El Grupo Operativo de prevención frente a la Peste Porcina Africana (GO PREVPA) ha publicado un nuevo documento que en el que se recoge una propuesta sostenible para la monitorización del jabalí. Uno de los objetivos del Grupo Operativo es desarrollar planes de monitorización para poder tomar las mejores decisiones con respecto a la gestión poblacional de estos ungulados, que en situaciones de sobreabundancia representa una amenaza de carácter económico, social y ambiental.
En este sentido, PREVPA está impulsando campañas de monitorización en varias poblaciones representativas de la diversidad de hábitats y escenarios de gestión para este suido silvestre dentro del territorio nacional. Todo ello en base a las metodologías de fototrampeo sin reconocimiento individual y de estadísticos cinegéticos de calidad, las cuales son las más recomendados para estimar la densidad de jabalíes a escala local, según una reciente investigación del proyecto europeo ENETWILD.
La monitorización de la fauna silvestre, con base técnica y científica, es una herramienta fundamental para mejorar la gestión de las especies, lo cual resulta esencial para, entre otras cosas, controlar la sobrepoblación de alguna de ellas y reducir los conflictos asociados a estos escenarios. Un trabajo de monitorización bien hecho ofrece indicadores que son de gran utilidad para conocer el estado de las especies, el ecosistema o su situación sanitaria. Eso permite comprender mejor los procesos ecológicos, epidemiológicos y socioeconómicos esenciales para poder desarrollar actuaciones proactivas o preventivas.
¿CÓMO ELABORAR UN BUEN PLAN DE MONITORIZACIÓN?
Tal y como se señala en el documento publicado por el GO PREVPA, monitorizar consiste en el proceso de observar y registrar regularmente información sobre la especie en cuestión. El principal objetivo es evidenciar cómo los parámetros estudiados evolucionan en el tiempo, con una visión, a poder ser, a largo plazo.
Como apunta el doctor Joaquín Vicente Baños, investigador del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), colaborador del GO PREVPA y uno de los autores principales del documento, “todo proceso de monitorización ha de garantizar un diseño correcto y un buen análisis de datos” con la finalidad de “obtener resultados que puedan ser útiles para una buena toma de decisiones en la gestión de la fauna silvestre”. Para ello hay que tener en cuenta, al menos, tres factores: “definir claramente los objetivos, aplicar un diseño y una metodología apropiada y seguir unos mínimos estándares científico-técnicos en la recopilación y registro de la información”.
A la hora de implementar un plan de monitorización, el investigador Joaquín Vicente matiza que “antes hay que determinar la escala a la que se va a plantear la monitorización, la frecuencia de los muestreos y la exactitud y precisión que consideramos suficientes para hacer las estimaciones de nuestro plan de monitoreo”. En este sentido es importante tener en cuenta varios factores como las localizaciones del muestreo —luego son usadas para inferir los resultados a un área más grande—, disponer de un buen sistema de gestión de datos o el propio muestreo en sí, que ofrece muchas posibilidades.
Teniendo todo ello en cuenta se pueden llegar a implementar sistemas de gestión sostenibles para el jabalí mediante campañas de monitorización, lo que resultaría una herramienta esencial en la lucha contra la prevención de la entrada de la peste porcina africana en España.