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“La naturaleza es una vacuna preventiva e inespecífica contra enfermedades zoonóticas”
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“La naturaleza es una vacuna preventiva e inespecífica contra enfermedades zoonóticas”

Diversos expertos se han reunido para hablar sobre “One Health. Salud en todas las políticas”
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Jornada One Health “Salud en todas las Políticas”.

El Colegio de Médicos y Veterinarios de Valladolid, junto a la Junta de Castilla y León, han ofrecido la  jornada “One Health. Salud en todas las políticas” con ponentes de diversas ramas profesionales y más de 450 asistentes.


José Luis Almudi, presidente del Colegio de Médicos de Valladolid, presentó a las tres autoridades que inauguraron la jornada: Sergio Rodríguez, director general de Pfizer; Antonio Largo Caballero, rector de la Universidad de Valladolid; y Alejandro Vázquez Ramos, consejero de Sanidad de Castilla y León, y justificó la importancia de divulgar el concepto One Health en la sociedad. Los temas que centraron las ponencias fueron la problemática de la resistencia a los antibióticos, uno de los mayores problemas sanitarios, y, por otro lado, las enfermedades zoonóticas.


María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, intervino desde Ginebra por videollamada. Recapituló los seis puntos del Manifiesto que publicó la Organización Mundial de la Salud en mayo de 2020: proteger y preservar la naturaleza como fuente de la salud humana; invertir en servicios esenciales, como el agua o energías no contaminantes; asegurar una transición energética rápida a fuentes renovables; promover un sistema sano y sostenible de producción del alimento; construir ciudades sanas y habitables, más amables con los humanos; y dejar de financiar combustibles fósiles.


Para terminar su intervención sostuvo que “tenemos mucho que ganar o mucho que perder en esta batalla, pero los profesionales sanitarios de todos los ámbitos vamos a tener que estar muy presentes”.


VETERINARIOS EN EL CONTROL DE ENFERMEDADES ZOONÓTICAS


El siguiente evento fue una mesa redonda en la que se presentó la visión de profesionales, moderada por Sonia Tamares, directora general de Salud Pública de la Junta de Castilla y León. Participaron Luis Alberto Calvo, presidente del Consejo General de Colegios de Veterinarios de España; Tomás Cobo, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos; y Eduardo Rojas, presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes.


El presidente de los veterinarios enfatizó la labor de los veterinarios en la predicción, prevención y control de enfermedades zoonóticas, y lamentó que, mientras los profesionales de la sanidad humana pueden acceder a las especializaciones multidisciplinares, los veterinarios no tienen derecho a esa formación.


Por su parte, Cobo recalcó que hay tres bloques que afectan a la sanidad global: la “bomba demográfica”, la globalización y la deforestación. “Negar esto es estar fuera de cobertura”. En último lugar, Rojas explicó la importancia en el concepto One Health de las “profesiones coayudantes”, aquellas que no son sanitarias.


INCREMENTO DEL NÚMERO DE PANDEMIAS EN EL SIGLO XXI


Otra de las mesas fue la que reunió a Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad; Fernando Valladares, profesor de investigación en el Museo Nacional de Ciencias Naturales CSIC y profesor asociado en la Universidad Rey Juan Carlos; y Christian Gortázar, catedrático de la Universidad de Castilla la Mancha y jefe del grupo SaBio del IREC.


Simón afirmó que siempre han existido las pandemias, pero que hay una desproporción evidente en el número de ellas al comparar los últimos 22 años del siglo XX y los primeros del siglo XXI. Admite que en parte se puede deber a que se detectan más por la mejora técnica, pero “hay algo más importante de fondo que tiene mucho que ver con el aumento de la población humana en los últimos 200 años”. 


Ligado al aumento poblacional está la globalización. El movimiento de mercancías y personas entre países influye también en la propagación de enfermedades, como ocurrió con la Covid. Además, la modificación ambiental del entorno puede provocar que algunos patógenos lleguen y persistan en zonas que en principio no les resultaban propicias. Por ejemplo, el mosquito tigre se ha asentado en el Levante, pese a que sobreviviría mejor en Galicia, debido al clima.


