El trasplante de microbiota fecal se considera una forma prometedora de reconstruir el ambiente intestinal y posiblemente tratar algunas enfermedades gastrointestinales y no gastrointestinales. Sin embargo, aunque está ampliamente estudiado, hay muchos puntos que necesitan ser aclarados y sobre los que falta un acuerdo generalizado.
En medicina humana se ha estudiado y se estudia cada vez más para muchas afecciones diferentes, como, por ejemplo, enteropatías crónicas (p. ej., enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome del intestino irritable), enfermedades hepáticas, obesidad, síndrome metabólico y trastornos neuropsiquiátricos. Sin embargo, su indicación más reconocida es la infección recurrente por Clostridium difficile refractaria a la terapia estándar.
No obstante, aunque se considera un procedimiento generalmente seguro, los riesgos potenciales a corto y, especialmente, a medio y largo plazo posiblemente asociados con la técnica aún deben investigarse a fondo.
Del mismo modo, y con cierto retraso en medicina humana, también falta un consenso claro en medicina veterinaria, y no existen guías universalmente reconocidas en el campo veterinario. Por ello, con el fin de engordar la literatura sobre el trasplante fecal en medicina veterinaria, un equipo de veterinarios ha publicado un estudio sobre un caso clínico en un perro.
En este reporte, los autores describen el caso de un perro que sufría de diarrea crónica recurrente. El perro estudiado fue un macho labrador de 6 años. El paciente tenía antecedentes de diarrea crónica parcialmente no controlada (el manejo incluía diferentes ciclos de antimicrobianos, cambios en la dieta, etc.) por enteritis linfoplasmocítica.
El animal había estado bajo un control aceptable con ciclos de cáscara de psyllium y probióticos, una dieta de hidrolizados y prednisolona reducida a una dosis mínima efectiva que oscilaba entre 0,08 y 0,16 mg/kg/día. Las recaídas clínicas esporádicas se manejaron con éxito aumentando la prednisolona por períodos cortos y modificando temporalmente la dieta (fuente única de proteína/fibra casera). El perro también presentaba hinchazón recurrente y episodios de defecación dolorosa.
Ante este caso, la decisión de intentar un trasplante de microbiota fecal se tomó para “evaluar la posibilidad de mejorar la puntuación clínica y/o disminuir la distensión abdominal y la defecación dolorosa y/o reducir/suspender la administración de prednisolona”, explican.
MEJORÍA DE LOS SIGNOS CLÍNICOS TRAS EL TRASPLANTE FECAL
Para realizar la técnica, se seleccionó una hembra dogo argentino entera y sana como donante fecal. Se realizaron chequeos para asegurar que el animal donante no podría transmitir ninguna enfermedad infecciosa al perro receptor. El trasplante de microbiota fecal se realizó en forma de cápsulas orales congeladas. Se administraron cinco cápsulas/10 kg de peso durante cinco días consecutivos. El seguimiento clínico se realizó en desde el inicio de la terapia hasta varias semanas posteriores. El perro también fue monitoreado periódicamente de forma sucesiva durante un período de aproximadamente 1 año después del trasplante de microbiota fecal.
Durante el primer periodo de seguimiento estricto (21 días), la puntuación del índice de actividad de la enfermedad inflamatoria intestinal canina pasó de una enfermedad leve a una enfermedad clínicamente insignificante. Además, dos signos gastrointestinales adicionales que se habían informado, distensión abdominal y episodios de defecación dolorosa, mejoraron rápidamente (distensión abdominal) o incluso se resolvieron (defecación dolorosa).
Luego se siguió al paciente durante 18 meses, que, según el conocimiento de los autores, es el tiempo de seguimiento más largo jamás informado en un perro, durante el cual “no se produjeron recaídas graves y no fue necesario aumentar la dosis de prednisolona”. Además, los investigadores celebran que “nunca se informaron efectos clínicos adversos durante el seguimiento”.
En conclusión, tal y como exponen en su estudio, “este informe de caso proporciona evidencia adicional sobre el uso de trasplante de microbiota fecal en perros que sufren de diarrea crónica recurrente; un enfoque terapéutico muy prometedor que, sin embargo, en medicina veterinaria aún presenta muchos aspectos por aclarar y acuerdos por encontrar”.
En el caso presentado por los veterinarios, el trasplante de microbiota fecal administrado a través de cápsulas orales demostró ser seguro y eficaz al reducir la puntuación de la enfermedad inflamatoria intestinal y mejorar el estado general, y posiblemente disminuir la frecuencia de las recaídas y, por lo tanto, evitar los aumentos periódicos de prednisolona necesarios para mantenerlas bajo control.
Así, “la presente descripción proporciona una experiencia adicional que aumenta las ya presentes en la literatura veterinaria, en la que aún no se ha logrado un acuerdo sobre cómo usar el trasplante de materia fecal, aunque sea muy necesaria y recomendada”.