Los alimentos para mascotas pueden ser una fuente de peligros microbiológicos que pueden afectar a los animales de compañía y a los propietarios. A pesar de que los propietarios generalmente confían en las dietas convencionales para mascotas, como las dietas extruidas, han crecido nuevas prácticas de alimentación, como las dietas a base de carne cruda o dietas BARF.
Los experto aseguran que los beneficios de las dietas BARF aún son científicamente inciertos, mientras que sus riesgos han sido documentados. Algunos estudios han recogido que el uso de BARF en los caninos podría aumentar la exposición a patógenos zoonóticos, como Salmonella spp., Listeria monocytogenes, Campylobacter spp., entre otros. Por ello, es importante identificar la prevalencia de patógenos en alimentos para perros y mascotas para contribuir a las medidas de salud pública.
Un estudio reciente ha comparado la calidad microbiológica de las dietas BARF y las dietas extruidas, identificar y comparar la prevalencia de Salmonella spp., Campylobacter jejuni y L. monocytogenes a partir de dietas caninas crudas y extruidas, y de muestras fecales caninas, y caracterizar a los dueños de mascotas de acuerdo con la dieta elegida para sus mascotas, sus motivaciones para decantarse por una dieta BARF y su conocimiento sobre los beneficios y riesgos relacionados con esta práctica de alimentación.
Para llevar a cabo la investigación, se utilizaron métodos microbiológicos convencionales y moleculares para identificar la presencia de patógenos en alimentos y muestras fecales. Los recuentos de patógenos aerobios en dietas BARF fueron más altos que los detectados para las dietas extruidas. Salmonella spp. y L. monocytogenes se aislaron en el 35. 7 % (15/42) de dietas BARF, mientras que Salmonella spp., C. jejuni y L. monocytogenes del 33,3 % (11/33) de muestras fecales de perros alimentados con BARF.
De las muestras BARF positivas a Salmonella spp., el pollo fue el principal ingrediente cárnico presente en las dietas. El análisis también confirmó una asociación genética entre aislamientos de Salmonella spp. de muestras de alimentos crudos y fecales del mismo hogar.
Por otra parte, “no detectamos patógenos de muestras de alimentos extruidos o heces de perros alimentados por extrusión”, explican los autores.
Siguiendo el estudio, mediante una encuesta, los investigadores identificaron el desconocimiento o la subestimación de los riesgos relacionados con los BARF por parte de los dueños de los perros.
En resumen, “demostramos que los alimentos crudos para mascotas caninos podrían ser una fuente de patógenos zoonóticos transmitidos por los alimentos que representan un riesgo para la salud, tanto de los humanos como de las mascotas”.
Si bien los hallazgos clínicos causados por los patógenos mencionados varían entre las mascotas, “el potencial zoonótico implica una preocupación importante”, alertan.