Un informe alerta de que las granjas peleteras son caldos de cultivo de virus zoonóticos

La pandemia de COVID-19 ha abierto un debate sobre el papel de los animales mantenidos y sacrificados en las granjas peleteras como reservorios de patógenos y zoonosis. El informe Fur Farming and Public Health analiza la evidencia científica más reciente, identificando y confirmando el papel potencial de los animales de peletería en el surgimiento de futuras pandemias de enfermedades respiratorias humanas.

El primer caso en Europa de infección por SARS-CoV-2 en visón se informó en los Países Bajos en abril de 2020. Después de esto, se detectó SARS-CoV-2 en granjas peleteras en Dinamarca, España, Italia, Suecia, Grecia, Francia, Lituania, Polonia y Letonia. A pesar de la adopción de medidas de bioseguridad, no se pudieron evitar nuevos brotes.

El informe sugiere que, aunque la propagación de COVID-19 ocurre principalmente por transmisión de persona a persona, el establecimiento de un reservorio en las granjas de pieles y/o la vida silvestre podría socavar los esfuerzos para combatir el virus. Además, se ha sugerido que las especies de animales de peletería podrían actuar como "recipientes de mezcla" para los virus de la gripe humana, aviar y porcina, fomentando la aparición de futuras pandemias. Un punto agravante cuando se trata de animales de peletería de granja es que las infecciones de influenza pueden ocurrir con signos clínicos mínimos o nulos, lo que contribuye a una circulación permanente de virus de influenza humana y aviar.

Según cuentan, el actual sistema de alojamiento que se utiliza en las granjas peleteras combina varios factores que las hacen especialmente peligrosas para la salud pública. Algunos de estos factores son la "alta densidad de animales confinados en jaulas adyacentes, y la alta concentración de fincas en áreas geográficas específicas".

En el documento también se destaca la baja diversidad genética de los animales, o sistemas de manejo de estiércol deficientes.

Asimismo, los autores consideran que los programas de vacunación no son suficientes para abordar el riesgo para la salud pública proveniente de las granjas peleteras. “Si bien no está claro si la vacunación puede reducir la transmisión de los virus SARS-CoV-2 y/o influenza A, los hallazgos recientes sugieren que las vacunas no pueden eliminar la transmisión por completo”.

Teniendo en cuenta los riesgos mencionados anteriormente y la naturaleza no esencial de los productos de piel, “la legitimación de mantener la producción de pieles no puede justificarse”, concluyen los autores.

Puede acceder el informe completo en este enlace.

GRANJAS DE VISONES ESPAÑOLAS

El primer caso identificado en visones fue en junio de 2020 y la infección se propagó a la mayoría de los visones de la granja a principios de julio. Posteriormente se han informado casos en 18 granjas de visones en total, la mayoría en Galicia. Además, dos visones americanos salvajes capturados en enero de 2021 dieron positivo por SARS-CoV-2.

Recientemente, la Xunta de Galicia detectaba un foco de influenza aviar (H5N1) en una explotación de visones localizada en la provincia de A Coruña.

El caso se detectó tras la aparición en la granja de animales enfermos con sintomatología respiratoria, así como un incremento anormal de la mortalidad en ella, por lo que se tomaron muestras para el diagnóstico de varias enfermedades, entre ellas la enfermedad provocada por el virus Sars-CoV-2, así como la influenza. Como resultado de estos análisis, se detectaron dos casos positivos, que fueron comunicados inmediatamente a las autoridades de salud pública.

MÁS DE 55.000 FIRMAS PIDEN PROHIBIR LAS GRANJAS PELETERAS EN ESPAÑA

La Fundación Franz Weber ha trasladado a los grupos parlamentarios del Congreso su propuesta de prohibición de las granjas de visón americano todavía abiertas en España.

"Al menos 26 instalaciones de este tipo permanecen en funcionamiento en el territorio peninsular, y en más de la mitad se han notificado brotes de virus peligrosos en los dos últimos años: La Covid-19 que además supuso el sacrificio de decenas de miles de mustélidos, y la gripe aviar, con el primer caso en una granja gallega", exponen.

Los naturalistas acompañan su demanda con más de 55.000 firmas recogidas a través de la plataforma Change.org, donde recuerdan que es “un negocio cruel que contamina suelos y aguas subterráneas, y crea un impacto negativo para la biodiversidad autóctona, por las continuas fugas de los visones americanos de las jaulas, como se han detectado incluso en el Parque Nacional Illas Atlánticas”.

Así, inciden en que “un 70 % de las nuevas enfermedades que han surgido en las últimas décadas son de origen animal, multiplicadas por las condiciones de hacinamiento y suciedad de las granjas, generando un peligroso reservorio de nuevas pandemias más peligrosas y mortales para los próximos años”.