Los perros portan más bacterias resistentes a los antibióticos cuando salen de las clínicas veterinarias que cuando entran a ellas. Estas son las conclusiones de una investigación realizada a 125 perros hospitalizados en un mismo hospital veterinario de Francia durante un periodo de cuatro meses.
Los investigadores centraron el estudio en la resistencia a dos antibióticos de importancia crítica para los humanos: las cefalosporinas y los carbapenémicos. Descubrieron que, al ingreso, el 4,8 % de los perros eran portadores de bacterias resistentes a alguno de estos antibióticos, y a la salida eran el 24,8 %.
Se han encontrado bacterias o genes idénticos en perros sin contacto directo, así como en las instalaciones de la clínica. Esto confirma su transmisión en este lugar, ya sea a través del medio ambiente o por parte del personal. “El papel de los hospitales en la transmisión de bacterias y genes de resistencia es bien conocido en humanos, pero está menos estudiado en animales“, indican los autores del estudio.
Dado que los carbapenémicos no están autorizados para perros, las bacterias resistentes a este antibiótico fueron, “con toda probabilidad”, inicialmente transmitidas por un ser humano, explican los autores. Del mismo modo, advierten que los perros que portan estas bacterias resistentes podrían, a su vez, transmitirlas a sus dueños. Estos resultados son “un recordatorio de que la lucha contra la resistencia a los antibióticos también implica la aplicación de medidas para prevenir la transmisión de bacterias entre animales y de animales a humanos (y viceversa)”.
Una de estas medidas, según los autores del estudio, “es el lavado sistemático de manos después de tocar a un animal, y más aún cuando regresa de hospitalización o está bajo tratamiento antibiótico”.