Valladares, por su parte, se centró en las enfermedades zoonóticas. “Pensamos que son como el tenis, en el que tenemos al rival enfrente, sin embargo se comportan más como un partido de pádel. Las pasamos, se rebotan en terceras, cuartas e incluso quintas especies y vuelven en el momento menos oportuno y por el sitio menos pensado”, explicó. Es ahora cuando se está empezando a comprender cómo funcionan estas afecciones al pasar del humano al animal. Pese a la importancia que supone para el control de pandemias, “somos tan antropocéntricos que nos hemos olvidado de qué les pasa a ellos cuando nosotros los infectamos”.


Asimismo, añadió que el problema de la destrucción de ecosistemas es que las especies con mayor riesgo de desaparecer son las que más nos protegen, y el ser humano termina por rodearse de aquellas más peligrosas.


También se refirió a que hoy día el 70 % de las enfermedades emergentes son zoonosis, “y la medicina no es capaz de compensar las muertes evitables”. Por ello, recordó que la restauración ecológica es un servicio de salud pública. “La naturaleza es una vacuna preventiva e inespecífica, y no existen los medios económicos que puedan suplir su función. Es más barato conservarla que atajar pandemias”, concluyó.


El último turno de palabra lo tuvo Gortázar, que advirtió que es posible que “una pandemia animal mal controlada dé lugar a una pandemia humana”. 


“Los microorganismos son naturales de los ecosistemas y contribuyen a controlar las poblaciones. El medio y los animales domésticos y salvajes están interconectados, y los patógenos simplemente fluyen. Ante una enfermedad infecciosa emergente solo hay tres herramientas: la bioseguridad, el control poblacional de los animales infectados y la vacunación” señaló.


USO DE ANTIBIÓTICOS


La jornada también contó con una mesa redonda dedicada a las resistencias antimicrobianas. Participaron Antonio López, coordinador del PRAN; Germán Bou, jefe de microbiología del Hospital A Coruña; y Bruno González Zorn, catedrático del departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Rufino Álamo, presidente del Colegio de Veterinarios de Valladolid, moderó la charla.


López presentó el Plan Nacional de Resistencia a Antibióticos (PRAN) como el mejor ejemplo de plan One Health, una estrategia que pretende obtener buenos resultados tanto para salud animal como humana, y que reconoce que ambas están entrelazadas. Desde 2014 en España se ha reducido casi un 60 % las ventas de antibióticos para usos veterinarios, pese a que la tendencia hasta entonces era de aumento.


El PRAN plantea seis líneas estratégicas para luchar contra el problema de la resistencia: vigilancia del consumo, control, prevención, investigación, formación y comunicación. Antonio López cree que falta concienciación social sobre lo que supone el aumento de la resistencia bacteriana “y es fundamental, porque lamentablemente en investigación tenemos una capacidad limitada”.


Bou expuso que cada año mueren casi 5 millones de personas por problemas derivados de la resistencia a antibióticos, y más de un millón de fallecimientos son atribuibles de forma directa a esta causa, y recordó que “nuestra salud individual como seres humanos depende del ecosistema que nos rodea”.


Por último, González explicó el impacto que supusieron los antibacterianos, que se dejaron de fabricar muchos de ellos a partir de los años 80. Aunque hoy en la Unión Europea se controla mucho el uso de antibióticos en animales destinados a la alimentación, en otros lugares no ocurre lo mismo. “Hoy hay un porcentaje de resistencia en muchos países de Latinoamérica que no esperábamos tener hasta el 2050”.


Concluye que la solución a este problema está en dejar de culparse entre profesionales y “educar al prescriptor para que prescriba acorde al 2022, no al 1990. La única forma de avanzar es con una perspectiva One Health que incluya a todas las áreas del conocimiento, no solo unos pocos profesionales sanitarios”.

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