren entrar en este mundo o que no hay mujeres”. Corredoira exclama que “hay muchas mujeres, y con una capacidad inmensa, pero necesitamos que el sistema no nos deje fuera. Porque a veces nos buscan para la foto y nada más”. “Fuimos nosotras las que profesionalizamos el sector”, remarca.

Las tres expertas coinciden en que la situación del mundo rural es muy deficiente. “Nos dicen que somos pocos” y se usa como argumento para no instalar infraestructuras, “porque para diez vecinos no merece la pena” poner antenas ni asfaltar. “Nosotros también tenemos derecho a habitar”, lamentan. “Cada vez que se va alguien del mundo rural es un desastre ambiental”, subrayan. Así, aseguran que todavía “hay mucho que hacer y por construir, y necesitamos mujeres jóvenes”.

Reconocen que es un trabajo duro, pero “ahora empezamos a hablar de calidad de vida y dignidad”. Noelia incide en que “lo básico es que la actividad genere beneficios”, porque para vivir en el mundo rural hace falta más dinero que “para vivir en lo urbano. Hay que estar desplazándose todo el día, y muchas veces desde lugares sin transporte público”.

Corredoira ha afirmado que el trabajo rural “no puede ser un trabajo estático. Estamos en un mercado y hay que ser capaz de seguirlo”. Veiga ha mencionado que trabajar con vocación “es muy bonito”, pero que no es necesaria para “llegar a hacer algo que te apasiona”. Las tres profesionales han manifestado que en el mundo rural “hay muchísimo campo de trabajo y muchas áreas de innovación”.