Las infecciones transmitidas por vectores continúan siendo de gran importancia tanto para los animales como para los humanos. La capacidad de monitorear la exposición o infección de enfermedades caninas transmitidas por vectores (CVBD, por sus siglas en inglés) en animales de compañía puede usarse para conocer la distribución geográfica y el riesgo de infección de patógenos transmisibles tanto a mascotas como a personas.
Una de las herramientas que ha hecho posible seguir las tendencias de los CVBD a lo largo del tiempo es la técnica denominada ELISA point of care (POC) que utilizan los veterinarios para detectar, por ejemplo, antígenos de D. immitis (infecciones por gusanos del corazón) y anticuerpos contra varias infecciones transmitidas por garrapatas.
No obstante, esta técnica cuenta con ciertas limitaciones. Por ejemplo, en el caso de Anaplasma spp. o Ehrlichia canis, la respuesta inmunitaria específica del organismo puede tardar hasta cuatro semanas después de la infección antes de que se produzca una respuesta de anticuerpos inmunodominantes en cantidad suficiente para ser detectada por la prueba POC.
Por lo tanto, un perro podría desarrollar la enfermedad y los signos clínicos asociados a ella antes de generar una respuesta serológica detectable mediante la técnica ELISA.
Para solucionar el problema, se ha desarrollado una prueba que detecta una respuesta inmune humoral más temprana frente a Anaplasma phagocytophilum, Anaplasma platys y E canis, añadiendo nuevas moléculas se incorporaron al POC ELISA existente, creando una segunda -generación POC ELISA.
Por ello, el primer objetivo de un estudio llevado a cabo en EEUU fue evaluar la detección temprana de anticuerpos comparando la prueba ELISA POC de segunda generación con la prueba de primera generación, utilizando muestras seriadas de infecciones experimentales por A. phagocytophilum, A. platys y E. canis en perros. El segundo objetivo era demostrar la precisión de la prueba de segunda generación en relación con los métodos de referencia, como una indicación de su rendimiento general cuando se utiliza en la práctica clínica, así como para la vigilancia de CVBD.
Para realizar la investigación, la prueba POC de segunda generación se evaluó con muestras de suero de perros infectados experimentalmente y una población de perros de campo más amplia. En comparación con la prueba de primera generación, la mayoría de los perros infectados experimentalmente con A. phagocytophilum (n = 7/8), A. platys (n = 4/6) o E. canis (n = 4/6) tuvieron respuestas de anticuerpos detectables 3-22 días antes de desarrollar la enfermedad.
Usando un conjunto de muestras de 510 sueros de laboratorios de diagnóstico veterinario, la prueba de segunda generación tuvo sensibilidades superiores al 90 % para Anaplasma spp. (94,1 %), B burgdorferi (95,5 %), Ehrlichia spp. (93,4%) y D immitis (98,0%). La especificidad osciló entre el 96,8 % y el 100 % en los cuatro ensayos.
“Los resultados de este estudio demuestran que el POC ELISA de segunda generación tenía una capacidad mejorada para detectar respuestas serológicas durante la fase aguda de A phagocytophilum, A platys, e infecciones experimentales por E canis”.
Asimismo, “los resultados de las muestras de campo respaldan una alta sensibilidad y especificidad general, en consonancia con el rendimiento histórico de la prueba POC ELISA de primera generación”.