Los gatos domésticos son una de las mascotas más populares en todo el mundo. En la actualidad, las personas en las ciudades viven un estilo de vida acelerado pero necesitan compañía. Los gatos ofrecen una opción con unos costes relativamente más bajos (p. ej., cierto grado de independencia, menos espacio y compromiso social). Sin embargo, el estilo de vida y la previsibilidad ambiental han expuesto, especialmente a los gatos de interior, a muchas restricciones y estímulos aversivos.
El estrés es un problema importante en los gatos con graves consecuencias para la salud y el comportamiento. Ya sea que sean parte de la reacción normal a los estímulos aversivos pero que los propietarios los consideren inapropiados o, de hecho, problemáticos, los problemas de comportamiento se encuentran entre los principales factores de riesgo para que los gatos sean abandonados.
El sistema olfativo está íntimamente conectado con las regiones del cerebro que controlan la respuesta al estrés, lo que brinda oportunidades únicas para que las estrategias olfativas modifiquen el estrés y los problemas de comportamiento relacionados en los gatos. Sin embargo, la intervención olfativa del estrés en los gatos se ha centrado principalmente en varias señales químicas analógicas y los estudios a menudo proporcionan resultados inconsistentes y no replicables.
Para arrojar luz sobre estos datos, un estudio reciente ha revisado la literatura para comprender los estímulos olfativos potencialmente efectivos (p. ej., secreciones de las mejillas y de las glándulas mamarias, y atrayentes de plantas) en el tratamiento del estrés en gatos.
Los hallazgos obtenidos, según comentan los autores, constituyen una evidencia débil de un efecto reseñable del uso de terapia con olor para combatir el estrés en los gatos. “La aplicación al bienestar de un estímulo olfativo en el alivio del estrés requiere una mejor comprensión de su función biológica en los gatos y los mecanismos en juego, lo que puede lograrse en futuros estudios a través de la mejora metodológica”.
Asimismo, indican que “una mejor comprensión de las funciones biológicas de los diversos estímulos olfativos requiere una evaluación sistemática y una profunda investigación de los mecanismos implicados en el proceso olfativo”. Por lo tanto, “los estudios futuros deberían buscar mejoras en la metodología, aprovechar las técnicas de medición avanzadas y reconocer la importancia de abordar la individualidad del gato, además de tener en cuenta la influencia de los factores ambientales”.