“Si no se toman precauciones en los hogares, las altas temperaturas pueden poner en riesgo la seguridad alimentaria. De hecho, con un correcto tratamiento de los alimentos por parte de los consumidores se podrían evitar más del 50 % de las intoxicaciones que se producen cada año”.
Así lo explican desde la Organización Colegial Veterinaria (OCV), entidad que destaca que “las condiciones climatológicas durante los meses estivales favorecen el desarrollo de microorganismos de transmisión alimentaria, que pueden alcanzar dosis infectantes hasta provocar toxiinfecciones alimentarias como la salmonelosis o la listeriosis, e incluso derivar en enfermedades más graves como el cáncer o trastornos neurológicos”.
Cada año en España se producen alrededor de 400 brotes alimentarios causados, principalmente, por una inadecuada manipulación y conservación de los alimentos. “Es de vital importancia que los consumidores adquieran unos buenos hábitos a la hora de manipular y conservar los productos; que se ingieran los alimentos cocinados, que se evite dejarlos durante un periodo prolongado a temperatura ambiente y que, cuando precisen refrigeración, se mantengan siempre por debajo de los 5 °C”, insisten desde la OCV.
No obstante, conviene tener en cuenta que España cuenta con uno de los mejores sistemas de seguridad alimentaria, regulado por la Unión Europea, lo que garantiza un buen estado de protección al consumidor, por lo que los brotes de intoxicación graves se dan en casos excepcionales.
“En este sentido, la labor de los veterinarios es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria. Somos los responsables del control y la gestión de enfermedades en el origen, además de vigilar todos los procedimientos, desde la granja hasta la mesa, para asegurar que los alimentos están en un perfecto estado sanitario”, concluye la OCV.