Los microplásticos son contaminantes antropogénicos persistentes y ubicuos que se encuentran comúnmente en entornos urbanos. Las partículas de plástico de menos de 5 mm, clasificadas como microplásticos, pueden producirse industrialmente para ser utilizadas en productos de consumo o actividades antropogenéticas o resultar de la meteorización y degradación física de plásticos más grandes.
Las preocupaciones sobre los microplásticos se derivan de sus posibles efectos adversos en los organismos como resultado, por ejemplo, de la formación de especies reactivas de oxígeno y el consiguiente estrés oxidativo e inflamación y acumulación en el medio ambiente.
En el mundo animal, se han encontrado microplásticos en los sistemas digestivos de los peces, mejillones, aves y mamíferos marinos.
Con el objetivo de realizar una evaluación preliminar de la presencia de microplásticos en los tejidos internos de perros y gatos, un grupo de investigadores ha publicado un estudio. Concretamente, han evaluado la presencia de estas sustancias en los pulmones, el intestino delgado (íleon), los riñones, el hígado y los coágulos de sangre de gatos y perros domésticos que viven en un entorno urbano mediante la recolección de muestras post mortem.
Las muestras se obtuvieron de 25 perros y 24 gatos del área metropolitana de Oporto, Portugal. Se encontraron microplásticos sospechosos en 80 muestras de 35 animales (18 gatos y 17 perros), a menudo en más de un tejido del mismo animal (71,4 %), principalmente en tamaños pequeños (50,3 % de 1 a 10 µm). Las pruebas confirmaron una fracción de partículas como tipos de polímeros comunes (p. ej., tereftalato de polietileno). Sin embargo, el número de partículas era muy bajo. Este estudio “destaca las posibilidades de la internalización y distribución de microplásticos en los tejidos internos de los vertebrados terrestres”.
Si bien es el primer estudio realizado para determinar la sospecha de microplásticos en los tejidos internos de los animales de compañía, según el conocimiento de los autores, indican que el bajo número de animales aporta ciertas limitaciones.
No obstante, los datos obtenidos “ayudan a comprender las brechas de conocimiento clave cuando se trabaja con muestras animales, como la necesidad de desarrollar métodos de procesamiento e identificación de muestras”, concluyen los autores.