El Comité Internacional de Enfermedades Alérgicas de los Animales clasificó la dermatitis atópica canina (CAD, por sus siglas en inglés) como una enfermedad cutánea alérgica inflamatoria y pruriginosa, con predisposición genética y con muchas manifestaciones posibles, ya que varias características clínicas están asociadas con los anticuerpos IgE que se dirigen con mayor frecuencia contra los alérgenos ambientales.
La CAD resulta compleja debido a la interacción de factores tanto genéticos como ambientales, por anormalidades del sistema inmunológico, por su interacción con el sistema nervioso y por defectos en la barrera epidérmica. Por lo tanto, cada vez está más claro que la CAD es un síndrome clínico y no una sola enfermedad.
Por otra parte, se ha demostrado que la dermatitis atópica canina tiene varias características comunes con la dermatitis humana y esta afirmación se deriva de la suposición de que, en particular los perros domésticos, comparten el medio ambiente con sus dueños.
ENFERMEDAD EN HUMANOS Y PERROS, PUNTOS SIMILARES
Se ha avanzado mucho en los últimos años en términos de comprensión del papel de la piel en la identificación de nuevos tratamientos. En particular, los perros reflejan la complejidad de la enfermedad humana. De hecho, en estos animales, la dermatitis atópica se ha vuelto más común ya que los animales han adquirido los mismos estilos de vida que los dueños, por ejemplo, una mayor exposición a ambientes interiores limpios y un mayor consumo de alimentos procesados. Todos estos nuevos comportamientos han contribuido a aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas.
Dadas las características de la enfermedad, es evidente el impacto en la calidad de vida tanto de los perros como de los dueños, en términos de impacto en la salud, el bienestar y el vínculo humano-animal. Al igual que en los humanos, las características de la CAD son una respuesta inmunitaria anormal a los alérgenos ambientales y una barrera epidérmica alterada.
El enorme interés por el estudio de la CAD también se debe al gran potencial del perro como modelo para la especie humana. De hecho, se ha comprobado que hay muchos aspectos que se pueden comparar entre las dos especies y el conocimiento obtenido en el campo de la medicina veterinaria ha contribuido en gran medida, a ampliar el conocimiento sobre la dermatitis atópica humana. Incluso en humanos, esta enfermedad causa enormes molestias y es considerada, en sus formas más graves, una de las principales enfermedades incapacitantes.
La opción terapéutica a utilizar está estrictamente determinada por el estado del paciente y la gravedad de la enfermedad. En general, el manejo de la CAD necesita un enfoque terapéutico multimodal que involucra lo siguiente: inmunoterapia específica para alérgenos, medicamentos antipruriginosos, agentes de reestructuración de la barrera cutánea, e higiene y el cuidado de la piel y el pelaje.
MOCO DE CARACOL, UNA EFECTIVA TERAPIA NATURAL
Hoy en día se ha vuelto cada vez más urgente identificar nuevos tratamientos terapéuticos que puedan usarse para el manejo de la CAD.
Los datos actuales sobre la mucosidad producida por la especie de caracol, Helix aspersa Muller, indica que esta mucosidad es rica en ácido hialurónico, mucopolisacáridos, polifenoles y minerales bioactivos. Estas sustancias aumentan la adherencia de la mucosidad a la piel, actuando como barrera protectora, mientras que los polifenoles contrarrestan el daño asociado al estrés oxidativo. Además, el moco se caracteriza por una actividad reparadora, debido a sus propiedades emolientes, antimicrobianas y adhesivas.
Las características de la mucosidad producida por el caracol han sido estudiadas. Los investigadores han examinado las propiedades biológicas del filtrado de secreción de caracol.
Durante el desarrollo del experimento, los autores han explorado la acción del filtrado en una línea celular de queratinocitos epidérmicos progenitores caninos (CPEK), “que son óptimos para comprender la reactividad biológica del compuesto como tratamiento alternativo en el manejo de la CAD”.
Los datos obtenidos “demuestran la capacidad antiinflamatoria del filtrado de secreción de caracol para contrarrestar la producción de citoquinas proinflamatorias producidas durante la CAD, lo que destaca las oportunidades para que estudios adicionales puedan identificar tratamientos nuevos, naturales y seguros para la CAD y para abrir nuevas fronteras para veterinarios y propietarios”.
Asimismo, aclaran que “los datos recopilados de este estudio se refieren a un posible uso del compuesto en el manejo de la CAD, pero en el futuro será necesario investigar mejor el mecanismo de acción de la baba de caracol”.