El pasado 4 de enero la empresa de biotecnología Dalan Animal Health, Inc, informó que el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) le había concedido una "licencia condicional por dos años para la vacunación de abejas melíferas contra la enfermedad de la Loque americana causada por la Paenibacillus larvae”.
La vacuna, que se prevé que estará disponible para su compra en EE. UU. en 2023, se distribuirá “de forma limitada a los apicultores comerciales”.
Está compuesta por bacterias “Paenibacillus larvae de células enteras muertas y se administra mezclándola con el alimento para reinas que consumen las abejas obreras”, con el objetivo de que la reina “la ingiera y fragmentos de la vacuna se depositen en sus ovarios”, expone la empresa.
“Estamos comprometidos a brindar soluciones innovadoras para proteger a nuestros polinizadores y promover la agricultura sostenible. El crecimiento de la población mundial y los climas cambiantes aumentarán la importancia de la polinización de las abejas para asegurar nuestro suministro de alimentos”, comentó Annete Kleiser, directora ejecutiva de Dalan.
La abeja melífera es denominada también abeja melífera europea, y es la más común de las 7 a 12 especies de abejas melíferas existentes en todo el mundo. Ya en 2018 unos científicos de la Universidad de Helsinki desarrollaron la primera vacuna comestible contra las infecciones microbianas que causan la Loque americana. El método para usarla era introducir en la colmena un medallón de azúcar comestible que era ingerido por la reina en una semana aproximadamente. Así, ingería los patógenos y podía provocar una respuesta inmunológica en sus descendientes y más adelante en la colmena.
SITUACIÓN DE LAS ABEJAS
Las abejas y otros polinizadores están cada vez más amenazados por los efectos de la actividad humana. La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas y esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos con los que se alimenta el ganado y plantas silvestres.
En mayo de 2022, el veterinario y presidente de la fundación Amigos de las Abejas, Jesús Llorente, explicaba a Diario Veterinario que “se calcula que el 90 % de las plantas silvestres y el 75 % de los cultivos para consumo humano dependen de la polinización", al igual que el 35 % de las tierras agrícolas mundiales. Sin embargo, en 2021 en Europa el 9 % de las abejas y de las mariposas estaban amenazadas.
Entre los principales problemas a los que se enfrentan las abejas se encuentra el denominado monocultivo, “un fenómeno que supone que las grandes superficies que trabajan con abejas no ponen a disposición de estos insectos una alimentación variada, sobre todo en polen, y ello hace que se desarrollen con dificultad”.
Llorente también apuntaba a la “mala utilización de los biocidas que afectan a las abejas, sobre todo a las pecoreadoras, aquellas que recolectan el polen, que son las que visitan las plantas que han sido tratadas”.
Además, otro de los problemas a los que se enfrenta la población de las abejas es a la varroosis, enfermedad producida por el ácaro de la Varroa, y que es “la principal causa de muerte de las abejas”.
También existen otras enfermedades o plagas que están causando un grave daño en las abejas, “como la Vespa velutina que se está extendiendo por toda la Península”.
LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA APICULTURA EN ESPAÑA
España es uno de los países de la Unión Europea con el nivel más elevado de profesionalización en la apicultura.
En 2018, el número de apicultores ascendió a 28.876, lo que supone un ligero ascenso respecto al año anterior (23.816 apicultores en 2017), de los cuáles el 17,6 % estaba categorizado como profesional.
En España, el 75 % del censo de colmenas estaría en manos de estos apicultores profesionales, siendo uno de los países de la UE-28 con más alto nivel de profesionalización (media de la UE 40,47 %).
Con todo ello, la labor de los veterinarios, tanto en investigación como en los colmenares, está siendo clave para impedir la desaparición de las abejas y potenciar el sector apícola. Trabajan con apicultores y otros profesionales del sector agroalimentario para evitar que se extinga una especie esencial para la vida.