El presidente de la Organización Colegial Veterinaria (OCV), Luis Alberto Calvo Sáez, se ha reunido este fin de semana con el presidente de la ciudad autónoma de Melilla, Eduardo de Castro González, a quien ha ofrecido toda la colaboración necesaria del máximo órgano de los veterinarios españoles “en la lucha contra la rabia, desde una perspectiva científica y sanitaria, y ante cualquier otro problema de salud pública que pueda producirse”.
Calvo, que ha estado presente en esta ciudad para inaugurar y asistir al Congreso Málaga Vetsummit, recordó que las zoonosis y las enfermedades emergentes “ocupan hoy la primera plana de la actualidad veterinaria, en especial en una ciudad como Melilla”, por la aparición de varios casos de rabia, “lo que obliga a poner en marcha un nuevo modelo de salud pública basado en la prevención y con un trabajo coordinado de todos los profesionales sanitarios, dentro de la visión One Health”.
Además del encuentro con el presidente, Calvo se ha reunido con el director general de Salud Pública y Consumo de la Ciudad Autónoma, Juan Luis Cabanillas, y con Azzedine Chemaa, jefe de los Servicios Veterinarios de Nador, ciudad situada a apenas 15 kilómetros de Melilla con la que mantiene un flujo constante de personas y mercancías, para abordar la situación de la rabia.
Este contacto con los veterinarios del reino alauita “permite seguir estrechando los lazos profesionales en materias como el control de la rabia y estrategias conjuntas frente a enfermedades emergentes”, dentro de una línea de cooperación entre facultativos de ambos países que se ha plasmado en la celebración de cumbres como la de Rabat en 2019.
RIESGO CRECIENTE DE EPIDEMIAS Y PANDEMIAS
Durante la apertura del Congreso, el presidente de la OCV subrayó que no hay líneas divisorias entre medicina humana y animal, como ha quedado constatado tras el SARS-CoV-2, “sin olvidar que existe un riesgo creciente de epidemias y pandemias como consecuencia del deterioro del medio ambiente y la globalización”.
“Nuestra aportación a controla la triquinelosis, brucelosis, listeriosis, salmonelosis, hidatidosis, encefalopatía espongiforme bovina, tularemia, gripe aviar, y otras enfermedades emergentes hacen que el trabajo del veterinario adquiera un papel protagonista, por más que insuficientemente conocido al ser la nuestra una labor preventiva y no asistencial”, concluyó.