Miguel Llorca: “El burnout afecta muchísimo a los clínicos de équidos”

La Asociación Americana de Veterinarios de Equinos ha creado una comisión para mitigar la escasez de veterinarios de caballos en Estados Unidos. Miguel Llorca, presidente de la Asociación de Veterinarios Especialistas en Équidos (AVEE), avisa de que no solo ocurre en ese país. Es un problema generalizado también en Canadá y en toda Europa. En general, en países con mucho desarrollo económico. Esta situación “se encuentra agravada mucho más porque nadie quiere trabajar en las zonas rurales”.

“La clínica equina es muy atractiva, es fantástica, pero al mismo tiempo también es muy demandante”. Por una parte, por los costes económicos, en comparación con los pequeños animales, y por la carga emocional: “la carga humana y mental que demanda la atención al paciente equino es uno de los factores que determinan el abandono de la profesión por parte de algunos veterinarios de caballos”.

Según la asociación americana, las principales razones que dan los profesionales especializados en équidos para abandonar la profesión son el agotamiento o burnout debido a las demandas personales de la profesión, y conflictos debidos a los bajos salarios iniciales en comparación con otras ramas de la veterinaria. En España y el resto de Europa ocurre lo mismo. Llorca afirma que “hay una diferencia importante en el beneficio económico de los clínicos de équidos en comparación con los pequeños animales, y al mismo tiempo te está quebrando tu vida familiar”. Estos dos factores obligan a muchos veterinarios a cambiar de sector o a abandonar por completo la profesión.

El presidente de AVEE lamenta que es una situación difícil de solventar. Cree que si los graduados tuviesen más apoyo económico con el que mejorar la actividad clínica con más auxiliares y veterinarios se podría solucionar parte del problema. “Esto determinaría que tuvieras más tiempo libre para dedicación personal y convivencia familiar. El burnout afecta muchísimo a los clínicos de équidos”.

Llorca asegura que son un sector “de gente muy dura, muy fuerte”. Quien permanece diez años ejerciendo en clínica equina es una persona curtida por todas las dificultades que supone. “La ilusión y la atracción que tenemos por esta especie nos hace aguantar, nos hace solucionar los problemas y mantenernos en la brecha”. Aun así, cree que es necesario ayudar a que los veterinarios de caballos que llevan cuatro o cinco años trabajando no abandonen el sector.

EXCESO DE VETERINARIOS

La situación de España es diferente a la de Estados Unidos, Canadá y el resto de Europa. Aquí no hay escasez de clínicos de équidos. “Somos una fábrica de veterinarios”, se muestra tajante. Hay muchas facultades, y de alguna de ellas sale una gran cantidad de alumnos titulados. “Estamos produciendo veterinarios para el resto de Europa”. Algunos países, como Alemania, Reino Unido o Suecia, se han convertido en el destino profesional de muchos clínicos, tanto de pequeños animales como de caballos. En parte sirve para aliviar el mercado profesional en España, porque “se está retirando mano de obra sobrante. Pero es muy triste que profesionales que son muy buenos tengan que salir del país”.

Es previsible que no exista un problema en el futuro debido a una oleada de jubilaciones. El hueco que dejan los profesionales que acaban su vida laboral se cubre con los que permanecen en España, “es una renovación constante”. El problema no es la falta de veterinarios, sino el exceso de ellos. Es un hecho contrastado por la Conferencia de Decanos y Decanas de Facultades de Veterinaria de España, y que conocen los profesionales de la veterinaria.

FUTUROS PROFESIONALES

Desde AVEE intentan captar estudiantes que se interesen por el mundo de los caballos, pero el número de recién graduados a los que les interesa trabajar con équidos es muy inferior al de pequeños animales. Esta descompensación no se debe a la preparación de las facultades, aunque Llorca reconoce que “no todas tienen el mismo nivel y los mismos recursos”. “Es importante transmitir la belleza y los retos que supone el día a día en el mundo de équidos”, añade.

Cada sector de la veterinaria intenta atraer a alumnos de la carrera hacia su campo. En el caso de los caballos, AVEE Junior prepara congresos anuales con los que intenta animar a los estudiantes a entrar en el sector equino. “Es la única forma con la que podemos promocionar a los futuros profesionales de la clínica equina”.

“No hay nada igual durante el día que estés viendo caballos, siempre son casos diferentes. Es una especie fantástica”, subraya.

A pesar de la COVID-19 y de la crisis económica a la que ha arrastrado, la atención a équidos ha aumentado mucho: “hay compañeros que llevan desbordados dos años”. Los profesionales de la clínica equina necesitan “un apoyo social, y que los propietarios comprendan que su veterinario está haciendo un esfuerzo importantísimo por darles la solución y la mejor atención con la economía más reducida”.