El consumo de conejo ha disminuido en los últimos años, a pesar de que esta carne es una de las más saludables. Por eso, un estudio ha investigado el conocimiento de los consumidores sobre la producción y el consumo de carne de conejo, así como sus percepciones sobre el bienestar de este animal en la granja.
Los datos recogidos en esta investigación confirman “un bajo consumo de carne de conejo, con una tendencia a la baja en los últimos años”. La percepción de los conejos como mascotas, los nuevos cambios en el estilo de vida y los hábitos alimentarios de los consumidores pueden considerarse algunos de los factores principales que impulsan esta tendencia.
Los métodos de preparación y cocción, descritos como largos y laboriosos, emergen como una posible dificultad más en el consumo del conejo. Además, existe una creciente atención e importancia a las cuestiones éticas relacionadas con el bienestar de los animales de granja .
LAS GRANJAS FAMILIARES, LAS PREFERIDAS
El 90,3 % de los encuestados en dicho estudio “cree que los métodos de crianza pueden afectar la seguridad de la carne que comen”. La cunicultura industrial se asocia a una imagen negativa del animal, mientras que la ganadería familiar se señala como un tipo de crianza en la que se pueden aplicar medidas de bienestar animal que mejoran la calidad organoléptica y la seguridad de la carne.
“En las granjas domésticas se necesitan de seis a ocho meses para criar un animal. Cuando comes un animal criado durante mucho tiempo, los huesos quedan pegados a la carne, el sabor es diferente y en general es mejor. Las industrias no pueden lograr este objetivo”, decía uno de los consumidores encuestados. Como él, la mayoría de los que participaron en la investigación (en concreto, el 81,2 %) estaban de acuerdo con la afirmación de que "la carne de granjas industriales se percibe menos sabrosa que la carne de granjas no industriales".
Asimismo, los consumidores se muestran partidarios de pagar un precio ligeramente superior por la carne de conejo si se garantizan "medidas para reducir el uso de antibióticos" en la explotación de origen (70,1 %), "medidas dirigidas a reducir el impacto ambiental de las explotaciones” (56,7 %), “medidas para la actuación de sistemas de explotación alternativos al intensivo” (55,5 %) y “condiciones que protejan el bienestar del animal” (50,4 %).
LA IMPORTANCIA DEL BIENESTAR
Cerca de un tercio de los entrevistados para este estudio desconocía cómo se desarrolla la cunicultura a nivel industrial, de los cuales el 41,6 % no consumía carne de conejo. Los consumidores están de acuerdo con la idea de que no existen condiciones de bienestar animal en la cunicultura intensiva, principalmente por la falta de espacio adecuado y por las malas condiciones sanitarias.
Los participantes identificaron la jaula como la forma principal de criar conejos, y la describen como "pequeña e inadecuada" para que el animal crezca y se mueva. También se ha asociado con el uso de piensos industriales y el abuso de antibióticos. “Considero que las granjas de conejos están entre las más peligrosas, porque las imagino similares a las granjas en batería para pollos. Los conejos se crían en jaulas porque son de menor tamaño”, afirmaba un joven consumidor.
Precisamente, fueron los consumidores más jóvenes, discutiendo las razones que animan a elegir productos que provienen de granjas con estándares de bienestar animal, quienes coincidieron en que esta elección está vinculada principalmente a la protección de la salud del consumidor, ya que los animales criados de acuerdo con el bienestar animal se perciben como saludables y su carne es considerada más segura y de alta calidad.
EL ETIQUETADO, UNA FORMA DE AUMENTAR LA CONFIANZA
Entre los que compran carne de conejo, muchos buscan información sobre métodos de cría en la etiqueta (44,1 %), que es la herramienta más utilizada, o preguntando directamente al vendedor (25,2 %). Además, el uso de una etiqueta que contenga más información sobre métodos de cultivo y estándares de bienestar animal podría ser una herramienta válida para aumentar la confianza del consumidor. Los encuestados señalaron que su interés en los métodos de cría de animales ha aumentado en los últimos años.
Estos datos podrían ser de utilidad para el sector de la producción de carne de conejo a la hora de reconocer las demandas de los consumidores y concienciar a los operadores sobre el uso de sistemas de cría basados en el bienestar animal. Esto podría tener repercusiones positivas no solo para los propios productores, sino también para los consumidores y los animales de granja.
La adopción de métodos de cría alternativos (por ejemplo, nuevas jaulas más grandes) y la mejora de las condiciones ambientales de los animales contribuiría activamente al desarrollo de una percepción positiva de los consumidores con respecto a los métodos de cría de conejos. Además, el uso de una etiqueta que contenga más información sobre métodos de cultivo y estándares de bienestar animal podría ser una herramienta válida para aumentar la confianza del consumidor en toda la cadena de suministro.