Pérdida de audición en perros asociada con demencia

Un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Carolina del Norte ha explorado la conexión entre la pérdida auditiva y la demencia en perros geriátricos. El trabajo podría ayudar tanto en el tratamiento de perros que envejecen como en la comprensión de la relación entre la pérdida sensorial y la función cognitiva en los perros.

"En los seres humanos, sabemos que la pérdida auditiva relacionada con la edad afecta a un tercio de las personas mayores de 65 años", indican Natasha Olby, Dra. Kady M. Gjessing y Rahna M. Davidson, autoras del estudio.

“También sabemos que la tasa de deterioro cognitivo es aproximadamente un 30-40 % más rápida en personas con pérdida auditiva relacionada con la edad y que la pérdida auditiva contribuye a un mayor riesgo de demencia en comparación a otros factores como la hipertensión o la obesidad. Pero no entendemos si lo mismo es cierto para los perros”.

En el estudio, evaluaron a 39 perros mayores o geriátricos. Se realizaron pruebas auditivas y cognitivas en cada perro y se pidió a sus dueños que completaran dos cuestionarios, uno centrado en la capacidad cognitiva y el otro en la calidad de vida. Se compararon las pruebas cognitivas, las puntuaciones del cuestionario y la edad entre los grupos de audición.

El perro "promedio" puede escuchar tonos a 50 decibelios (dBs) sin dificultad. De la cohorte del estudio, 19 de los perros podían escuchar a 50 dB, 12 a 70 dB y ocho a 90 dB (más o menos equivalente al ruido que hace un avión a reacción al despegar). La edad promedio de los perros dentro de cada grupo fue de 12, 13 y 14 años, respectivamente.

Cuando los investigadores compararon los resultados de la audición con las respuestas del cuestionario de calidad de vida de los propietarios, encontraron que las puntuaciones relacionadas con la vitalidad y el compañerismo disminuyeron significativamente a medida que la audición se deterioraba.

De manera similar, las puntuaciones del cuestionario cognitivo calificaron a los ocho perros del grupo de 90 dB como anormales, en comparación con nueve de los 12 del grupo de 70 dB y ocho de los 19 del grupo de 50 dB. Los resultados de las pruebas cognitivas fueron similares: a medida que disminuía la audición, también disminuía la capacidad del perro para realizar tareas.

“La pérdida de audición es uno de los mayores predictores de demencia en las personas”, señala Olby. “La pérdida de audición también contribuye a las caídas en las personas mayores, ya que el deterioro sensorial contribuye a la pérdida de habilidades motoras. Entonces, la conexión entre el deterioro físico y neurológico es clara para los humanos”.

“Este estudio indica que la misma conexión funciona en los perros que envejecen. Pero dado que potencialmente podemos tratar la pérdida auditiva en los perros, es posible que podamos aliviar algunos de estos otros problemas. Al cuantificar los cambios neurológicos y fisiológicos en perros ancianos, no solo estamos mejorando nuestra capacidad para identificar y tratar estos problemas en nuestras mascotas, sino que también estamos creando un modelo para mejorar nuestra comprensión de los mismos problemas en humanos”.