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OMS reclama más atención al medio ambiente cuando se habla de One Health
EDICIÓN

OMS reclama más atención al medio ambiente cuando se habla de One Health

​Si bien One Health se ha centrado tradicionalmente en las enfermedades transmisibles, un nuevo informe de la OMS sugiere que las interconexiones humano-animal-ambiental brindan información sobre ciertas enfermedades no transmisibles
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha investigado el papel del medio ambiente en la tríada que conforman la interfaz humano-animal-medio ambiente bajo la perspectiva de “Una sola salud, One Health”. Se ha centrado en las enfermedades mediadas por animales y en dolencias no transmisibles, como son las contaminaciones de alimentos de origen animal con productos químicos, además de lesiones causadas por contacto con animales, como los mordiscos.


El concepto One Health es interdisciplinar y persigue diseñar e implementar acciones y políticas que tengan en cuenta la relación entre la salud humana, animal y la medioambiental. Sin embargo, “el papel de la naturaleza en esta tríada se ha obviado a menudo. One Health se ha centrado en enfermedades transmisibles, como las zoonosis, en los problemas causados por patógenos resistentes a los antibióticos y en los alimentos peligrosos”, subraya la OMS.


El documento “Una perspectiva sanitaria sobre el papel del medio ambiente en One Health”, coordinado por el Centro Europeo de la OMS para el Medio Ambiente y la Salud, se apoya en los planes de acción mundiales y regionales que la OMS ha desarrollado con otros socios de One Health: la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).


El informe describe el papel del medio ambiente en el concepto One Health como un trío: actúa como reservorio de nutrientes y seres vivos, que incluyen patógenos, residuos orgánicos e inorgánicos, productos químicos y metales; sirve como sustrato de procesos químicos y ecológicos útiles para el ser humano, también en su salud, pues los ecosistemas transforman los productos químicos en elementos absorbibles y acumulables y pueden crear nuevos patógenos; y la naturaleza media en la salud humana y animal, pudiendo inducir efectos nocivos o beneficiosos.


CAMBIOS EN EL MEDIO AMBIENTE AGRAVAN LAS ENFERMEDADES


El informe destaca que las modificaciones antropogénicas en el entorno natural, como el cambio del uso del suelo, la disminución de la biodiversidad, el cambio climático y la contaminación ambiental, causan o agravan las enfermedades mediadas por animales.


En primer lugar, el cambio del uso de la tierra provoca la fragmentación del ecosistema, lo que aumenta el contacto humano con áreas naturales y la vida silvestre. “El deterioro del entorno natural provocado por la agricultura, la urbanización y la deforestación, estimula la proliferación de especies animales que se adaptan a vivir con los humanos y que tienen un contacto estrecho con nosotros. El incremento de la presión medioambiental perjudica a la inmunidad de los animales salvajes y provoca que algunos patógenos se expandan e infecten a otras especies, incluidos los humanos”, aseguran.


Por otro lado, explican que la disminución de la biodiversidad está íntimamente relacionada con mayores riesgos e incidencia de enfermedades zoonóticas. “Esto compromete al efecto de dilución que, a menudo, reduce la propagación de patógenos y las tasas de infección en humanos. A nivel mundial, el cambio del uso del suelo, la caza y el comercio de animales salvajes son tres causas importantes de pérdida de biodiversidad, además de ser impulsores de la transmisión de patógenos zoonóticos a personas”. El veterinario español Santiago Vega apuntaba recientemente en declaraciones a Diario Veterinario a una “ruptura del dique de la biodiversidad” que está propiciando que agentes infecciosos, mayoritariamente virus, salgan de los lugares en los que se encontraban de forma habitual y lleguen hasta la sociedad. Vega señala como causas de este fenómeno la acción humana. Pone de ejemplos la invasión de la vida silvestre con la deforestación, la ganadería extensiva, el comercio de especies protegidas, la concentración de la población en grandes ciudades...


Otro aspecto que destacan es el cambio climático y el aumento de las temperaturas asociado a él, ya que “provocan la propagación de huéspedes y vectores zoonóticos, con lo que aumenta el porcentaje de población humana expuesto a estos. La subida de la temperatura global estimula la tasa de reproducción de patógenos y vectores. Además, también influye en el alza de las infecciones transmitidas por alimentos”.


Junto a todos estos efectos, también se encuentra la polución, que se acumula en los ecosistemas en los tejidos grasos de los animales. “Esto convierte a los alimentos en la principal fuente de exposición humana a los agentes contaminantes, y son causa de enfermedades no transmisibles, como algunos tipos de cáncer.


Por otra parte, la acumulación de antibióticos en el medio ambiente durante periodos prolongados estimula el intercambio de genes y mutaciones entre bacterias, con lo que aparecen nuevos patógenos resistentes.


Por último, hacen mención al contacto de los humanos con la vida silvestre en áreas rurales y residenciales “también puede provocar lesiones, ataques y mordiscos”.


CÓMO AFRONTAR EL FUTURO


El informe concluye con algunas sugerencias para el futuro. La OMS, tanto a nivel mundial como europeo, ha desarrollado muchas estrategias y documentos que abordan la protección de los ecosistemas, acciones para luchar contra el cambio climático y los efectos peligrosos de los productos químicos.


En este contexto, indican que los esfuerzos para reparar los hábitats, la biodiversidad y limpiar el entorno natural podrían incorporarse como asuntos de urgencia a las estrategias para proteger la salud humana. Asimismo, instan a que la vigilancia de bacterias resistentes a los antibióticos se incorpore a la supervisión de la vida silvestre.


En conclusión, “para fomentar la cooperación internacional e interdisciplinar, los ecologistas, los científicos ambientales y los biólogos evolutivos deberían tener un papel más destacado en el planteamiento One Health. Del mismo modo, la sensibilización y el desarrollo de competencias en los sectores industrial, agrícola, urbanístico, ingeniero y seguridad alimentaria podrían promover acciones que protejan de manera más eficientes la salud medioambiental, animal y humana”.


Puede acceder al informe completo en este enlace.

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