La peste porcina africana (PPA) es una devastadora enfermedad vírica, producida por un virus de ADN de la familia Asfarviridae. La enfermedad no tiene potencial zoonótico, porque no afecta al ser humano. Pero a pesar de presentar una limitada gama de huéspedes, su impacto socioeconómico es tremendo. No hay que olvidar que los cerdos son una fuente primaria de ingresos domésticos en muchos países. Es más, la carne de estos animales es una de las principales fuentes de proteínas animales, representando más del 35 % de la ingesta mundial de carne.
España ha ido viendo cómo la posible entrada del virus de la peste porcina africana (PPA) en el país se va acercando debido a los numerosos casos detectados en Italia y en la frontera de Alemania con Francia.
El virus, caracterizado por fiebres hemorrágicas, ataxia y depresión severa, tiene un gran impacto en el sector porcino, con una tasa de letalidad de hasta el 100 %. Según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), es el patógeno más importante que afecta a la población porcina doméstica en la actualidad.
Ante esta situación, se ha celebrado una jornada sobre la enfermedad, auspiciada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En ella, Valentín Almansa, director general de Sanidad de la Producción Agraria, ha lamentado que existe “un cierto fatalismo”, ya que el sentimiento general de la sociedad, según sus palabras, es que “con esto de la peste no se puede hacer nada”. No obstante, el experto considera que “está en nuestras manos conseguir que la enfermedad no llegue”, y anima a todas las instituciones relacionadas a seguir trabajando en su contención.
Almansa ha explicado que “este partido no está perdido” y “estamos preparados para poder gestionar los focos, ya lo hemos hecho otras veces, como en el caso de la influenza aviar”.
En este sentido, el experto entiende el “aburrimiento” de los sectores implicados, ya que “llevamos muchos años hablando de la peste”, pero anima a seguir trabajando para que la enfermedad no avance hacia el territorio nacional.
Sobre este aspecto, ha advertido que el impacto económico, en caso de que la enfermedad supere las fronteras españolas, “va a ser terrible, y la catástrofe será terrorífica”. Por tanto, insta a seguir aplicando medidas en materia de bioseguridad y prevención.
“La única solución es evitar que la enfermedad entre, cualquier otra alternativa es un desastre”, ha insistido.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN
En la línea de lo expuesto por Almansa, German Cáceres, miembro del Cuerpo Nacional Veterinario, ha tratado los puntos más destacados para prevenir la entrada de la enfermedad en España.
Las herramientas y medidas más efectivas resaltadas por el experto han sido campañas de sensibilización a la población y actores clave del sector, no dar de comer a los jabalíes en las zonas periurbanas, avisar en caso de detectar animales muertos, e incrementar las medidas de bioseguridad en las granjas porcinas y en los vehículos de transporte de ganado para prevenir la entrada de la enfermedad en cerdo doméstico.
También ha hecho referencia al Plan Nacional de Acción para la gestión a medio y largo plazo de las poblaciones de jabalíes, que incluye una serie de medidas para combatir la superpoblación de estos animales.
Además, ha recordado que se está trabajando en varios proyectos para desarrollar una vacuna eficaz contra el virus de la peste porcina africana.
BIOTERRORISMO EN ITALIA
Una de las medidas llevadas a cabo por el gobierno italiano en el foco de PPA localizado en las inmediaciones de la ciudad de Roma, ha sido crear un vallado concéntrico para evitar la salida de los jabalíes infectados, y llevar a cabo el posterior sacrificio de los mismos. Ante esta situación, un grupo de activistas se ha dedicado “a coger jabalíes enfermos, meterlos en el maletero del coche y soltarlos al otro lado de la verja”, ha asegurado Francisco Reviriego, veterinario asesor de la Comisión Europea.
Reviriego ha lamentado este tipo de comportamiento, que cataloga de “bioterrorismo”, e insiste con la necesidad de promover las campañas de concienciación y comunicación para la población en general, para evitar que se lleven a cabo este tipo de acciones que, según el profesional, destruyen todo el trabajo llevado a cabo por las administraciones públicas.